Amenaza a los servicios del Hospital de Psiquiatría
A poco tiempo para su próxima acreditación, la institución aún no ha corregido serias deficiencias
Una serie de irregularidades y deficiencias en el Hospital de Psiquiatría de Río Piedras Dr. Ramón Fernández Marina amenazan la continuidad de operaciones de la única unidad hospitalaria de salud mental a nivel público.
Además del deterioro general del edificio histórico que cobija al hospital inaugurado hace casi 88 años, el mal manejo de información de pacientes pone en peligro la importante acreditación de la Comisión Conjunta de Acreditación de Organizaciones de Servicios de Salud (JCAHO, por sus siglas en inglés).
Hacinamiento de pacientes, falta de personal en áreas críticas, como la sala de emergencias, además de carencia de medicamentos y problemas en los pagos a empleados son problemas denunciados tan reciente como el año pasado por la Unión General de Trabajadores, denuncias que se repiten con frecuencia y que ahora cobran un matiz mayor con la peligrosidad de que el plantel pierda la credencial del “Joint Commission”.
En o antes de abril, personal de esta organización no gubernamental que certifica si la institución cumple con parámetros de calidad visitará el Hospital de Psiquiatría General para evaluar si le otorga la licencia por un período de tres años más o se lo deniega.
Además, el fantasma del histórico pleito de clase incoado por Roberto Navarro Ayala en 1974 que fue reabierto en el 2015 por el Grupo de Apoyo Comunitario San Patricio, permanece latente ante la sentencia pendiente del juez federal Francisco Besosa para certificar si se está cumpliendo con las estipulaciones del caso.
El recién confirmado secretario de Salud, doctor Rafael Rodríguez Mercado, junto a la designada administradora de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca), Suzanne Roig Fuertes, reconocen que el escenario es difícil, pero en entrevista con El Nuevo Día aseguraron ayer que trabajan para tratar de retener la acreditación de la JCAHO.
“Desde que aceptamos el compromiso de asumir esta posición iniciamos un plan de acción inmediato”, comentó Roig Fuertes.
Explicó que en la última acreditación que la JCAHO le concedió al hospital hace tres años se identificaron cuatro señalamientos que no habían sido subsanados, según detectó una reciente revisión.
Uno de estos, indicó Roig Fuertes, es el mal manejo de información documentada en los expedientes médicos, aspecto importante tanto para el seguimiento de los pacientes como en el proceso de facturación a las compañías aseguradoras de salud por los servicios brindados.
Otra irregularidad detectada en el 2013 que aún no ha sido corregida completamente es el deterioro de la planta física, lo que es evidente en los problemas de humedad, filtraciones en los techos y problemas de electricidad, entre otros dilemas estructurales. La tercera falla fue la falta de “liderazgo y gobernanza” al carecer de un reglamento firmado y actualizado de su Junta de Directores, dejando al descubierto la falta de una estructura administrativa.
A pesar de las dimensiones que arrastran estos problemas, para Roig Fuertes la dificultad mayor es en “cuidado a pacientes”, cuarta grieta identificada por la JCAHO.
“Para mí, ese es el reto más grande”, comentó Roig Fuertes.
DILEMAS EN SALA DE EMERGENCIAS. Con una capacidad para atender 200 pacientes, problemas estructurales y falta de personal solo mantienen habilitadas 141 camas en cuatro de las cinco salas abiertas. En la quinta sala, que está fuera de operaciones, hay 23 camas más que el nuevo gobierno ansía abrir, pero solo si consigue los fondos necesarios para contratar el personal adicional que se necesita.
A pesar de que el censo de pacientes ayer era de 138, lo que se acopla a las camas disponibles en el hospital, otro de los dilemas principales de la institución es el hacinamiento de pacientes que se refleja con frecuencia en la sala de emergencias.
Según reconoció Roig Fuertes, aunque dicha unidad tiene capacidad para atender a 26 hombres y 13 mujeres, la realidad es que se reciben muchos más, principalmente en la noche.
“Se han generado momentos donde el censo se excede. Por eso en el pasado han habido colchones en el piso”, reconoció Roig Fuertes.
Para atender estas y otras deficiencias, Rodríguez Mercado apuesta a la adquisición de más fondos federales que los ayuden a levantar el hospital.
“Por años hemos dejado pasar muchas propuestas federales de infraestructura, pero ahora hay una persona a cargo que va a ayudar en eso”, dijo.
Según explicó, se acaba de rehabilitar la Oficina de Asuntos Federales en el Departamento de Salud, la cual contará con un director y dos empleados federales que estarán destacados allí para ayudar en la labor de adquisición de fondos federales.
TRAS EL MEDICARE. Otro de los retos que enfrenta el Hospital de Psiquiatría General es la falta de acreditación del programa federal de Medicare.
Este credencial se perdió hace diez años debido a problemas con “la movilidad de pacientes” en el hospital o la retención de ellos en la institución durante largo tiempo, sin trasladarlos a lugares menos restrictivos, con mayor autonomía para ellos a medida que progresan en su tratamiento.
“Esa es una de mis prioridades (recobrar esta licencia). No sé cómo la
“La sala de emergencias es una de las áreas más difíciles porque tiene menos camas y llegan pacientes a cualquier hora”
SUZANNE ROIG FUERTES Administradora de Assmca
“Por años hemos dejado pasar muchas propuestas federales de infraestructura, pero ahora hay una persona a cargo que va a ayudar en eso”
RAFAEL RODRÍGUEZ MERCADO Secretario de Salud
dejaron perder”, dijo el secretario.
La meta, anticipó Roig Fuertes, es que una vez el hospital pase por la acreditación de la JCAHO, gestione entonces la licencia del programa Medicare. Esto, dijo, podría ocurrir este mismo año.
“Este hospital recibe participantes con condiciones crónicas, con poco o ningún apoyo familiar. Muchos son abandonados en la sala de emergencia en condiciones (de salud) tan severas que ni ellos mismos se identifican. Todo eso genera un problema en el manejo de las camas, pero ya hemos identificado el problema y vamos a trabajar en la movilidad de estos pacientes a otros niveles de tratamiento”, dijo Roig Fuertes.
El fin, dijo, es trasladarlos a hogares, programa que esperan fortalecer y que actualmente consta de 57 lugares contratados por Assmca.
En cuanto a los cuatro señalamientos identificados hace tres años por la JCAHO, explicó que ya en diciembre se logró que el reglamento de la Junta de Directores fuera firmado. Con las otras tres deficiencias se continúa trabajando, dijo.
Otra dificultad con la que esperan trabajar próximamente, dijo el funcionario, es en la cubierta de los planes médicos para atender denuncias de limitaciones en los tratamientos a pacientes, intervenciones en crisis y medicamentos, entre otros.
La Assmca también proyecta trabajar en darle herramientas a las familias de pacientes de salud mental para que sepan como manejarlos.
LA ÚLTIMA OPCIÓN. El ataponamiento de pacientes que históricamente arrastra este hospital parte de que esta institución muchas veces termina siendo el último recurso para personas con condiciones de salud mental críticas o agudas.
“Son los únicos que cogen a pacientes bien enfermos. Como los seguros (de salud) lo más que pagan es dos semanas (de tratamiento hospitalario), después los envían ahí. Es el zafacón”, dijo el psiquiatra Michel Woodbury.
La doctora Lillian Segarra, directora del Departamento de Psiquiatría del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, coincidió en que se trata de un problema agravado con la crisis fiscal.
“Hay que enfocarse y meterle dinero para sacar los recursos que se necesitan porque este es un problema de muchos años y se necesita crear un “task force” para dilucidar la raíz de todo esto, buscarle soluciones”, dijo.
Mientras tanto, una persona que laboraba en el hospital, pero que prefirió mantenerse en el anonimato, comentó que muchos de los problemas se deben a deficiencias administrativas y a fragmentaciones de servicios.
“Desde que se fue el tribunal federal (monitor), eso ahí es tierra de nadie. Hay problemas de fondos, aparte de que se brega con pacientes desamparados, los que nadie quiere, ni sus familias”, lamentó.
Agregó que el desmantelamiento de los “nursing homes” agravó el problema de movilidad de pacientes, aparte de la dificultad de que los hogares los acepten para continuarles el tratamiento fuera del hospital.