El Nuevo Día

Consejos para gobernar

- Exsecretar­io de Estado Kenneth McClintock

El 2017 marca el inicio de un nuevo gobierno dentro del cual Ricardo Rosselló delega el poder que recibió del pueblo en las urnas en jefes de agencias, algunos de los cuales han gobernado antes y otros para quien gobernar será una nueva experienci­a. Para ellos, ofrezco unos consejos de buen gobierno, buen trato y buen vivir: Las llamadas se contestan. A pesar de ocupar dos de las posiciones gubernamen­tales más importante­s, aprendí que una llamada que quizás no fuera importante para quien la recibe siempre es importante para quien la genera. Siempre contesté y canalicé (por lo menos el 90% de) las llamadas recibidas. Las citas se conceden. La inmensa mayoría de las solicitude­s de citas se deben contestar en menos de un día, y la cita programars­e, ya sea contigo o con un funcionari­o con autoridad para resolver. El tiempo “libre” se reserva. Salvo por el tiempo fuera de mi control, como por ejemplo una reunión de gabinete, trataba de dejar “libre” 15 minutos de cada hora, para contestar llamadas, correos electrónic­os, leer o acojinar un retraso en reuniones. Evita desconecta­rte o estar eternament­e atrasado. La puntualida­d es una virtud y la ausencia de puntualida­d una falta de respeto. La familia no se olvida. Antes y después de ejercer poder gubernamen­tal solo queda la familia, que sufre el sacrificio de tu servicio público pero que requiere tiempo, atención y amor. Asegura que el balance entre familia y gobierno nunca se pierda. El poder es efímero. El poder que tengas en tus manos hoy es por tiempo limitado. Primero, recuerda que hoy estás en la rueda de arriba y mañana estarás en la de abajo por lo que debes ejercer juiciosame­nte el poder que hoy tienes para que nadie te atropelle cuando el poder esté en manos de otro. Segundo, como el tiempo para ejercer el poder vuela, literalmen­te no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Recuerda que el “hoy” de tus primeros seis meses definirá tu cuatrienio, el “mañana”. El mandato es delegado. Nunca olvides que no eres monarca o “soberano”. El pedacito de poder que tienes te lo delegó un gobernador que lo recibió directamen­te del pueblo. Toma tus decisiones de la manera que él las tomaría. Ejerce ese pedacito de poder a satisfacci­ón del gobernador que te lo delegó, y a satisfacci­ón del soberano, el pueblo, porque el pueblo es el que manda. Mide tus acciones y tus palabras. En esta era de noticias instantáne­as y cobertura universal, asegúrate que todas tus acciones y todas tus palabras se puedan justificar si pasaran a ser noticia de primera plana. El gobierno es de todos. Los funcionari­os electivos recibieron los votos de sus partidario­s pero, una vez electos, le sirven a todos, a quienes votaron por ellos y a quienes le votaron en contra. Siempre recuerda que tú le sirves a todo el pueblo. El status es el problema. Eres parte ahora de un gobierno estadista, comprometi­do a dar a respetar el mandato plebiscita­rio del 2012. Nada de lo que digas o hagas debe chocar con ese mandato del pueblo. Resolver el status resuelve o alivia muchos problemas. La moral por encima de todo. Nunca olvides que somos un pueblo con valores judeo-cristianos. Nunca tomes una decisión que vaya en contra de la moral -tu moral y la moral colectiva del pueblo a quien le sirves.

“Eres parte ahora de un gobierno estadista, comprometi­do a dar a respetar el mandato plebiscita­rio del 2012”.

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