Por qué mi padre no firmó la Constitución
El 3 de julio de 1950 el Congreso aprobó la Ley 600 por la cual se le concedió a Puerto Rico el mandato de redactar la Constitución del Estado Libre Asociado. Mi padre, Ramiro L. Colón Castaño, fue el único miembro de la Asamblea Constituyente de Puerto Rico que no firmó la Constitución en 1952.
El pueblo fue inducido a creer que con la aprobación de la Constitución quedaba resuelto el status de Puerto Rico.
Aunque la gestión pudo ser de buena fe y considerado un adelanto, lo cierto es que el status, que era lo perseguido, no fue resuelto, razón primordial para que mi padre no la firmara. Alegaba él que “si el Congreso de Estados Unidos tenía el poder de permitirnos aprobar una constitución, tenía también el poder de quitárnosla”.
Como consecuencia directa de no resolver el status, hoy, 64 años después de firmada la Constitución, el Congreso aprobó una Junta Fiscal Federal que le quita el poder al gobierno de Puerto Rico y tomará las decisiones por encima de la voluntad del gobierno electo por los puertorriqueños.
A partir de 1952, los partidos que han gobernado hasta el presente se olvidaron del status, solo querían gobernar. Por eso tenemos una junta federal, lo que demuestra una vez más que el poder absoluto sobre Puerto Rico recae en el Congreso.
Hoy, luego de 64 años perdidos, puedo decir con orgullo: ¡Cuánta razón tenía mi padre! Wendell W. Colón Muñoz,