Horror y tensión hasta la última consecuencia
El director uruguayo Fede Álvarez destruye los nervios del público con su película “Don’t Breathe” que estrena hoy en los cines de la Isla
LOS ÁNGELES, California.- A pesar de que no cuenta con los momentos brutales de violencia explícita de la versión más reciente de “Evil Dead”, el nuevo filme del director uruguayo Fede Álvarez también ha sido diseñado para destruir los nervios del público.
Con “Don’t Breathe”, producción de Sony Pictures que estrena hoy en Puerto Rico, el talentoso cineasta llega cargado de todos los recursos cinematográficos que causan palpitaciones en un espectador que queda totalmente a la deriva ante el horror que está presenciando en la pantalla grande.
La razón por lo cual esto es digno de admiración es que muy pocas veces el director recurre a manipulaciones que solo van en función de un brinco o un susto pasajero.
Emulando a Alfred Hitchcock, pero sin sentir la necesidad de imitar su estilo audiovisual, Álvarez crea situaciones de gran tensión y agresivamente las explota hasta la máxima potencia. En este filme una de esas secuencias, que cuenta con una imagen que resulta totalmente imperdonable para el público, es representativa de un cineasta que está dispuesto a llevar su objetivo y su visión artística hasta la última consecuencia.
De todas las herramientas que utiliza Álvarez en su segundo largometraje, la de mayor impacto resulta ser la complejidad psicológica del guión, el cual escribió junto a Rodo Sayaguez (“Evil Dead”). A pesar de que aparenta contar con un concepto simple (unos jóvenes criminales se meten a robar en la casa de un ciego que está más que dispuesto a defender su hogar), el guión va alimentando la incomodidad del público al colocar a cada uno de los personajes en un área moral extremadamente gris.
Esta no es una película de buenos y malos o de antihéroes contra antagonistas malvados. Antes de colocar al espectador en un sótano oscuro lleno de horrores, los guionistas se encargan de resaltar las imperfecciones de cada uno de los personajes principales. El personaje de “Rocky” (Jane Levy) podría ser descartada como una manipuladora sin escrúpulos, pero no sin enterarnos que la razón principal por la cual esta robando es para poder sacar a su hermana menor de una situación abusiva. De la misma forma “Alex” (Dylan Minette) no es solo el nene bueno que hace cosas ilegales para impresionar a la chica que le gusta y “Money” (Daniel Zovatto) es una verdadera tragedia de lo que pasa cuando la única preocupación de un joven es probar su hombría.
No importa cual sea su motivación, ninguno de ellos tienen derecho a meterse en la casa del ciego (Stephen Lang en una interpretación fenomenal). Pero cuando lo hacen se topan con una contradicción horrorosa que prueba que el dueño de la casa no es del todo inocente. Este viraje lanza la historia a un lugar oscuro que el director convierte en una experiencia cinematográfica intensa y memorable. Eventualmente el filme peca de utilizar situaciones que hemos visto en otras películas, pero para ese momento la mayoría del público está demasiado ocupado escondiéndose debajo de su asiento y con los nervios de punta que con la energía para protestar estas manipulaciones obligatorias del género.