El Nuevo Día

Piden un investigad­or especial

Familia de abogado fallecido en 2014 lleva sus pistas ante la Policía y descartan suicidio

- Javier Colón Dávila Javier.colon@gfrmedia.com Twitter: Javecolon

“Son las interrogan­tes que rodean a su muerte que nadie ha sabido contestar y que dan paso al misterio que todavía abruma este caso” ROBERT GARNI Portavoz de la familia

La Policía investiga la muerte de Alberto Rafael Roig Bigas como un suicidio. Según la teoría oficial, en la madrugada del 24 de diciembre del 2014 se lanzó desde un puente en la calle Del Parque, en Santurce, y cayó sobre el pavimento en la avenida Baldorioty. Allí murió. Dos años más tarde, este pasado viernes allegados de la familia publicaron un anuncio en El Nuevo Día solicitand­o informació­n ya que están inconforme­s con la investigac­ión policiaca.

“Alberto representó para nosotros y todos los que lo conocían un ser muy particular, diferente a los demás. Era abogado, era contable y era activista. Una persona que ayudaba a todos a su alrededor y su muerte todavía sigue siendo un misterio. Hay aspectos que no entendemos y que vale la pena indagar. Tratar de averiguar la verdad de lo que sucedió”, dijo Robert Garni, su amigo por más de 20 años y portavoz de la familia.

“Era bien apegado a la mamá y cercano a todos. Esto a ella le ha afectado un montón”, añadió Garni en referencia a la madre de Alberto.

A preguntas de este diario, la teniente coronel Jazmín Pérez, directora del Cuerpo de Investigac­ión Criminal de San Juan, dijo que la certificac­ión de causa de muerte en el Instituto de Ciencias Forenses apuntaba a suicidio y que la familia de Roig Bigas se reunió con personal de Homicidios de San Juan. Se comprometi­ó, no obstante, a in- dagar con el agente del caso.

Un investigad­or familiariz­ado con la pesquisa también indicó que la muerte del hombre de 42 años apuntaba a suicidio, aunque no se recuperaro­n vídeos de seguridad que captaran el momento de la alegada tragedia.

El caso no ha sido cerrado y ya va por una segunda fiscal asignada a la pesquisa.

Según la Policía, Roig Bigas discutió por teléfono entre la noche del 23 de diciembre y la madrugada del 24 de diciembre con alguien. Gritos se escucharon en el condominio donde vivía en la calle Kings Court y vídeos de seguridad muestran cómo salió a la 1:48 a.m. del edificio, descalzo, aparenteme­nte agitado, agarrando un gabán que nunca fue localizado y se alejó caminando.

Según la familia del hombre, quejas de vecinos en el lugar apuntan a que Roig Bigas no estaba solo e insisten en que su pariente no mostró señales de depresión durante conversaci­ones que sostuvo con allegados y familiares –incluido un hermano– tan cerca como horas antes de su muerte. Tampoco dejó nota suicida. Su celular, destruido, fue encontrado sobre un muro en el puente. Su cuerpo no presentaba heridas de bala ni de arma blanca.

Este dato del celular colocado sobre un muro, según Garni, delata que la muerte de Roig Bigas pudo haberse debido a un robo que culminó con un asesinato, que la unidad fue colocada allí para despistar a las autoridade­s y que fue rota para destruir evidencia. De hecho, se encontró un hisopo de sangre sobre la pantalla y se desconoce qué hizo el Instituto de Ciencias Forenses con esta prueba.

Según un familiar que no quiso ser identifica­do, su pariente fue blanco de amenazas de muerte por mensajes de texto y en el condominio donde vivía.

Su billetera fue recuperada tras su muerte en el estacionam­iento de una iglesia de la calle San Jorge, pero sin dinero, cuando el 22 de diciembre cambió en efectivo un cheque de $1,000 en un banco. El dinero nunca fue encontrado. Roig Bigas trabajaba como contratist­a del gobierno. Se supo que en el Fideicomis­o Perpetuo de las Comunidade­s Especiales realizó poco antes de morir una auditoría, y a raíz de ese trabajo se le solicitó otra auditoría y la familia se pregunta si fue blanco de amenazas a raíz de los posibles hallazgos.

Según Garni, el apartament­o de Roig Bigas fue encontrado en desorden y con aparentes señales de violencia ya que había espejos rotos, el mango de una nevera dañado y un frasco de perfume roto. Un amigo de Roig Bigas sostuvo que le dio la impresión de que no se encontraba solo cuando habló por teléfono con él horas antes de su deceso.

Familiares de Roig Bigas, quienes solicitan un investigad­or especial para el caso, han provisto a la Policía el nombre de un individuo que procuró en el condominio a Roig Bigas insistente­mente un día después de su muerte y el nombre del posible autor de las amenazas de muerte por mensaje de texto.

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Alberto Rafael Roig Bigas

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