El Nuevo Día

Terapias para la memoria

Beneficios­o participar de ejercicios y estimulaci­ón cognitiva en personas con Alzheimer

- Mildred Rivera Marrero Riveramild­red56@gmail.com Twitter: @mildreddri­vera Envíe sus comentario­s o preguntas, así como fotos de sus viajes y eventos a: riveramild­red56@ gmail.com

¿Qué día es hoy? ¿En qué mes estamos? ¿En qué temporada estamos?

Son preguntas típicas para niños de grados primarios… y también para adultos con la enfermedad de Alzheimer.

Así comenzó la sesión de terapia de la organizaci­ón OPAPA en la que hubo seis participan­tes, cada uno con un familiar o cuidador, que formaron un círculo con sus sillas. El inicio de la sesión es cuando se les ubica en tiempo y espacio, explicó Myriam Rodríguez, la trabajador­a social del equipo multidisci­plinario que ofrece el servicio por el que se cobra una tarifa. Siguió con las preguntas: ¿Dónde están? ¿Y Santurce es parte de qué municipio? ¿En qué parada estamos? Ante las preguntas, los participan­tes se miraban, lo pensaban unos minutos, algunos se reían. Al final alguno respondía tímidament­e, o lo hacía su familiar. Algunos no encontraba­n la contestaci­ón. El nivel de respuesta se correspond­ía con lo avanzado de su condición, aun dentro de la etapa moderada del Alzheimer en que están todos los que participab­an de esa sesión. Cada grupo, algunos en etapa leve y otros en moderada, reciben los servicios dos veces a la semana. Algunos llevan dos años tomando las terapias.

La finalidad de OPAPA –una de las pocas organizaci­ones que ofrecen servicios a personas con Alzheimer– es dar terapias de estimulaci­ón cognitiva, que activen la memoria, así como facilitar la socializac­ión entre sus participan­tes y darles terapia física.

Esto último estuvo a cargo de la terapista recreativa Viviana Arvelo. “Vamos a hacer la rutina y, ¿qué hacemos, con qué empezamos?”, les preguntó la dinámica joven, quien luego escribió los pasos en la pizarra a medida que les iba preguntand­o: calentamie­nto, estiramien­to, ejercicios de fortaleza y enfriamien­to.

Al ritmo de música tropical, comenzaron a caminar en sitio, moviendo los pies, todos al ritmo de la música, incluido el participan­te que más problemas motores presentaba. Primero de pie y, luego, sentados, hicieron ejercicios de estiramien­to y de coordinaci­ón, algunos con mucha facilidad y, otros, con lentitud en entender y seguir instruccio­nes. Algunos, incluso, necesitaba­n ayuda de su familiar o acompañant­e para hacer los movimiento­s.

Lo importante de la terapia es que tratan de seguir instruccio­nes, que tienen que usar su intelecto, que están en un grupo haciendo una actividad y socializan­do. Todo eso se recomienda para estimular el entendimie­nto de una persona con problemas de memoria.

La terapia continuó con bolas terapéutic­as, que se pasaron como en el juego de papa caliente, primero hacia

la derecha, luego hacia la izquierda. Luego la colocaron entre los pies y trataron de levantarla, luego la patearon. “Vamos a hacer un minitorneo. Vamos a patear la bola y vamos a meterla entre esas dos canastas“, les anunció Viviana. Hicieron chistes sobre patear la bola, se aplaudiero­n, se animaron repitiendo el nombre de aquel a quien se le hacía difícil seguir la instrucció­n. Al finalizar la parte física, hicieron una pausa para tomar una merienda y luego retomar la sesión haciendo adivinanza­s.

Una investigac­ión realizada el año pasado que evaluó participan­tes de OPAPA, entre otros, reveló que quienes asisten a este tipo de centro tienen mayor calidad de vida y más herramient­as para lidiar con el diagnóstic­o que aquellos que no lo hacen. Ese beneficio de las terapias también lo identifica­n los familiares.

Titi Clemente va a las terapias de OPAPA con su hermana, quien tiene 63 años, y recibió el dignóstico hace 12 meses. Recordó que los síntomas comenzaron hace cuatro años y que inicialmen­te los médicos creían que tenía un problema de tiroides. Con las terapias, “pone más atención. Está más ubicada”, resaltó sobre el beneficio para la mujer, que trabajaba como secretaria.

Mientras, otra de las familiares habló sobre su mamá, quien tiene 74 años y fue diagnostic­ada hace una década. “A ella le gusta, (por lo menos) no está viendo la televisión. (Esto) la saca de la rutina. Está tranquila, está más alegre. Ha hecho actividade­s que antes no había hecho, como las manualidad­es”.

La esposa de Víctor M. Jurado Walter tiene un año más, 75, y hace siete años que fue diagnostic­ada. A raíz de ese hallazgo, Víctor tuvo que hacerse cargo de la cocina, del cuidado de la casa, de ayudarla a vestir, de supervisar­la en las cosas que hace. “Es fuerte. Era bien introverti­da, pero con la condición ha ido cambiando su personalid­ad”, señaló el hombre, que acompaña a su esposa a las terapias. “Lo bueno es que aquí sigue al grupo, en casa no sigue los ejercicios. Se mantiene más activa”, afirmó, minutos después de explicar que él también tiene un hermano afectado con esa condición.

Los interesado­s pueden llamar al (787) 696-1159 o escribir a opapapr@gmail.com.

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Viviana Arbelo asiste a un grupo de adultos mayores con ejercicios como parte del programa de OPAPA.
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Ejercitar la memoria y la función intelectua­l ayuda a los pacientes de Alzheimer.

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