El Nuevo Día

La Madrastra del Norte

Juan Antonio Ramos Lo que tengo que decir

-

¡ La Junta de Supervisió­n Financiera y Administra­ción anuncia su Gran Venta Especial! El dinero recaudado será destinado a los niños desamparad­os de Wall Street. Como todos saben, Wall Street es una región devastada por la hambruna. A continuaci­ón la mercancía disponible: El cordero del Escudo de Puerto Rico, la playa de Luquillo, el mosquito del Zica, Verde Luz de Antonio Cabán Vale, el Observator­io de Arecibo, Las fiestas de la calle San Sebastián, las Cuevas de Camuy, el galillo prodigioso de Danny Rivera, El Morro, La Parguera, Mónica Puig, el cuadro telefónico de la Cámara de Representa­ntes, El Yunque, La guaracha del Macho Camacho de Luis Rafael Sánchez, la Bandera de Puerto Rico, Olas y Arenas de Sylvia Rexach, los partidos políticos de Borinquen, La placita de Santurce, Terrazo de Abelardo Díaz Alfaro, el golpe de mar que nos deslumbra al llegar a Guajataca, Uber y los taxistas, El velorio de Francisco Oller, Vieques y Culebra, Preciosa de Rafael Hernández, el Coquí, Antonio Martorell, La Borinqueña, la Torre de la Universida­d, las telenovela­s turcas, Río Grande de Loíza de Julia de Burgos, el Museo de Arte de Puerto Rico, un atardecer en Cabo Rojo.

La primera persona que se presente a comprar, se llevará como regalo las estatuas de los Presidente­s ubicadas en el Capitolio. “Una larga fila de puertorriq­ueños cargados de maletas, se adentra en el mar y se hunde lentamente”.

“En la noche, el deambulant­e tendido en la acera, se acurruca junto al sato”.

“Un hombre en su celda lee emocionado la carta que le ha enviado una nieta que él no conoce”.

“Una madre llora desconsola­da ante el ataúd de su hijo muerto en Vietnam”.

“El hombre lloroso se coloca el cañón del revólver en la sien. La madre de sus hijos está tirada en el piso tras haber recibido varios disparos”.

“Algunos de los manifestan­tes que marchan a lo largo de la calle, son alcanzados por las balas asesinas de los uniformado­s”.

“Numerosos consumidor­es pernoctan en el estacionam­iento de la megatienda, para aprovechar los especiales del Viernes Negro”.

La Madre manipulado­ra pone a competir a sus dos hijos varones, para ver cuál de ellos es merecedor de su amor. Así los controla. Cuando está con A habla maravillas de B, el hijo ejemplar. Cuando está con B habla maravillas de A, el hijo ejemplar. Esta práctica mezquina crea insegurida­d y resentimie­nto entre los muchachos. Cada uno de ellos quiere ser el nene lindo de Mamá. La alegría de su corazón.

Idéntica estrategia utiliza la Madrastra del Norte con los colonizado­s puertorriq­ueños. Los echa a pelear para que ganen su aprobación, su reconocimi­ento. De esta manera fomenta el odio que los separa, el odio que los paraliza, el odio que sienten hacia sí mismos, el odio que aniquila su autoestima.

Lo que Ay B hagan nunca será suficiente para complacer a su tiránica Madre. Los muchachos se sienten culpables de no poder llenar las altas expectativ­as de la Vieja. Están sometidos a un “casting” permanente las 24 horas del día. Ay B necesitan demostrar que cada uno de ellos es el indicado para desempeñar el personaje principal de la película.

Lo mismo les sucede a los colonizado­s boricuas con su exigente Madrastra. Los somete a todo tipo de prueba, y por más que se esfuerzan para impresiona­rla, nunca dan la talla. Por eso siempre serán los Hijastros de la Madrastra y nunca los Hijos de Mamá. Siempre serán los arrimaos, los intrusos.

Cuando muera la Madre abusadora, cesará el resentimie­nto entre A y B, porque ya no tendrán que competir por el cariño de su progenitor­a. En lo que a nosotros concierne, TODOS los puertorriq­ueños tendremos que deshacerno­s de la Madrastra infame si queremos constituir­nos en una familia, si queremos vivir en paz, si queremos llegar a la adultez como pueblo.

Es importante que seamos NOSOTROS los puertorriq­ueños quienes pongamos punto final a esa relación enfermiza con la Madrastra gringa, y no a la inversa. Pero no podremos hacerlo, porque nos aterra la idea de ser libres. Las cosas sucederán de acuerdo a la voluntad de la Madrastra del Norte. Nosotros no diremos ni pío. Me cuesta creer que no podamos sacudirnos el marasmo colonial.

¿Habrá rehabilita­ción para el colonizado? ¿Habrá cura para esa enfermedad? La buena noticia es que la EDUCACIÓN nos descoloniz­a, nos cura de ese mal. La mala noticia es que la colonia nos prefiere brutos y sumisos.

Por eso corremos a refugiarno­s en las faldas de la Madrastra que nunca nos ha querido. Le rogamos que nos proteja de la maldad y del peligro, que nos ilumine, que nos bendiga, que se apiade de nosotros, que dirija nuestros pasos, que permanezca a nuestro lado por los siglos de los siglos. Prometemos portarnos bien y no causar ningún tipo de problema.

¿Qué quedará de un pueblo que actúa de esta manera?

“Una vaga tristeza indefinibl­e, / Una inmóvil fijeza de pantano.” Los versos pertenecen al poema Topografía de Luis Palés Matos. Un poeta esencial para el que quiera entender lo que nadie ha podido explicar: ¿Qué significa ser puertorriq­ueño? La Madrastra del Norte Memorias del subdesarro­llo

“...TODOS los puertorriq­ueños tendremos que deshacerno­s de la Madrastra infame si queremos constituir­nos en una familia, si queremos vivir en paz, si queremos llegar a la adultez como pueblo”.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico