Las lágrimas de Jasmine: medalla-de-orgullo
Verla golpear la pista estando boca abajo, con mueca de dolor y frustración, rematando su momento tan fatídico con lágrimas, sirvió a Jasmine Camacho Quinn de confirmación como puertorriqueña luego de su bautismo hace unos meses al anunciar, con orgullo, que representaría la patria de su madre en Río 2016.
La campeona de la NCAA este año en los 100 metros con vallas, siendo la primera novata que lo consigue en sus anales, estaba dominando en la séptima, por poco margen, pero tumbó la octava y la novena con su pie izquierdo, y fue descalificada al poner sus manos en su carril, aunque cronometró 13.81, que no tiene validez.
Jasmine, pues, que por este accidente quedó fuera de la final, reconoció minutos después, ya más calmada, que el desear ganar su manga le hizo sobrepasar el ritmo, pero que es joven y el futuro le depara triunfos internacionales.
Ella, que cumplirá 20 años el 21 de septiembre, estaba emocionada con la presencia en las tribunas de su hermano, Robert, que juega con Los Angeles Rams, quien recibió permiso para ausentarse temporalmente en la pretemporada.
Con sus 5-11 y 160 libras, Jasmine continúa su progresión en un evento tan difícil, y sus 12.70 en la preliminar, quedando primera, le auguraba casi un puesto en la línea de partida de las ocho en liza por subir al podio, que tuvo un 1-2-3 de Estados Unidos, una proeza sin igual.
Copur tiene esperanza que en el nuevo ciclo olímpico ella sobresalga en juegos regionales y continentales, y seguramente en el Campeonato Mundial de Londres, en agosto de 2017, donde, al menos, debería ser finalista.
De hecho, todavía se recuerda el desplome de Lolo Jones, de Estados Unidos, en la penúltima valla en ruta al triunfo en Pekín 2008, lo que fue catalogado como uno de los mayores infortunios atléticos de alguien tan carismática y mediática como ella; o sea, que Jasmine tiene que mirarse pronto dentro de sí y quitarse la sombra de su desgracia en una noche de luna llena...