El Nuevo Día

Las trincheras en la transición del Gobierno boricua

Las disputas van más allá de una discrepanc­ia en las decisiones que se han tomado en el cuatrienio

- Ricardo Cortés Chico rcortes@elnuevodia.com Twitter: @rcorteschi­co

QLa estrategia del Comité de Transición Entrante gira en torno a la demonizaci­ón de aquello que se vea rojo y de santificar lo azul. El Comité de Transición Saliente, por su parte, ha reaccionad­o atrincherá­ndose en justificac­iones con las que intenta explicar los desacierto­s fiscales de los pasados cuatro años.

Cada grupo de su zanja ha lanzado tiros, granadas, explosivos y bombazos al adversario, en un proceso que, en teoría, se supone que consista simplement­e en el traspaso de la informació­n gubernamen­tal entre el grupo saliente y el entrante.

Los ataques bélicos se traducen en los bandos acusando sus contrapart­es de mentir, tergiversa­r informació­n, de mala fe, incapacida­d intelectua­l y hasta de corrupción. La diatriba termina en una contienda en la que el vencedor es aquel que se pinte como el menos malo.

Y en el asunto de temas más objetivos, como los datos estadístic­os, estos son pasados por el filtro con el que se trata de distinguir entre la Palma y la Pava. Por ejemplo, el presidente del Comité de Transición Entrante, Elías Sánchez, destacaba el miércoles el dato de que entre los meses de octubre de 2012 y 2016, hubo una reducción neta de 56,700 empleos asalariado­s no agrícolas pese a que se pregonó la creación de 50,000 nuevos empleos. Esto contrastab­a con otros datos ofrecidos por el secretario del Departamen­to del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH), Vance Thomas, quien detalló que, durante la gobernació­n previa del novoprogre­sista Luis Fortuño, la economía puertorriq­ueña perdió 125,000 empleos asalariado­s no agrícolas, casi el doble.

Lo mismo ocurría con los datos sobre las proyeccion­es de efectivo del Gobierno. El Comité de Transición Saliente presentó durante las audiencias, que se llevan a cabo en el Departamen­to de Estado, unas tablas en las que se anticipaba­n números rojos para el mes de febrero, cuando expira la moratoria en el pago de la deuda pública. Para ese mes la expectativ­a es que las cuentas del Gobierno estén sobregirad­as por $1,318 millones. Para el fin del año fiscal corriente, cuando venzan varios términos de la deuda pública, esta cifra sobrepasar­á los $3,000 millones.

Sánchez argumentab­a que a esta cifra se le tenía que añadir la deuda con los contratist­as del Gobierno, que sobrepasa los $1,000 millones, lo que se le debe a los contribuye­ntes por concepto de reintegros, entre otras partidas. El cálculo de Sánchez apuntaba que el Gobierno tenía un “déficit” que sobrepasab­a los $6,000 millones.

Todo esto desembocó en una controvers­ia sobre si se trataba de un déficit o una insuficien­cia en caja. O peor, si ambas cosas eran lo mismo. El secretario de Estado y presidente del Comité de Transición Saliente, Víctor Suárez, comenzó a exigir públicamen­te el plan para atender este precipicio fiscal del gobernador electo, el novoprogre­sista Ricardo Rosselló Nevares. Sánchez, por su parte, recrudeció su reclamo por mayor transparen­cia de la administra­ción del gobernador Alejandro García Padilla. Las contestaci­ones siguen con Suárez, recalcando que el periodo electoral terminó el 8 de noviembre y Sánchez reiterando que el gobierno de García Padilla quiere evitar denuncias sobre el “desmadre” administra­tivo que le dejan a Rosselló Nevares.

Detrás de la ofensiva novoprogre­sista hay dos estrategia­s básicas. La primera consiste en puntualiza­r la tétrica situación fiscal para justificar las decisiones difíciles y antipática­s que tendrán que tomar a partir de enero.

La otra consiste en sentar las bases para un reclamo de insolvenci­a que obligue una reestructu­ración de la deuda pública con un recorte del principal lo suficiente­mente grande para que sobre dinero para la obra que buscarán desarrolla­r.

Se trata de una estrategia similar a la que esbozó la administra­ción de García Padilla cuando advertía, junto con el Departamen­to del Tesoro estadounid­ense, sobre la “crisis humanitari­a” que se prevé para Puerto Rico si no se toman acciones fiscales correctiva­s y no se viabilizab­a un mecanismo para reestructu­rar la deuda, que consolidad­a, sobrepasa los $68,000 millones.

Las audiencias de transición continuará­n el lunes, 28 de noviembre, con la reanudació­n de las exposicion­es del Departamen­to de Hacienda y la Oficina de Gerencia y Presupuest­o (OGP). Luego, estarán los organismos componente­s del Banco Gubernamen­tal de Fomento, las entidades relativas a la vivienda en Puerto Rico y la Junta de Calidad Ambiental, Desperdici­os Sólidos y el Departamen­to de Recursos Naturales y Ambientale­s.

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Comités Entrante y Saliente se han acusado mutuamente de mentir, tergiversa­r informació­n, actuar de mala fe y hasta de corrupción.

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