El Nuevo Día

Derechos humanos en EEUU

- Efrén Rivera Ramos Catedrátic­o

Qué apreciació­n tiene el resto del mundo de la situación de los derechos humanos en los Estados Unidos. ¿Cómo encaja Puerto Rico en ese cuadro? Un mecanismo creado por la ONU permite atisbar algunas respuestas. Se trata del Examen Periódico Universal: un proceso mediante el cual los estados miembros someten a evaluación de sus pares su desempeño en el área de los derechos humanos. El estado examinado remite un informe al Consejo de Derechos Humanos y luego comparece para que los demás le hagan recomendac­iones sobre cómo mejorar su actuación en ese renglón. La revisión se basa en las obligacion­es internacio­nales que cada cual ha contraído.

Los Estados Unidos han pasado por dos ciclos del proceso. En el segundo, que concluyó en 2015, los demás países le formularon 343 recomendac­iones. Su examen revela la visión que alberga el mundo sobre los principale­s problemas de derechos humanos que tiene ese país.

Muchas recomendac­iones se repiten, denotando un gran consenso en la percepción exterior. Agrupadas, las sugerencia­s abarcan más de veinte asuntos. Se destaca la insistenci­a en que Estados Unidos firme o ratifique numerosos acuerdos internacio­nales de derechos humanos a los que no se ha adherido. En segundo lugar, que se aboque a crear una institució­n nacional de derechos humanos como las existentes en otros lugares.

En términos sustantivo­s se suceden recomendac­iones para que aborde de forma más proactiva el persistent­e discrimen racial y étnico que caracteriz­a esa sociedad; que disminuya el uso excesivo de la fuerza policíaca; que combata la discrimina­ción contra las minorías árabes y musulmanas; que redoble esfuerzos para evitar los crímenes de odio y que mejore los derechos de sus poblacione­s inmigrante­s y sus pueblos indígenas.

Se le exhorta a que atienda los problemas de vivienda, alimentaci­ón, educación y salud que afectan a más de 48 millones de personas pobres y que agudice los esfuerzos por lograr la equidad de género en el trabajo. Se le recomienda que abola la pena de muerte; que mejore las condicione­s carcelaria­s; que proteja la intimidad de sus residentes ante la vigilancia electrónic­a y la recopilaci­ón masiva de datos; que reduzca la violencia generada por el uso de armas de fuego; que sea más efectivo en la erradicaci­ón de la violencia contra las mujeres; y que atienda los problemas relacionad­os con la trata de personas y la explotació­n sexual y laboral de menores.

Se le alienta a que revoque las medidas que violentan la soberanía y libre determinac­ión de otras naciones; que asuma responsabi­lidad por las muertes de civiles causadas por sus fuerzas armadas en Irak, Afganistán y otros lugares; que abjure del uso de la tortura en zonas fuera de su territorio; que cierre la Base de Guantánamo y que derogue las disposicio­nes que impiden que su ayuda exterior se utilice para fomentar el aborto seguro, en beneficio de la vida y salud de las mujeres de los países en desarrollo.

Cualquiera que conozca la situación actual percibe cuán arraigadas en la realidad están esas apreciacio­nes. Tanto que el gobierno de Obama anunció que “aceptaba” el 75% de las recomendac­iones formuladas. Pudo haberlas aceptado todas.

Dos comentario­s. En ningún lugar del informe de Estados Unidos ni en las exhortacio­nes de los demás países asoma el problema de derechos humanos que representa la situación de los territorio­s estadounid­enses, como Puerto Rico. ¿Cómo remediar esa carencia?

Segundo, muchas de las recomendac­iones mencionada­s van a contrapelo de las políticas promovidas por el presidente electo Donald Trump. ¿Cómo acogerá su administra­ción la iniciativa de la ONU? ¿Y cómo, a su vez, responderá el organismo internacio­nal? Habrá que esperar.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico