Mónica no es un gasto
Durante días, el debate sobre si el deporte es un gasto o una inversión ha cobrado mucha relevancia debido a la compleja situación fiscal que atraviesa el país. En los diferentes programas de análisis noticiosos y en la población en general, particularmente en las redes sociales, se ha levantado una discusión en la que los que estamos a favor de la inversión en el deporte planteamos la misma como una de gran importancia en el desarrollo de la vida de nuestro pueblo.
La base de nuestros argumentos son elementos irrefutables, ya que el deporte es la única actividad que nos permite atender asuntos sociales, económicos, salubristas y educativos.
Este debate no se da por primera vez, pues siempre ocurre cuando nuestros atletas salen a representarnos en eventos internacionales.
Los detractores tratan de adelantar su visión de país mezclándola con lo más noble que tenemos, el deporte.
La emoción que sentimos en las gradas fue indescriptible, y nos hizo llorar de felicidad, cuando Mónica Puig -transmitiéndonos pasión y coraje- hizo el último punto para lograr esa histórica medalla de oro.
No fue hasta varios minutos después que asimilamos que Mónica le había ganado a la alemana, convirtiéndose en la primera mujer boricua en ganar una medalla olímpica y la primera atleta puertorriqueña (hombre o mujer) que sube a lo más alto del podio.
Para el país el significado es grande, porque vemos una vez más cómo una puertorriqueña nos enseña que cuando nos proponemos algo lo podemos lograr. Que los sueños y aspiraciones de todos se pueden convertir en realidad si trabajamos con dedicación y entrega como ella lo hizo.
Esto es lo que hace al deporte una herramienta útil para cambiar nuestra sociedad.
Así como lo logró Mónica nosotros, sin darnos cuenta, también lo hacemos.
Desde llevar a nuestros hijos a sus prácticas, apoyarlos en sus sueños mientras entrenan, mejorando su salud a través del deporte y el ejercicio, confraternizando, estableciendo relaciones, en fin, el deporte es importante.
Es por estas cosas, entre muchas otras, que la medalla de oro de Mónica es trascendental.
Por otra parte, en un año en que palabras como solidaridad, confraternidad y camaradería pierden su rumbo y son reemplazadas por ataques partidistas, el lamentable episodio vivido por nuestro medallista olímpico Javier Culson convirtió una tragedia olímpica en una ola de amor y respaldo cuando más lo necesitaba el compatriota.
Mensajes de apoyo y aliento abarrotaron las redes sociales y medios de comunicación, dejándole saber claramente a nuestro Javier que el recibimiento en la isla será igual de caluroso que cuando llegó hace cuatro años con la medalla colgada del cuello.
La angustia manifestada por Culson, al igual que por la especialista en vallas Jasmine Quinn Camacho, afirmaron su compromiso como dignos representantes de nuestro país.
En tiempos de retos y crisis es importante que el país se enfoque en las cosas que nos unen, que aflore la solidaridad, que creamos en nosotros como colectivo.
Solo así podemos vencer los retos de la vida compleja de pueblo.
Viendo el deporte como una inversión y no como un gasto.
Que este momento histórico que Mónica Puig nos hace vivir, permita la transformación de visión de todos sobre el deporte.