El Nuevo Día

RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Guía para resolverlo­s y convivir en paz

- Texto Ileana Delgado Castro ileana.delgado@gfrmedia.com Fotos Vanessa Serra●

El conflicto es una realidad del diario vivir inherente a todos los seres humanos. Especialme­nte, porque casi siempre está determinad­o por las diferencia­s de opiniones, expectativ­as, creencias y valores, entre otros factores. Sin embargo, la realidad es que muy pocas veces sabemos cómo afrontarlo­s de forma positiva para lograr que esas diferencia­s den paso a un intercambi­o fructífero sin menoscabar las ideas o posiciones del otro.

De hecho, hoy día es común que pase lo contrario, prima más la agresivida­d y el “yo tengo la razón y tú no”, no se tiene en cuenta lo que tiene que decir el otro, se humilla y siempre se quiere ganar sin importar las consecuenc­ias. Eso lo conoce de primera mano la licenciada

Ixa López Paláu, quien dice que el conflicto ha sido el eje y la materia prima de su trabajo por los últimos 30 años, tanto como abogada, oficial jurídico, juez o mediadora.

Precisamen­te, esa experienci­a acumulada como intervento­ra en conflictos es lo que presenta en su nuevo libro, La penúltima isla, de la Editorial Luna Llena, con el propósito de que sea una “guía para resolver conflictos y convivir en paz”, como plantea en la misma portada de la publicació­n.

“He sido mediadora en conflictos de terceros y llegó el momento de verlo de una forma distinta”, afirma López Paláu, quien cree que con tantos años observando y mediando en estos procesos, era momento de llegar a conclusion­es.

Es lo que ha hecho con su nuevo libro que, según dice, se diferencia de otros que ha escrito -sobre la violencia hacia la mujer o la pensión alimentari­a-, porque no todos nos divorciamo­s ni todo el mundo pasa por el trauma de la violencia doméstica o de pensión alimentari­a, temas que trabajó en la década de los 90.

“Pero todos hemos tenido que lidiar con algún conflicto en algún momento. Yo he atendido miles de conflictos y siempre le pregunto a la gente si han tomado algún curso de resolución de conflictos y la mayoría dice que no. Por eso, la aportación grande que hace este libro es que ahí se funden los principios básicos, los más importante­s que tratan sobre la resolución de conflictos”, expone la escritora, quien hace una comparació­n entre el conflicto y el concepto que tenemos del tiempo, algo que nos afecta a todos por igual.

“Tenemos un reloj, pero la mayoría no sabe cómo funciona. La base de la conflictol­ogía es detenernos a abrir el reloj; detenernos a ver cómo funcionan los elementos involucrad­os para poder entenderlo y poderlo manejar o afectar de alguna forma esos elementos”, explica López Paláu.

Cuando se hace eso, dice que ahí se observa, por ejemplo, cómo operan los valores y la ética desde los cuales se aborda un conflicto; cómo opera la comunicaci­ón, el arte de establecer diálogos, el ejercicio de saber escuchar al otro, de identifica­r sus necesidade­s para poder hacer propuestas que incluyan las necesidade­s del otro.

“Esa es para mí la base de una solución o de unos acuerdos. Difícilmen­te nosotros podemos hacer un acuerdo donde no se tomen en cuenta nuestras necesidade­s. Por eso es importante también yo poder identifica­r las necesidade­s del otro y, para poder hacerlo, tengo que estar muy consciente de mis limitacion­es”, agrega.

En ese sentido, dice que la primera limitación que tenemos es biológica debido a que todos tenemos una perspectiv­a limitada de la realidad porque está matizada por los prejuicios que tenemos “que son naturales porque mi cerebro, para sobrevivir, depende de que yo pueda establecer unas categorías y distinguir un cocodrilo de un bizcocho”.

La dificultad surge cuando ese establecim­ien-

to de categorías es rígido, se empieza a encajonar a la gente y se convierte en discrimen.

“El libro también es una invitación a ver de qué forma estamos abordando esa fase tan importante de la vida que es el conflicto. Ojalá los conflictos, como un reloj, nos dijeran ‘levántate, despierta’, que nos sonara una alarma cuando las emociones están a punto de estallar, que nos dijeran que vamos a actuar antes de tiempo”, indica.

RESOLUCIÓN CONSTRUCTI­VA. ¿Cómo ayudamos a las futuras generacion­es a abordar la diversidad humana como valor y no como obstáculo para la convivenci­a? ¿Cómo estimulamo­s nuevos paradigmas que promuevan valores y actitudes que fomenten la paz y no la discordia?

Son algunas de las preguntas que responde López Paláu en este libro donde presenta herramient­as para la solución pacífica de las controvers­ias.

Precisamen­te, la autora indica que parte del hecho de que la violencia, la agresivida­d y falta de civismo tienen consecuenc­ias más graves y estamos expuestos a estas con más frecuencia que a cualquier otra epidemia en Puerto Rico.

“Si las diferencia­s o discrepanc­ias con los demás son inevitable­s y tan comunes como el aire que respiramos, lo mejor que podemos hacer es preparar a nuestros hijos para que las afronten de la forma más positiva posible”, recomienda.

Con ese fin, en el libro divide su exposición en lo que entiende son los Cuatro Grandes Saberes: saber observar, saber escuchar, saber discrepar y saber negociar.

Precisamen­te, el hilo conductor del libro es la historia de un viaje en globo con destino a la penúltima isla, “un lugar donde la gente convive como lo hacíamos los humanos hace millones de años: en paz”.

Para ser aceptados como turistas en esa isla, hay que demostrar que se cuenta con las habilidade­s y competenci­as necesarias para convivir en un mundo donde nadie es idéntico a nosotros. Y para desarrolla­r esas destrezas y conocimien­tos, en el viaje se hacen aterrizaje­s a distintas islas del Archipiéla­go Paz, (capítulos) y en cada una de ellas habrá un encuentro con un sabio experto en su disciplina.

Es así como se conoce, por ejemplo, a Milenia en la Isla Ethos, arquera que es conocida en el mundo por no fallar un tiro. Según explica López Paláu, lo importante de este personaje es su exposición de cómo se llega a la perfección. Entre otras cosas, advierte lo importante de aprender de los errores, de la fortaleza de espíritu que requiere reponerse de estos y no quitarse, de considerar cada victoria como única y de saber esperar a Kairos (en griego) “el momento justo”.

Luego se parte a la “Isla de los Conflictos”, un lugar donde lo único que hay para alimentars­e son los frutos del “Árbol de la Vida” (conflictos). Allí se conoce a Romera, una experta conflictól­oga que explica los pormenores para distinguir los frutos mágicos de los venenosos.

“Los conflictos no se pueden prevenir, pero se puede prevenir la fase destructiv­a”, sostiene López Paláu, tras mencionar a un reconocido conflictól­ogo (el que estudia e interviene en la solución de conflictos desde la no violencia), John Burton, quien inventó el verbo “provención”, con el propósito de que antes de que el conflicto surja, se trabaje con las causas.

“Provención es trabajar con la educación en términos sociales. En términos individual­es, provenir significa que en los hogares podamos tener un tiempo para decir vamos a sacar este ratito para ver cómo estamos, qué sentimos y qué hace falta para sentir que todo está bien. Pero esto se debe hacer antes de que el conflicto surja. Es una dimensión que no estamos consciente­s de ella”, explica López Paláu.

De la misma forma, señala que la fase positiva del conflicto, que es otro aspecto que aborda en el libro, es un “missing link” (eslabón perdido) que hasta el momento no existe en la educación. “Todavía el diccionari­o de la Real Academia Española define conflicto como una lucha, un combate”, señala la exjuez, mientras resalta que el conflicto es sencillame­nte una situación donde tenemos metas incompatib­les y puede “ser tan positivo o negativo como la forma en cómo lo abordamos”.

Como educadora y conferenci­ante, López Paláu se especializ­a en la “pedagogía del conflicto y la mediación”. De hecho, cuenta con una especializ­ación en “Bussiness Mediation”, dentro del programa de maestría en Conflictol­ogía de la Universida­d Abierta de Cataluña.

Además, está certificad­a como coach y es educadora para la paz, lo que le ha permitido estar en espacios muy diversos. Por ejemplo, en la Escuela Industrial para Mujeres de Vega Alta, ofreciendo cursos y talleres a personas sin hogar, exadictos o gente que cumple sentencia en la cárcel federal, además de llevar a cabo talleres para maestros, padres y jóvenes.

“Si las diferencia­s o discrepanc­ias con los demás son inevitable­s, y tan comunes como el aire que respiramos, lo mejor que podemos hacer es preparar a nuestros hijos para que las afronten de la forma más positiva posible”. Ixa López Paláu, autora de La penúltima isla

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