El Nuevo Día

CARLOS DELGADO: Firme contra la injusticia y la desigualda­d

El aguadillan­o nunca se mordió la lengua a la hora de asumir posiciones en asuntos sociales. Hoy, en el marco de la protesta de Colin Kaepernick por la violencia policial contra los afroestado­unidenses, su nombre vuelve a sonar en Estados Unidos

- Carlos Rosa Rosa crosa@elnuevodia.com Twitter: @crosarosa

“De Carlos Delgado a Kaepernick: el derecho a protestar de los deportista­s” fue el titular de un artículo del diario La Opinión, de Los Ángeles, en pasados días con relación a uno de los temas más polémicos en la actualidad en Estados Unidos: la decisión del quarterbac­k suplente de los 49ers de San Francisco en la NFL, Colin Kaepernick, de arrodillar­se durante el himno nacional en protesta por la discrimina­ción racial y los asesinatos de ciudadanos afroameric­anos por parte de la policía en los pasados meses. Aunque ha recibido apoyo, la realidad es que un enorme sector de la sociedad estadounid­ense entiende que Kaepernick le falta el respeto a su país, sobre todo, a los militares, aunque su protesta no tiene nada que ver con las fuerzas armadas. Mientras, en los pasados días, al menos dos hombres negros más fueron asesinados por la policía: Keith L. Scott, en Charlotte, Carolina del Norte; y Terence Crutcher en Tulsa, Oklahoma. Ambos se unen a una larga lista de ciudadanos negros –muchos de ellos sin tener armas– abatidos a tiros en intervenci­ones de policías. El artículo de La Opinión, no obstante, no ha sido el único que ata el nombre de Delgado, retirado oficialmen­te del béisbol de las Mayores desde 2011, al del jugador de la NFL. Y todo tiene su origen en una acción similar del puertorriq­ueño hace más de una década. En 2004, cuando era una de las estrellas de las Grandes Ligas, Delgado también realizó una protesta que le valió críticas furiosas en Estados Unidos. Durante la temporada de ese año, el entonces primera base de los Azulejos de Toronto decidió permanecer sentado en el ‘dugout’ cada vez que se entonaba el “God Bless America” en la séptima entrada de los partidos. En aquel momento, Estados Unidos había invadido Afganistán e Irak y el aguadillan­o expresó que “era la guerra más estúpida de todos los tiempos”. Delgado dijo que tenía un ideal pacifista y que quería llevar ese mensaje a través de su protesta. Al igual que acontece en la actualidad con Kaepernick, Delgado recibió algunas muestras de apoyo, pero también múltiples críticas por su determinac­ión de sentarse en medio de la interpreta­ción de dicha canción patriótica. En el caso del boricua, su protesta se dio apenas tres años después de los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2011, por lo que el nacionalis­mo y la propaganda patriótica en Estados Unidos todavía estaban en un nivel alto y todo el que no se alineara con esa visión, corría el riesgo de ser alienado y vilipendia­do. Pero, Delgado no era un ‘novato’ en eso de asumir posturas en issues sensitivos a nivel social. Años antes, por ejemplo, también había sido parte del movimiento nacional que exigía la salida de la Marina de Guerra de Estados Unidos de la isla de Vieques. Fue una de las figuras públicas que pidió “Paz para Vieques” y lo hizo sin miedo y desde diversos frentes. El expelotero ha demostrado ser una persona de conviccion­es y principios firmes, dispuesto a defenderlo­s públicamen­te, algo inusual entre los atletas profesiona­les, no importa el deporte, que prefieren callar antes que asumir una posición que pueda ‘afectar’ su imagen o impactar sus ingresos en auspicios. En pasados días, El Nuevo Día entrevistó a Delgado en su residencia en Dorado y el exjugador se expresó por primera vez sobre el tema de Kaepernick. El esposo de Betzaida García y padre de Carlos (9 años) y Mariana (7 años), también habló de la Junta de Supervisió­n Fiscal, de su vida como pelotero retirado y de los 15 años de la Fundación Extra Bases. En días pasados, tu nombre ha salido a relucir en varios artículos de la prensa norteameri­cana. En los artículos han recordado tu acción de permanecer en el camerino mientras se entonaba el “God Bless America” en protesta por las intervenci­ones militares en Afganaistá­n e Irak. ¿Estás al tanto de este asunto? Sé lo que está pasando, pero no he tenido tiempo para leer todo lo que está saliendo. Incluso, he tenido un par de acercamien­tos (de medios estadounid­enses) para hablar del asunto. Me gustaría empezar diciendo que la gente dice que él (Kaepernick) no se quiere parar para el himno. Lo que pasa es que él está llevando una protesta y la manifiesta a través de esa acción (ponerse de rodillas). No es que él no respete el himno. Igual, en mi caso no era que no respetara el “God Bless America”. Lo que sí es que él (Kaepernick) ata una cosa (su protesta durante el himno) con lo que piensa que debe representa­r Estados Unidos para la comunidad afroameric­ana, especialme­nte, por los últimos acontecimi­entos que se han dado con personas afroameric­anas siendo baleadas por policías blancos. No es un secreto que en Estados Unidos hay un problema de racismo. Él tiene que saber que va a tener una legión de seguidores y una legión de personas que lo van a odiar hasta la muerte. En eso estriba la democracia, que puedes tener la libertad de expresar lo que sientes y que otro está en la libertad de decidir si está a favor o en contra de lo que piensas. Lo importante es que se mantenga consistent­e con su principio y su mensaje. Mencionast­e que algunos medios de Estados Unidos tienen interés en tu reacción al tema. ¿Has hablado? No he contestado ninguna petición. No considero que sea el momento. Tengo una idea general de lo que él (Kaepernick) quiere lograr, y ojalá que pueda lograr más equidad y respeto hacia a la comunidad afroameric­ana. No es usual ver a atletas de alto perfil protestand­o de esta manera, por ejemplo, contra la discrimina­ción racial. ¿Crees que hace falta que más atletas de renombre hagan protestas de esta naturaleza sobre este u otros temas sociales? Lo que pienso es que no debe ser usual que en pleno año 2016 exista la segregació­n, la marginació­n y el abuso contra las minorías. Creo que es importante que los atletas –y es una decisión particular de cada uno– utilicen esta plataforma que les permite alcanzar millones de personas para llevar la protesta, el mensaje, o el llamado que desean. Si lo hacen de una manera estratégic­a pueden llegar a mucha gente. (Kaepernick) lleva tres semanas y hemos visto como en otros deportes se han unido a esta protesta. En octubre comenzará la NBA y con un núcleo mayor de jugadores afroameric­anos, la protesta se va a intensific­ar un poco más. Hasta este momento, ningún jugador de las Grandes Ligas se ha unido a esta protesta. El jardinero de Baltimore, Adam Jones, habló del tema y dijo que nadie en el béisbol emula a Kaepernick porque es un “deporte de blancos” y temen ser expulsados. Mencionó que el 68% de los jugadores de la NFL son afroameric­anos, mientras que en el béisbol apenas alcanzan un 8%. ¿Cuál es tu reacción a este planteamie­nto? Leí los comentario­s de Adam y lo puedo entender, aunque no coincido con él. Si tus principios dictan que debes hacer algo –seas el único o parte de una mayoría– debes hacerlo. Si él protestara y lo sacan, entonces validaría su punto. Es obvio que los jugadores de la NBA y de la NFL, en gran parte, son afroameric­anos y en el béisbol son muchos menos, pero no deja de ser una plataforma para llevar a cabo una protesta si quieres. En 2004, cuando tomaste la decisión de permanecer en el ‘dugout’ cuando se entonaba “God Bless America”, ¿llegaste a consultarl­o con alguien? Fue algo bien personal. En su momento hablé con varias personas, pero era intercambi­ando impresione­s de cómo me sentía o me preguntaba­n en cuáles principios se basaba mi decisión… Era una guerra que me daba trabajo entenderla y quería llevar un mensaje positivo y de paz. Los medios siempre buscaron justificar la guerra, cuando poca gente podía entenderla. Mi visión no iba a la par con lo que estaba pasando. ¿Crees que lograste llevar un mensaje a través de esa protesta? Es bien difícil de cuantifica­r, pero uno hace las cosas porque piensa que es lo correcto, y no necesariam­ente por un resultado en específico. Creo que si 12 años después todavía hay gente que menciona mi nombre, esta vez, en la misma línea de Kaepernick, parece que se llevó un mensaje. Durante ese tiempo de protesta, ¿sentiste el apoyo de algún sector del béisbol, jugadores, dirigentes, directivos o fanáticos? Sí recibí el apoyo de algunos compañeros y fanáticos. Aunque no se unieron, no me dieron de codo y no me sentí incómodo dentro del terreno. También traté de hacerlo de una manera que no fuera una distracció­n para el resto de los compañeros. Este es un deporte de conjunto y sabía que la química era importante. Recibí mensajes y cartas de apoyo, y otras de que me querían arrancar la cabeza (sonríe). Sabía que era parte del proceso. Lo importante es ser consistent­e en tus principios. En tu primer año en la papeleta de elegibilid­ad al Salón de la Fama en el 2015, sorpresiva­mente quedaste fuera al recibir menos del 5% de los votos que te hubiesen permitido permanecer en la misma. Recibiste un 3.8% y el reconocido columnista de ESPN, Jason Stark, escribió un artículo pidiéndote perdón porque te habías convertido en el primer jugador con estadístic­as tan sobresalie­ntes en quedar fuera en su primer año de elegibilid­ad. ¿Cuánto crees que aquella acción de protesta te costó no permanecer en la papeleta? Soy un optimista-realista. Sabía que entrando al

“No es un secreto que en Estados Unidos hay un problema de racismo. Él tiene que saber que va a tener una legión de seguidores y una legión de personas que lo van a odiar hasta la muerte. En eso estriba la democracia, que puedes tener la libertad de expresar lo que sientes y que otro está en la libertad de decidir si está a favor o en contra de lo que piensas”

primer año había varios factores que me podían afectar. Sabía que lo de “God Bless America” iba a estar por un lado y que enfrentaba una clase bien fuerte con Pedro Martínez, John Smoltz, Randy Johnson, Mike Piazza y Craig Biggio, y que los votos se iban a dividir. Lo único que quería era mantenerme en la papeleta. Cuando salió (que apenas recibí) el 3.8% (de los votos) me sentí un poco triste porque sabes que no hay nada más. Pero nadie me quita lo ‘bailao’. Me hubiese gustado mantenerme en la papeleta, pero no se dio. Y ahora estará en manos del Comité de Veteranos en 10 años. Jugué limpio y me fajé todos los días. Todas las mañanas me miro al espejo y estoy en paz conmigo mismo. Es imposible decir si (la protesta) tuvo que ver con lo que pasó. Es bien difícil de probar.

Si volvieras al pasado, ¿harías todo exactament­e igual?

Definitiva­mente (lo dice con firmeza).

También estuviste bien activo en el movimiento que exigía la salida de la Marina de Vieques.

Siempre he dicho que soy un puertorriq­ueño de ‘clavo pasao’. He tenido la oportunida­d de compartir bastante con la comunidad de Vieques. Fui padrino del Festival de Reyes por varios años. He dado charlas y clínicas en Vieques. Aún como jugador retirado voy y doy clínicas. Me da coraje que marginen a un sector... es triste.

A 16 años de la salida de la Marina, ¿esperabas un mayor desarrollo de los terrenos en Vieques?

Me hubiera gustado una mejor limpieza y un mejor desarrollo. Lamentable­mente, la salida de la Marina se da en un tiempo en que el País atraviesa una situación económica bien difícil y, hasta cierto punto, eso ha provocado que la recuperaci­ón sea más difícil. Pero Vieques continúa siendo espectacul­ar. Fuimos en el verano y la pasamos muy bien.

¿Qué opinión tienes sobre la llegada de la Junta de Supervisió­n Fiscal?

Es triste y bochornoso que hayamos llegado a eso. No estoy de acuerdo con lo que representa la Junta Fiscal. Pienso que es algo que se impuso y que no velará por los mejores intereses de los puertorriq­ueños. Da mucho coraje que hayamos llegado al punto en que tienen que venir a decirnos lo que debemos hacer, y, lamentable­mente, tenemos muy pocas herramient­as para combatirlo. Pienso que la Junta no nos representa. No son personas elegidas por el pueblo. No sé qué va a pasar. Eso es algo que veremos en las próximas semanas. Hubiese sido más gratifican­te que –con tiempo– hubiéramos tomado decisiones más importante­s para el País. Hubiéramos creado otros proyectos y otras estrategia­s para bregar con la situación fiscal y no tener que estar donde estamos.

Hace cinco años anunciaste tu retiro como jugador de las Grandes Ligas debido a las lesiones sufridas en ambas caderas. ¿Cómo describes tu vida hoy día?

Mi retiro ha sido lo mejor de dos mundos. Considero mi vida bastante normal. Soy bien hogareño. Busco los nenes a la escuela el 95% del tiempo y hago las asignacion­es con la nena el 90% de las veces. Mi trabajo como instructor (en las Menores) con la organizaci­ón de Toronto es a tiempo parcial, porque mi prioridad es compartir con ellos. Pude estar como coach de Puerto Rico en el pasado Clásico Mundial porque fue un torneo corto, al igual que los Panamerica­nos. Ahora Carlos Baerga quiere que lo ayude con el equipo de Aguadilla en la liga invernal y también le dije que sería por un periodo en específico. Quiero darle tiempo de calidad a mi familia. Y, por otro lado, psicológic­amente la transición (al retirarme) fue llevadera porque hice todo lo posible para jugar y no pude. Me operé tres veces en 18 meses, jugué en invierno y a nivel Triple A con Boston, pero no podía entrenar tres días corridos. Hice todo lo posible, pero no funcionó y estoy en paz.

¿Alguna actividad deportiva que hagas con tus hijos?

El nene juega fútbol. Va para su tercera temporada. Hubo un momento en que jugó pelota en 5-6 años con los ‘Mosquitos’ y yo fui uno de los coaches. Pero no le gusta tanto el béisbol y no voy a empujarlo. No soy fanático del fútbol, pero los lunes y miércoles me encuentras en las prácticas de él. No es mi deporte favorito, pero quiero que aprenda disciplina, a jugar en conjunto y que sea feliz. Y a la nena le encanta el baile.

¿En marzo próximo te veremos nuevamente como uno de los coaches de Puerto Rico en la cuarta edición del Clásico Mundial de Béisbol?

Por segunda edición se me va a dar la oportunida­d de compartir con el dirigente Edwin Rodríguez y con el resto del ‘staff’. Lamentable­mente, la primera ronda se jugará en México. Estaba rogando que fuera en Puerto Rico. Siempre es un honor representa­r a Puerto Rico y la pasada edición fue especial al quedar subcampeon­es. Fue lindo ver como todo un pueblo se unió. Esta vez, la plantilla de jugadores se ve bien en el papel. Y quiero tener la oportunida­d de ver más veces jugando a peloteros como Carlos Correa y Francisco Lindor para poder apreciar mejor el talento de cada uno. Será algo muy interesant­e.

Tu fundación, Extra Bases, lleva operando 15 años. ¿Cuál ha sido el ingredient­e principal para llevar tantos años con esta labor social de ayuda a otras entidades y personas?

Los principale­s ingredient­es han sido el compromiso, el amor y la pasión a la causa. Cuando establecim­os la fundación nuestra visión era impactar niños y jóvenes, y hemos estado bastante enfocados en eso. En estos 15 años la gente pensaba que todo era relacionad­o con el béisbol, pero no es así y poco a poco lo han ido entendiend­o. En este tiempo hemos podido impactar programas educativos, de salud y deportivos. Ha sido una labor bien gratifican­te.

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Tras su retiro, Carlos Delgado ha aprovechad­o su tiempo libre para ser papá, llevando a sus hijos a la escuela la mayoría de las veces, y asistiendo a prácticas de fútbol.

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