JUANA LA LOCA
¡Y arribó el quinto plebiscito! Luego de tanto defender su validez, ante los contundentes empujones de los norteños, finalmente, los progresistas han aceptado la nulidad del referéndum de 2012. Sí, en lo que parece ser la millonésima vez que sube a la palestra pública la discusión del estatus, nos encontramos nuevamente en el vestíbulo de otro ejercicio plebiscitario.
¿Será más de lo mismo? Ya veremos. Sabemos que encerrará unas particularidades que los cuatro anteriores carecían.
Primero, es consulta exigida por Estados Unidos. Segundo, contará con $2.5 millones asignados por el presidente Obama para propósitos educativos. Tercero, el Secretario de Justicia federal determinará si las opciones presentadas son justas y consistentes con la Constitución norteamericana. Y cuarto, la más destacada y gritona de las particularidades: se excluirá la opción del Estado Libre Asociado.
Sí, porque ya no se trata de sospecha o negación, especialmente del que creció amamantado por la insidia colonial. En enero de 2016, durante la ventilación del caso Puerto Rico v. Luis Sánchez Valle, el propio Estados Unidos admitió la descarnada mentira sesentona: Puerto Rico es una colonia o territorio no incorporado, sujeto a los poderes plenarios del Congreso.
Así, pues, le infligen al estadolibrismo una estocada fulminante que lo envía al más allá. Más, la magnitud del golpe aparenta impedir a renombrados populares separarse del putrefacto cadáver, y transcurrido un año, continúan errantes por suelo borincano, con su féretro al hombro sin saber qué hacer con él.
Ya rebasaron a Juana la Loca, cuyo demencial viaje con el féretro de su adorado esposo por frías tierras castellanas, se prolongó por ocho meses. Es imperativo que los rojos rompan ya con su perenne inmovilidad, engranen, abracen e impulsen agresivamente la soberanía como única alternativa descolonizadora verdaderamente digna. Sí, es imprescindible que, como irremediablemente tuvo que hacer Juana la Loca, el Partido Popular se resigne y deje ir a su muerto.