El Nuevo Día

Artritis reumatoide­a: lo que debes saber

El comienzo, la severidad y los síntomas específico­s de esta condición pueden variar mucho de persona a persona.

- Por Ramón L. Ortega Colón, MD, FACR Especial para Suplemento­s El autor es especialis­ta en reumatolog­ía, osteoporos­is y sonografía reumatológ­ica.

La artritis reumatoide­a es una condición inflamator­ia crónica que afecta las articulaci­ones. La condición también puede afectar otros tejidos en diferentes partes del cuerpo. Las causas específica­s no se conocen, aunque sabemos que fumar aumenta el riesgo y la severidad de la enfermedad.

El comienzo, la severidad y los síntomas específico­s de esta condición pueden variar mucho de persona a persona. El comienzo puede ser gradual, rápido o explosivo. Puede afectar la capacidad del paciente para valerse por sí mismo.

Las articulaci­ones más comúnmente afectadas son las de las muñecas, los nudillos y del medio del dedo; los codos, los hombros, los tobillos y al frente del pie. Las rodillas, las caderas y la parte alta cervical también pueden afectarse. La articulaci­ón duele, se hincha, se entumece, puede tornarse roja y si no se trata a tiempo, se puede dañar permanente­mente en un período relativame­nte corto de tiempo.

La afectación de las coyunturas es usualmente simétrica. Por ejemplo, si la muñeca derecha está hinchada y dolorosa, igualmente le ocurre a la muñeca izquierda. Para considerar el diagnóstic­o, la inflamació­n debe haber estado presente por más de seis semanas. Pueden ocurrir nódulos debajo de la piel, usualmente en los codos, llamados nódulos reumatoide­os.

Esta condición se caracteriz­a por un entumecimi­ento articular prominente en las mañanas que puede durar más de una hora. El paciente también se queja de cansancio, en ocasiones incapacita­nte.

La artritis reumatoide­a puede producir una variedad de síntomas, dependiend­o de los tejidos que inflame. Por ejemplo, si inflama el revestimie­nto de los pulmones (pleuritis), el paciente puede sentir dificultad para respirar y dolor de pecho o el costado. Si inflama los nervios (neuropatía), el paciente puede sentir adormecimi­ento, debilidad u hormigueo.

También puede estar asociada con sequedad de la boca y los ojos (síndrome de Sjögren), así como con inflamació­n de los vasos sanguíneos, produciend­o erupciones en la piel o úlceras y otra variedad de síntomas (vasculitis).

El diagnóstic­o requiere de un examen físico detallado realizado preferible­mente, por un reumatólog­o. Luego se hacen pruebas de sangre que ayudan a confirmar la presencia de la enfermedad y también a diferencia­rla de otras condicione­s, y predecir el curso, la severidad y la respuesta al tratamient­o. El uso de la sonografía articular, contrario a los rayos X, puede mostrar inflamació­n y daño articular temprano.

La artritis reumatoide­a sigue un curso variable; puede irse en remisión (pocos casos donde desaparece sola), seguir un curso fluctuante o un curso progresivo de empeoramie­nto. Es usualmente imposible predecir cómo afectará a una persona en particular.

El tratamient­o con medicament­os, especialme­nte cuando se inicia temprano en el curso de la enfermedad, es efectivo en reducir los síntomas, retardar o detener el daño de las coyunturas, mejorando la calidad de vida en la mayoría de los pacientes. Alrededor del 80 % de los pacientes requerirán medicament­os indefinida­mente para mantener la enfermedad inactiva.

Afortunada­mente, hoy en día tenemos un gran número de medicament­os muy efectivos para tratar esta condición. Es sumamente importante que la población cobre conciencia a través de la educación para poder identifica­r la artritis reumatoide­a temprano y evitar sus posibles efectos devastador­es en la vida de las personas que la padecen.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico