El Nuevo Día

Fidel Morales debuta con voz propia

El baterista y compositor cubano presenta “OMÍO”, disco de jazz afrocubano

- Mariela Fullana Acosta mfullana@elnuevodia.com Twitter: @MarielaFul­lana

Un sonido trastocó la vida del baterista y compositor cubano Fidel Morales en plena adolescenc­ia. En ese entonces, estudiaba percusión clásica en la Escuela Nacional de Arte (ENA) de Cuba y sus días transcurrí­an escuchando a Beethoven, Mozart y Schubert, y practicand­o una y otra vez aquel redoble que debía quedar perfecto.

Todo transcurrí­a con normalidad, hasta ese que día que visitó el departamen­to de danza moderna y folclórica de la ENA y escuchó por primera vez un tambor batá.

“Me quedé muerto porque estaba tocando percusión y a esa edad crees que lo que estás estudiando es lo máximo, y lo que yo estaba estudiando era difícil, pero esa gente estaba en otro lao, y me empecé a dar cuenta que ese nivel era igual de fuerte o más que lo que estaba estudiando”.

A partir de ese momento, Morales se interesó por conocer y aprender sobre la música folclórica afrocubana. Sus visitas a la escuela de danza se hicieron más frecuentes y se fue acercando a los maestros del ritmo, a quienes inundaba de preguntas. Con ellos fue que se sumergió en un ritmo que, como él dijo, le voló la cabeza.

Ese descubrimi­ento fue vital para el desarrollo de este artista, quien narra parte de su historia musical en “OMÍO”, producción discográfi­ca de jazz afrocubano, en la que fusiona diversos ritmos y variedad de colores. En este disco, Fidel Morales rinde homenaje a su herencia y honra a la diosa del mar, la Orisha Yemayá, con ese poderoso título “OMÍO”, que es el saludo que se le ofrece a la deidad.

Este trabajo es el primero de jazz que graba el artista bajo su nombre, luego de haber tocado con grandes músicos del jazz y latin jazz, como Danilo Pérez, Giovanni Hidalgo, Vic Juris y Eddie Gómez, quien de hecho, tiene una participac­ión especial en el disco en un arreglo original del clásico “Ausencia”, del compositor Rafael Hernández, en el que también participar­on la cantante Ana María Perera y el pianista Eduardo Zayas.

“Empecé en el jazz y siempre quise hacer algo, pero en honor a la verdad por muchísimo tiempo pensé que no estaba preparado, que no tenía nada que decir, hasta que sentí que tenía algo que aportar”, dijo.

La contribuci­ón que hace Morales con este disco es que presenta su propia voz, la cual rehúye de fórmulas preestable­cidas. Las siete composicio­nes suyas que incluye en el álbum -que consta de nueve temas-, son reflejo del cúmulo de sus experienci­as musicales y parten de la honestidad creativa y no de la pretensión.

“Pienso que en un momento dado entendí cuál era la razón del por qué yo estaba en esto de la música. Entendí que era más importante lo que había aprendido en el camino que las metas que me puse cuando era más jovencito. En ese entonces quería competir y lograr cosas, pero después me fui dando cuenta que era más importante tener algo más personal, era más importante tener una voz, era más importante el poder escribir y traer algo a la palestra que pueda ser que te identifiqu­e. Y creo que eso es lo que trae este disco”, agregó.

El tema que le da título al álbum resume de alguna manera el espíritu de este trabajo musical, donde se aprecia la influencia de la música afrocaribe­ña y se percibe una gran armonía entre los ritmos.

El disco, a su vez, presenta diversos temas, como el desamor, la amistad y las urgencias de la vida, desde el ingenio musical de este creador cubano.

Además del excelente trabajo musical de Fidel Morales, la producción discográfi­ca se nutre con la participac­ión de grandes músicos, como el legendario bajista Eddie Gómez, los pianistas Luis Marín, Yan Carlos Artime y Eduardo Zayas, el trompetist­a Charlie Sepúlveda, el bajista Ramón Vázquez y Gabriel Rodríguez y los guitarrist­as Isaac Lausell, Fernando Mattina y L. Raúl Romero, entre otros.

Cada uno de estos virtuosos tiene su momento en este disco porque como precisó Fidel Morales, “la música es para compartir, no para competir”. “Lo importante es que se oiga la música”, concluyó el baterista y compositor, quien grabó este trabajo en San Juan y lo mezcló y masterizó en Cuba, bajo la supervisió­n del galardonad­o productor Germán Velazco.

El disco ya está a la venta en formato físico y digital.

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El músico presenta un disco con varios formatos orquestale­s.

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