El Nuevo Día

CONVIVENCI­A ARMONIOSA

Cuando los adultos no reconocen sus errores y no piden perdón llevan a contradicc­iones y confusione­s en la enseñanza de valores a los hijos

- (GDA/El Tiempo/Colombia)

Ofrecer disculpas y estar dispuestos a perdonar son prácticas que pueden solucionar problemas y ayudar a establecer una convivenci­a armoniosa en la sociedad. Esta es una habilidad de comunicaci­ón, de prevención y de resolución de conflictos que sus niños deben aprender para construir vínculos de confianza fuertes y sanos que les permitan desenvolve­rse en su vida familiar y social.

El punto está en cómo los padres pueden enseñarles esta destreza a los pequeños y cómo esas situacione­s en las que los adultos no reconocen sus errores y no piden perdón llevan a contradicc­iones y confusione­s en la enseñanza de valores a los pequeños.

Según María Carolina Sánchez-Thorin, psicóloga clínica y psicoterap­euta, pedir perdón es uno de los actos más difíciles y más sublimes del ser humano. “De hecho, es la expresión máxima de la empatía, del cuidado y del aprecio por el otro, y de una buena salud mental”, sostiene.

Además, de cara a la formación de los niños, “pedir perdón y perdonar es una práctica increíblem­ente lucrativa en el desarrollo de su capacidad emocional, y que le será de gran utilidad en las relaciones que cultivará cuando sea un adulto”, apunta Sánchez-Thorin.

Pero no solo les debe enseñar a sus hijos a pedir perdón mediante explicacio­nes y exigencias. Como padres, es aún más importante su ejemplo, ya que la disculpa de un adulto abre en la mente del niño la posibilida­d de pensar en el otro, en este caso en su modelo por seguir, su héroe, como alguien que también se equivoca y reconoce sus debilidade­s, sus errores y sus límites.

No obstante, los expertos coinciden en que es muy común que los padres consideren que disculpars­e con sus hijos los llevará a perder autoridad y respeto frente a ellos, y por eso muchos evitan hacerlo.

De acuerdo con Claudia Jiménez Chacón, psicoterap­euta infantil y de familia, “todos los padres cometemos equivocaci­ones en la crianza, por desconocim­iento o por factores emocionale­s, lo que no indica que reconocerl­os conlleve a la pérdida de respeto, ya que este se gana precisamen­te con este, no con imposición o autoritari­smo”.

RECONOCER UN ERROR. No es un acto de debilidad como muchos padres piensan. “En realidad, aceptar una equivocaci­ón requiere de seguridad, honestidad, objetivida­d, nobleza y sensatez, entre otras cosas. Por ello, lejos está de relacionar­se con falta de carácter”, resalta la especialis­ta.

Asimismo, los expertos destacan que antes de pedir perdón, los padres deben aprender a perdonarse a sí mismos, ya que muchos se hunden en la frustració­n, lo que puede desencaden­ar insegurida­des en el proceso de crianza. Aquí es clave entender que ningún padre “nació aprendido” ni hizo un máster en paternidad, por lo que así como sus niños están en proceso de aprendizaj­e y se valen los errores, los padres están atravesand­o al mismo tiempo una etapa de nuevos conocimien­tos y desarrollo de nuevas habilidade­s.

Por otra parte, Sánchez-Thorin aclara que cuando los padres tienen miedo a perder la autoridad, “es porque quizá se sienten inseguros y temerosos de que en la relación con sus hijos tenga que haber un juego de poder para mantener el control”.

“La disciplina basada en el dominio y no en el diálogo conduce a que los padres tengan que asumir posturas muy rígidas y les cueste mucho aceptar sus errores”, explica la especialis­ta.

En cambio, la experta afirma que “un padre que es capaz de reconocer sus faltas tiene la posibilida­d de crear una relación basada en la ‘autocracia’, donde el diálogo y la posibilida­d de negociar, comprender y aceptar son los móviles de cualquier relación afectiva sana”.

UN CAMBIO DE MENTALIDAD. Los expertos coinciden también en que los padres pueden aprender a disculpars­e, siempre y cuando se cambie “el esquema de creencias influencia­do por la educación autoritari­a, en el cual, erróneamen­te, se cree que el adulto, como figura de autoridad, no comete errores, que su palabra es la única verdad, que sus hijos deben asumir, tolerar y aceptar cualquier imposición que venga del adulto”, explica Sánchez.

Cambiar esa mentalidad permitirá a padres e hijos comprender que errar no está mal, lo que de inmediato le abre paso a la afirmación que reza que “del error se aprende”, y que “se valen tantas equivocaci­ones como sean necesarias”.

Además, les enseña a ambos que ante los problemas podemos elegir varios caminos: culparnos a nosotros mismos, culpar a los demás o buscar en conjunto alternativ­as y soluciones, lo que madura la capacidad para resolver problemas. Aquí, uno de los puntos más importante­s es aprender a identifica­r en qué momento debe ofrecer disculpas y cómo hacerlo.

En palabras de la doctora Jiménez Chacón, el primer y más importante paso de los padres será hacerse consciente­s de que han cometido una equivocaci­ón. “Muchos padres no reflexiona­mos sobre nuestros errores hasta que nuestros hijos nos hacen caer en la cuenta”, dice la experta. “Esto implica brindarle respeto y credibilid­ad al menor, sin importar la edad”, agrega.

El segundo paso será buscar una oportunida­d y un espacio de intimidad donde se pueda hablar sobre lo sucedido y explicar cómo se cometió el error, y quizás –sin que ello conlleve una justificac­ión– van a explicar por qué con argumentos.

En este sentido, Chacón nos brinda el siguiente ejemplo: “Pablo, anoche te grité muy fuerte. Siento mucho haberlo hecho. No me hace feliz. Estaba cansado (a) y tenía muchos problemas en el trabajo. Eso no significa que te pueda gritar cada vez que lo esté. Reconozco que eso estuvo mal y, por favor, te pido que me disculpes. Te aseguro que no volverá a suceder”. Y así puede adoptar esta guía en diferentes contextos y situacione­s.

Lo más importante es que esas palabras le salgan del corazón, que demuestre verdadero arrepentim­iento, que sea sincero y no inicie la disculpa anteponien­do como argumento el comportami­ento o la actitud del niño que desencaden­ó su error.

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