“Las oportunidades aparecen, pero uno tiene que buscarlas”
El testimonio de una joven puertorriqueña que abre el camino hacia sus sueños aprovechando cada oportunidad que tiene disponible
Madeline Candelas Torres “Siempre me preocupaba lo económico pero siempre me recordaban lo importante que eran mis estudios” “Además de la beca Kinesis, ellos (la fundación) me dieron mucha mentoría para poder seguir adelante “Todo el tiempo estoy buscando oportunidades... Las oportunidades aparecen, pero uno tiene que buscarlas”
Por momentos miraba un poco nerviosa el pentagrama que tenía al frente. Había olvidado el atril, así que improvisó con un taburete. Sacó su flauta y las notas comenzaron a fluir.
Variaba entre melodías serenas y música popular o folklórica. Cuando terminó, suspiró un tanto aliviada. Intentaba mostrar su instrumento, el mismo que le estaba abriendo las puertas a sus sueños académicos.
Madeline Candelas Torres tiene 19 años. Se crió en Canóvanas. Como la gran mayoría de los jóvenes en Puerto Rico, los recursos económicos de su familia no eran holgados y estudió en el sistema público de enseñanza.
Desde que era niña aspiraba a trabajar con animales, recordó sonriendo. Una carrera en veterinaria implicaba estudiar fuera del país, con los costos que eso acarrea. Eso cambió hace unos tres años cuando sufrió un ataque de epilepsia y comenzó a atenderse con un neurólogo. El funcionamiento del cerebro la cautivó. Quería hacer lo mismo que sus médicos. En vez de animales quería trabajar con las personas y ese órgano principal que rige todo el funcionamiento del cuerpo.
Todavía estaban los retos económicos, pero había varias cosas a su favor. La primera era su dedicación por los estudios. La segunda era aquella flauta que guardaba en un estuche negro.
Con la ayuda del programa Bright Stars fue dándoles forma a sus sueños académicos. El primer paso era estudiar biología. Pensó en la Universidad de Puerto Rico. Aspiraba estudiar fuera del país, pero no veía cómo podía compaginar eso con su realidad económica, así que se inclinaba por un bachillerato a nivel local.
“Siempre me preocupaba lo económico pero siempre me recordaban lo importante que eran mis estudios... las becas iban a ir apareciendo”, relató Candelas Torres.
Solicitó sin mayores expectativas la beca de la Fundación Kinesis, que se dedica a ayudar a los estudiantes que deciden seguir estudios universitarios en el extranjero. Allí la ayudaron a solicitar una admisión en la Universidad Loyola en Maryland. La aceptaron. Su vida cambió.
La acompañaba su flauta, la que aprendió a tocar cuando tenía unos 10 años en la escuela Rosa Bernard Ríos en Río Grande. Iba sola a comenzar una carrera universitaria en un recinto y una ciudad que no conocía. Era la primera estudiante de su escuela superior, Georgina Baquero en Canónvanas, que iba a estudiar su primer año universitario fuera de Puerto Rico.
Recuerda los nervios de ella y su familia en esos primeros días. “Hablábamos por Face Time (videoconferencias) todos los días”, dijo entre risas tímidas.
Al inicio tuvo un choque cultural. Los saludos afectuosos, las costumbres, no eran del todo bien vistas por los demás compañeros de estudios. También le extrañó saber que era muy poco lo que sus pares conocían sobre Puerto Rico, pese a que ya la crisis económica llenaba de titulares los diarios estadounidenses y las noticias que se leían en las redes sociales y las páginas de internet.
“Me preguntaban si tenía pasaporte estadounidense, la relación política por ser una colonia o territorio de los Estados Unidos”, sostuvo.
Al poco tiempo de estar en el recinto comenzó a conocer a otros puertorriqueños que, como ella, habían salido de la Isla para estudiar allá. “Es algo que como que se siente (la presencia de otro puertorriqueño). Rápido uno se presenta y por el lazo cultural rápido creas amistades”, dijo.
Una vez acomodada en la universidad comenzó a buscar oportunidades. Consiguió un trabajo en el Centro Acuático del recinto como
risk manager, puesto que en términos prácticos le daba la responsabilidad de practicar los primeros auxilios a los que estén necesitados en una emergencia. Su flauta la llevó a convertirse en la primera mujer que entra al jazz combo de la universidad y la primera flautista en la banda del recinto.
“Era difícil porque tenía que hacer muchas cosas a la vez. Era estudiar, trabajar, la música. No siempre podía comer a mi hora (ríe) pero siempre podía dedicarme y hacerlo todo”, señaló.
La búsqueda de nuevas oportunidades continuó para Candelas Torres. Tras un año en la universidad, solicitó a nuevas becas en otras universidades y recibió una oferta de ayuda económica de la Olivet Nazarene University, una universidad privada localizada en Bourbonnais, Illinois, que promueve la educación subgraduada desde una perspectiva cristiana.
Allí recibiría una beca por ser hija de un pastor evangélico, otra por ser aceptada como flautista en la banda de marcha y otra por excelencia académica.
“Todo el tiempo estoy buscando oportunidades. Me cambié de universidad precisamente porque me daban más becas y la universidad está más acorde con mis creencias religiosas. Las oportunidades aparecen, pero uno tiene que buscarlas”, dijo la joven universitaria.
Su aspiración ahora, según explicó, es terminar sus estudios subgraduados y continuar hasta graduarse de medicina. En ese trayecto, le gustaría volver a estudiar en Puerto Rico, donde tiene bien entroncadas sus raíces familiares y culturales.