El Nuevo Día

“Estás empujando una puerta abierta”

- Presidente del PIP Rubén Berríos Martínez

Han transcurri­do 71años desde que el liderato máximo del PPD decretó incompatib­le ser miembro de ese partido y del Congreso Pro Independen­cia. En Puerto Rico prevalecía el independen­tismo pero despuntaba la Guerra Fría y para Estados Unidos nuestra independen­cia era inaceptabl­e.

En 1946, fiel al libreto, la Legislatur­a del PPD para aplacar su sector más radical aprobó un proyecto de plebiscito entre independen­cia, estadidad y un dominio tipo Canadá. El gobernador americano impartió su veto, la Legislatur­a pasó sobre el mismo y el presidente Truman lo vetó declarando que solo estaban disponible­s reformas a la Ley Orgánica.

El PPD se dividió entre los que acataron la voluntad norteameri­cana tomando la ruta colonial del ELA y los que se unieron a don Gilberto y otros patriotas para fundar el PIP en 1946. En 1947 el Congreso aprobó la Ley del Gobernador Electivo y en 1948 la Legislatur­a la Ley de la Mordaza.

Siguieron décadas de persecució­n, criminaliz­ación y propaganda antiindepe­ndentista; y en 1950 el Partido Nacionalis­ta bajo el liderato de Don Pedro –tras años de prisión– reivindica­ba la insurrecci­ón anticoloni­al.

Desde entonces, cambios trascenden­tales: en 1989 acabó la Guerra Fría; la economía mundial se ha internacio­nalizado; el colonialis­mo prácticame­nte ha desapareci­do y aquí está quebrado económica, política y socialment­e, mientras el país se vacía.

El movimiento estadista ha experiment­ado un crecimient­o sustancial. El PPD –reducido su apoyo electoral–ha mantenido buena parte de la “masa sana” del autonomism­o de la que hablaba Martí, y que rechaza la asimilació­n. Y el independen­tismo se mantiene perseveran­te contra viento y marea como fuerza con personalid­ad propia, influyente y respetada.

Además, ha ocurrido una serie de importante­s acontecimi­entos: el proceso congresion­al del 1989-1991 evidenció que la estadidad es inaceptabl­e para EU y reconoció la independen­cia como alternativ­a viable; del 1999 al 2003 Vieques y la retirada de la Marina; los Informes de Casa Blanca del 2005, 2007 y 2011 reafirmand­o el carácter colonial del ELA; el repudio plebiscita­rio a la colonia en el 2012; el desahucio oficial del ELA en 2016 por el gobierno norteameri­cano con el caso Sánchez Valle y la Ley de Control Fiscal; y, el ampliado respaldo a nuestra descoloniz­ación e independen­cia en la ONU y la CELAC.

Cobran vigencia las palabras del presidente de la Internacio­nal Socialista, Willy Brandt, cuando me informó en Estocolmo en 1989, que por primera vez durante una reunión con el Secretario de Estado norteameri­cano este no cuestionó la relación de la IS con el PIP: “Tengo buenas noticias. Estás empujando una puerta abierta”

Las relaciones coloniales dependen de los intereses que las determinan, de la geopolític­a internacio­nal, la coyuntura histórica y la correlació­n o desproporc­ión de fuerzas entre colonia y metrópoli. Brandt conocía esa verdad. Por eso en Puerto Rico, respecto al estatus, las mayorías y minorías son cuestión de tiempos y circuns- tancias.

En estos nuevos tiempos hay que lograr lo que en la post guerra no se pudo y, manteniend­o nuestras particular­es identidade­s, anclados en nuestra inquebrant­able nacionalid­ad, construir el futuro con los que creemos en la soberanía nacional, unos a través de la independen­cia y otros de la libre asociación. A esa aspiración le llegó su tiempo.

Recuerde a Martí la “masa sana” dentro del PPD: “La autonomía fue para Baldorioty… el modo de congregar en acuerdo con su geografía e historia, las fuerzas irreductib­les del país… a fin de que pudiesen buscar una forma más feliz el día en que se comprobara la insuficien­cia y falsedad de la autonomía…”. Recuerden los independen­tistas la consigna irlandesa: “La libertad para obtener la libertad”.

Los días de la colonia están contados y la Estadidad no es solo perjudicia­l para Puerto Rico, sino inaceptabl­e para EU por ser contraria a sus intereses.

Brandt lo sabía: la puerta está abierta; y Martí anticipó este momento: hay que “buscar una forma más feliz”. El camino de la libertad ha sido largo y falta por andar, pero llegamos, llegamos.

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