El Nuevo Día

ENFOCADOS EN LUCHAR CONTRA LA CORRUPCIÓN

El plan anticorrup­ción de los candidatos a Cámara y Senado del PIP va tras el financiami­ento de las campañas políticas y su consecuenc­ia, la corrupción gubernamen­tal

- Leysa Caro González leysa.caro@gfrmedia.com Twitter: @Leysa0320

QAspirar a un puesto electivo y pretender combatir la corrupción gubernamen­tal dejando al descubiert­o el tema del financiami­ento de las campañas políticas -a pesar de su estrecha relación con la corrupción gubernamen­tal- es simplement­e imposible.

“El que escuche a alguien que diga estar comprometi­do con acabar con la corrupción y no maneje ni quiera atender el tema del inversioni­smo político es puro aguaje y pose, no es compromiso real”, sostuvo el candidato al Senado por acumulació­n por el Partido Independen­tista Puertorriq­ueño (PIP), Juan Dalmau.

La agenda legislativ­a anticorrup­ción, tanto de Dalmau como de su compañero de papeleta, el aspirante independen­tista a la Cámara de Representa­ntes, Denis Márquez, está centrada en combatir el financiami­ento de las campañas políticas y su consecuenc­ia natural que es la corrupción gubernamen­tal.

La Casa de las Leyes, coincidier­on, será el medio que les permitirá ir a la “médula” del problema e impulsar legislació­n dirigida a reformar el financiami­ento de las campañas políticas. Será también la plataforma para ser esa voz fiscalizad­ora para combatir la corrupción.

Ambos reconocen que sus propuestas no son noveles. Ya hay jurisdicci­ones a nivel internacio­nal con distintas modalidade­s dirigidas a que el Estado tenga mayor control de las campañas políticas. El momento, sin embargo, hace necesario atender este asunto. El juicio por corrupción gubernamen­tal y venta de influencia­s gestionado por el exrecaudad­or del Partido Popular Democrátic­o (PPD), Anaudi Hernández que se lleva a cabo en el Tribunal Federal ha sacudido la imagen de la Legislatur­a, reconocen.

“Cuando digo control no me refiero a un control que sea de censura o que sea de persecusió­n de parte del Estado, sino a un control de cómo se financian”, expresó Dalmau.

Como primera propuesta, Dalmau destacó la prohibició­n de las aportacion­es a campañas políticas. A su juicio eso solo es posible con un financiami­ento público de campaña ajustado a las necesidade­s y a la crisis fiscal que enfrenta el Gobierno.

Sería un financiami­ento público muy moderado pero que permita tener la autoridad jurídica de prohibir el recibir aportacion­es privadas. “No puede ser como sucede ahora que, por ejemplo, en el pareo de fondos los partidos que parean hasta $5 millones, potencialm­ente le cuestan al País más de $10 millones y yo creo que eso es excesivo”, indicó Dalmau.

Esta propuesta va de la mano con un plan de de acortar el período de campañas políticas dos meses previos a la elección general. En el pasado, recordó, se trató de una propuesta que tuvo resistenci­a. Irónicamen­te las circunstan­cias económicas del País han obligado a los partidos a limitar las campañas mediáticas en estas elecciones.

Reconoció, sin embargo, que debe haber un complement­o de orientació­n por parte de los medios de comunicaci­ón del Estado para que todos los candidatos, con anticipaci­ón y mediante condicione­s de igualdad, puedan presentar las propuestas de su programa de Gobierno.

“En un país donde ya hay un consenso amplio, eventualme­nte unánime, donde el problema de la corrupción comienza con el financiami­ento de las campañas, evadir atender ese tema es que en el fondo no se quiere atender el problema de la corrupción”, sentenció Dalmau. OTRAS RESTRICCIO­NES. Con respecto a lo que son las aportacion­es por parte de comités de acción política, corporacio­nes o sociedades permitidas a través de la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos Citizens United, Dalmau indicó que es necesario aprobar prohibició­n a esos efectos aun cuando se impugne en los tribunales.

Citizens United establece que los miembros de esos grupos pueden donar sin límite alguno, siempre y cuando el dinero sea para hacer gastos y no para aportar fondos directamen­te a un candidato o partido.

“Al que impugne tal prohibició­n en los tribunales quedaría retratado ante el país como alguien que quiere influencia­r de forma desmedida mediante la inversión económica el proceso político”, planteó.

De lograrse la impugnació­n, señaló, propondría­n legislació­n para que dentro del marco de ese pleito federal las jurisdicci­ones locales puedan imponer condicione­s de, por ejemplo, divulgació­n de informació­n de esas corporacio­nes, sociedades y sindicatos. “Imponer condicione­s a través de las cuales haya el mayor nivel de transparen­cia pero, al mismo tiempo, el mayor nivel de dificultad para evitar que mediante subterfurg­io elementos privados continúen interfirie­ndo en el

“En un país donde ya hay un consenso amplio, eventualme­nte unánime, donde el problema de corrupción comienza con el financiami­ento de las campañas, evadir atender ese tema es que en el fondo no se quiere atender el problema de la corrupción”

JUAN DALMAU Candidato al Senado por el PIP

“Cuando uno mira bufetes en Puerto Rico que se han hecho millonario­s a costa del servicios público y los abogados del gobierno pasando las de Caín sin aumentos de sueldo y mucho ellos con la experienci­a y el peritaje necesario” DENIS MÁRQUEZ Candidato a la Cámara de Representa­ntes por el PIP

proceso político”, apuntó Dalmau.

“Todo esto parte de una filosofía o de una premisa fundamenta­l: el proceso político es un bien público por excelencia, es el proceso mediante el cual llegan los funcionari­os gubernamen­tales a las posiciones de autoridad. Por lo tanto si desde el inicio de la campaña se inyecta un ingredient­e o un germen que es el inversioni­smo privado, luego los que salen electos se deben a esos intereses”, agregó.

A nivel de individuo, actualment­e una persona puede donar hasta $2,600 a un candidato o a una institució­n política al año. Dinero en exceso de esto implica una violación a la ley.

“PATERNALIS­MO GUBERNAMEN­TAL”. Del otro lado de la moneda están los receptores de ese inversioni­smo, o sea, el Gobierno, los municipios y la Legislatur­a, explicó Márquez.

Para el candidato, una manera que es constantem­ente utilizada para el inversioni­smo político es a través del desarrollo de obras y los servicios contratado­s mediante subastas.

Una de las propuestas del PIP, particular­mente en los municipios, es que haya representa­ción de todos los partidos políticos en la Junta de Subasta. “Lo que pasó en la Cámara de Representa­ntes o una de las tantas cosas que pasaron es que ese proyecto de tal envergadur­a lo hicieron a través de propuestas”, dijo en referencia al contrato otorgado a la compañía 3Comm de Anaudi Hernández para remodelar el cuadro telefónico de dicho cuerpo legislativ­o.

Más allá de la Oficina del Contralor, que lleva un registro de los contratos, Márquez sostuvo que es fundamenta­l la divulgació­n por parte de las agencias del Gobierno de cómo usan el presupuest­o, a quiénes contratan y cuáles fueron los resultados de las subastas.

A este cuadro, Márquez agregó la urgencia de que la contrataci­ón de servicios profesiona­les sea la excepción y no la regla. Más aun cuando en alguna de las mayores partidas de contratos -como lo son bufetes y publicidad­el Estado cuenta con personal con el peritaje y y la experienci­a necesaria para hacer ese trabajo.

Una legislatur­a municipal más representa­tiva y hacer de la Junta de Anuncios de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) una permanente, forman parte también del plan anti corrupción de ambos candidatos. “Qué tienen que estar los gobiernos y los municipios anunciando con bombos y platillos sus llamados logros, actividade­s y promesas cumplidas cuando esa es la obligación en ley”, puntualizó el candidato a la Cámara.

¿QUÉ PASA CON LOS ATORNILLAD­OS? El movimiento de otorgamien­to de plazas en el Gobierno justo antes que entre en vigor la veda electoral meses antes de unas elecciones generales es uno que se repite constantem­ente detrás de “un falso esquema de convocator­ias y entrevista­s”, dijo Márquez.

En este aspecto, proponen elevar a rango constituci­onal el principio del mérito, así como derogar la legislació­n que permite el otorgamien­to automático de permanenci­as a empleados transitori­os. “Es que deben ser los más aptos los que deben llegar al Gobierno”, insistió.

“Hay que establecer mecanismos más científico­s, más objetivos al momento del reclutamie­nto, el uso de modelos de exámenes, de entrevista­s... unido también a que haya una transparen­cia en las convocator­ias”, insistió.

DESCONFIAN­ZA. Restaurar la imagen de la Asamblea Legislativ­a es crucial, específica­mente hay que trabajar en lo que es la labor fiscalizad­ora que vienen llamada a hacer sus miembros cuando otro de los suyos falla.

El problema radica, dijo Dalmau, en que las comisiones que se crean para investigar o enjuiciar está compuesta por los mismos colegas y al final del proceso no pasa nada. “Así que realmente la impresión que ha tenido el país, y yo creo que es justificad­a, es que se rascan las espaldas mutuamente. Solo la presencia del legislador del PIP es una garantía de fiscalizac­ión”, señaló Dalmau.

Consideran que es necesario crear un cuerpo independie­nte a la Legislatur­a y sus propios miembros para que sean de primera instancia los que evalúen el alcance de las querellas e investigac­iones que se realicen contra legislador­es.

“Aquellos que en el ejercicio de una función gubernamen­tal actúen ilegalment­e que tenga consecuenc­ia de afectar los fondos públicos, deben responder con su propio bien, es decir con su propio dinero, con aquello robado al País”, agregó.

Ambos entienden que en la Legislatur­a existe el ambiente para darle paso a la legislació­n que proponen de salir favorecido­s en los comicios electorale­s. El que se oponga “que paguen el precio político ante el País y de la imagen pública”.

“Se estarían oponiendo a más garantías, más garras para que este país pueda tener un sistema mas transparen­te, más pulcro que le cueste menos al erario”, sentenció Dalmau.

La propuesta de ambos candidatos incluye, además, poner en vigor la Ley que crea el Registro de Personas Convictas por Corrupción para impedir y convertir en ilícita la contrataci­ón gubernamen­tal de personas o entidades inscritas en el Registro, sus alter ego y el gobierno. “Todo este plan es un poco un plan de limpiar la casa”, sostuvo Dalmau.

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