EL REGRESO DEL ARTE DE TEJER
Tejer está cobrando cada vez más auge entre personas jóvenes y hombres
Entre puntos de crochet o puntadas a dos agujas y vueltas para crear esa bufanda especial que quieres regalar, se olvidan las penas, se libera el estrés acumulado y se disipan las preocupaciones más inmediatas. Eso lo sabe de primera mano Marilén Toro, propietaria de Madejas, un cálido espacio donde ofrece cursos de diferentes técnicas de tejido y bordado a mano que, según ha comprobado personalmente y con sus estudiantes, es un pasatiempo con muchos beneficios.
“Además de combatir el estrés, ayuda mucho para la concentración. A la vez, aprendes una destreza nueva que es muy importante para la salud mental y es una manera de socializar en un ambiente tranquilo”, enumera Toro, tras asegurar que también permite organizar los pensamientos.
“Dicen que es el nuevo yoga y los médicos lo recomiendan. De hecho, tengo clientas que sus neurólogos se lo han recomendado. Pero no es solo aprender a tejer. Por ejemplo, en el caso mío, que ya sé tejer y lo puedo hacer hasta con los ojos cerrados, también tengo beneficios. Porque al descifrar o visualizar el patrón para comenzar a hacer algo concreto, necesitas mucha concentración y eso verdaderamente tiene un efecto positivo en la mente”, afirma la maestra de tejido.
Y es que se trata de una acción que involucra el uso de las manos y los dos hemisferios del cerebro, lo que tiene un efecto terapéutico muy positivo, tanto en el aspecto emocional como físico, afirma la neuropsiquiatra Graciela Lodeiro, quien destaca que se trata de un aprendizaje que conlleva una actividad neuronal importante.
“Ayuda a reeducar y rehabilitar, lo que puede servir para la reinserción social y para ayudar a personas con limitaciones físicas y mentales, sean temporales o permanentes, porque a la vez que aprende, gana confianza y aumenta su autoestima”, agrega la especialista, mientras señala que la combinación de educación creativa también actúa positivamente en cualquier trastorno emocional.
“Hace varias cosas; focaliza la atención en lo que se está haciendo y eso permite que se
desplace la angustia o preocupaciones que pueda tener la persona. Se trata de una acción en la que tienes que hacer cálculos, lo que te exige conación centra y memoria y, si lo haces en grupo socializas, lo que a su vez tiene otros beneficios”, explica Lodeiro, al tiempo que resalta que cualactividad quier de tipo creativo estimula el pennto samiento estructurado y ayuda a desarrollar destrezas psicomotoras.
Pero aun si no tienes ningún problema de salud, la acción de tejer es muy recomendada. Sobre todo, dice la psicóloga industrial y geloga rontóloga Ada Padró, porque nos obliga a pensar y a visualizar continuamente lo que queremos hacer Además, esa repetición de movimientos con las manos, que requiere concentración, tamsupone bién supone un complejo proceso neurológico que pone en funcionamiento diversas áreas del cerebro, como la sensitiva, la visual, la auditiva y la del lenguaje, agrega tras aceptar que hasta hace unos años pensaba que tejer era para personas muy mayores.
“Pero esa idea ha cambiado mucho, ahora tejer ha tomado mucho auge. Se ha probado que tejer activa y fortalece la coordinación psicomotora, ayuda a mantener alambrado el cerebro y tienes que tener mucho sentido espacial y matemático envuelto en el proceso. Involucra destrezas mofinas toras finas y las psicomotoras, de coordinación y espaciales. La persona tiene que visualizar cómo quiere terminar lo que está tejiendo y cuáles serán las dimensiones de su obra”, expone la psicóloga y gerontóloga.
Además, resalta que se trata de una actividad que se puede compartir en grupo, lo que puede servir como terapia de grupo y hasta alguien puede ser coach de otra persona que lo necesite. De hecho, Padró, dice que ha notado que más personas jóvenes y hasta hombres se están adiestrando en la actividad de tejer.
“Se está viendo como un proceso terapéutico. Es una actividad que se puede hacer sola, pero en grupo ayuda a fortalecer la amistad, algo que también es vital para el adulto mayor y que nutre el cerebro”, agrega la psicóloga, mientras resalta que ese auge o “fiebre” por tejer se debe seguir estimulando. Especialmente, agrega, porque estimula las conexiones neuronales y mantenerlas activas a medida que envejecemos es vital para ayudar a retrasar la aparición de problemas cognoscitivos como es el caso de la demencia.
Tradición que perdura. Marilén Toro dice que teje desde muy pequeña, una labor que ahora se ha convertido en negocio. “Cuando mis hijas estaban chiquitas, cosía por necesidad y tejía por entretenimiento”, comenta entre risas mientras resalta que en Puerto Rico el tejido es una tradición que se ha mantenido y que tiene muchos seguidores.
“Es una manualidad diferente porque cuando se aprende y puedes hacer tus propias creaciones, uno se siente muy bien porque puedes terminar con obras de arte creadas por ti. Desde sabanitas, vestidos, bufandas y manteles que, al verlas terminadas, dan mucha satisfacción saber que las hiciste con tus propias manos”, indica Toro con evidente satisfacción.
La idea de abrir una tienda, agrega, surgió a partir de las reuniones que tenía con un grupo de amigas para tejer y coser.
“Con el tiempo, decidí abrir la tienda Madejas para darles clases a más personas. He seguido aquí, dando clases, además de vender hijos de alta calidad”, añade, al tiempo que resalta que la persona que aprende a tejer puede obtener los mismos beneficios si lo hace sola en casa. Pero insiste que unirse a un grupo tiene beneficios adicionales como el que da sentirse parte de un grupo y “hablar sobre lo que nos afecta, además de que nos damos terapia unas a otra”.
Merce Bou es una de las estudiantes que también da fe de cuan efectivo ha sido para su vida el tejido. “Llevo doce años cogiendo clases y no me quiero graduar. Esto es una terapia, hablamos, nos contamos nuestras penas o preocupaciones y nos relajamos. Tejiendo se habla de todo y si alguien tiene un problema, uno aporta a base de su experiencia y a lo mejor puede ayudar”, asegura tras enfatizar que “es mejor que ir al psiquiatra”.
De eso también da fe Angie Calderón, quien dice que ha hecho del tejido su mejor terapia. “En las citas médica se me pasa el tiempo bien rápido porque estoy tejiendo, cuando voy en el carro con mi esposo también estoy tejiendo o si viajo, en el avión es muy bueno”, agrega, quien es sobreviviente de cáncer y dice que el tejido la ayudó a relajarse durante las quimioterapias.
“Cuando me dijeron que tenía cáncer, lloré mucho. Pero después el tejido me sirvió de terapia, es una manera de liberar. A mí también me sirve para socializar en un ambiente tranquilo”, agrega.
Melanie Roselló es otra estudiante que lleva ocho años tejiendo y nunca se cansa de hacerlo. “Tengo recuerdos muy bonitos de mi abuela tejiendo, pero no sabía que me iba a gustar tanto. Es que ver cómo de una bolita de hilo puedes lograr tanto… Uno se siente muy orgulloso cuando ves el trabajo terminado. Además, puedo compartir mucho con mis compañeras y hasta comparto con mi marido cuando él ve deporte, mientras yo tejo”, añade.
Tanto las estudiantes, como la maestra, aseguran que se trata de un pasatiempo de mucho provecho. De hecho, no lo ven como algo que es solo para las “abuelitas” que van a tejer botitas para sus nietos. “Eso ha cambiado mucho”, dice por su parte Marilén Toro, aunque acepta que todas ellas tejían artículos para sus nietos aún antes de tenerlos. Sin embargo, todas están de acuerdo que las personas jóvenes y hasta los hombres se beneficiarían mucho si se atrevieran o decidieran aprender a tejer.
“Aquí hablamos de todo, desde consejos matrimonial, de salud, sexualidad, hasta de Kama Sutra. Son temas muy variados, a la vez que creamos estas bellezas”, sostiene Marilén entre risas, quien destaca que al poner en acción la mente, los ojos y las manos, se mantiene la mente alerta “porque tienes que contar y seguir unos patrones”, lo que te mantiene ocupado, además concentrado.