“Uno siempre escribe de lo que le pasa”
La ganadora del Premio Las Américas 2016, Ariadna Castellarnau, habla de su primera novela “Quema”, publicada por la editorial Gog y Magog
Haberse criado en el campo, en un pueblo del interior de Cataluña, le otorgó a Ariadna Castellarnau lo necesario para convertirse en escritora. Sus padres tenían una amplia biblioteca en la casa, y para matar el aburrimiento diario de la vida campestre, se sumergió en los libros. Se hizo una lectora voraz y fue irremediable que comenzara a escribir.
“La escritura en mi vida fue una forma de huir porque me aburría mucho”, dice. Comenzó inventándole finales alternos o secuelas a historias que leía hasta que un día decidió escribir la suya propia.
La primera novela que ha publicado se llama “Quema” y acaba de ganar el
Premio Las Américas 2016 que otorga El Festival de la Palabra. Castellarnau es la segunda mujer en ganar este premio en los siete años del festival, siendo la primera la peruana Claudia Salazar.
Este galardón dice que lo recibe con asombro, pues jamás imaginó que su primera novela fuera premiada por encima de obras de veteranos de las letras como el mexicano Emiliano Monge, que resultó finalista con su novela “Las tierras arrasadas”, y la dominicana Rita Indiana Hernández, quien estaba en competencia con su novela “La mucama de Omicunlé”.
“Cuando me escribieron para decirme que había ganado, pensé que se habían equivocado”, comenta la escritora de 37 años. “No me imaginaba nunca que iba a llegar con esta novela”, agrega todavía con asombro la escritora, quien comparte este premio con la editorial independiente argentina Gog y Magog, que apostó a su historia.
Castellarnau dice que este premio es de especial importancia porque se lo otorgan sus pares escritores, Ricardo Menéndez Salón, Claudia Salazar, Pedro Ángel Palou, Betina González, Jorge Franco, Vanessa Núñez Handal y Ángel Antonio Ruiz Laboy, quienes conformaron el jurado de esta edición de Premio Las Américas. La autora precisa que más allá de la visibilidad, este reconocimiento le ofrece confianza para saber que va por buen camino en su labor como escritora, algo de lo que nunca tiene certeza.
“Quema”, ópera prima de Castellarnau, presenta un mundo a borde de la extinción, donde un hombre y una mujer llamada “Rita” pactan que se dejarán morir de hambre ante lo inevitable. La novela presenta un universo raro, pero a la vez cercano, que “nos obliga a revisar nuestros supuestos complacientes sobre la familia, el amor o la solidaridad”, como reza el laudo del Premio Las Américas 2016.
“La gente ha dicho que es una novela muy de ciencia ficción, pero trabajo más la distopía. El foco son las relaciones interpersonales y qué queda de lo humano cuando lo natural desaparece”, explica sobre el contenido de su novela. Aunque aclara que la obra no es un relato autobiográfico ni cosa que se le parezca, Castellarnau afirma que “uno siempre escribe de lo que le pasa”, por lo que es inevitable que tome elementos de la actualidad para construir sus historias.
Un ejemplo ha sido la crisis económica y social que ha arropado el mundo y a la que ella no ha estado ajena. Luego de laborar por tres años en el Ministerio de Cultura de Buenos Aires -ciudad en la que radica desde el 2009-, Castellarnau fue despedida junto a un centenar de empleados. De un día para otro quedó en la calle, con una niña pequeña, preguntándose qué hacer. La respuesta fue el riesgo y la pasión. Optó por dedicarse a la escritura y dar cursos en la universidad. Aunque “Quema” nació antes de que fuera cesanteada, este suceso hizo que se dedicara de lleno a su carrera como escritora. La crisis, afirma, le ha hecho ver la fragilidad de las cosas y reflexionar sobre ese volver a lo más primitivo, no desde una visión romántica, sino con la dureza que implican los principios. El de ella, por más difícil, ha sido un inicio prometedor. “El Premio es como un triunfo simbólico para mí porque las decisiones que tomé más importantes a nivel profesional fueron acertadas. Es algo que sobre todo da mucho miedo, pero al final ha valido la pena”, concluye.