El Nuevo Día

Obama y Puerto Rico: cambio y desilusion­es

- Federico A. de Jesús Consultor

Amediados de 2008 tuve el honor de ser reclutado para trabajar como portavoz hispano a nivel nacional en la campaña presidenci­al del entonces senador Barack Obama. Haber trabajado en su campaña y luego en su administra­ción fue una experienci­a profesiona­l inolvidabl­e.

Las razones principale­s que me motivaron a unirme a su equipo fueron su pasión a favor de los inmigrante­s, su promesa de terminar la guerra desastrosa de Irak y su compromiso – entonces sin precedente – con Puerto Rico.

A una semana de terminar su mandato, es difícil no tener sentimient­os encontrado­s sobre el legado de Obama con nuestra Isla del Encanto.

Obama ha sido un presidente transforma­dor – desde las reformas financiera­s y de salud a la apertura con Cuba – pero sin duda tiene un record mixto y a veces decepciona­nte en cuanto a Puerto Rico.

En el lado positivo será recordado por iniciativa­s como el aumento de fondos de salud (casi $1,000 millones adicionale­s anuales bajo Obamacare), los fondos ARRA de estímulo económico ($6 mil millones), el proyecto de Lufthansa en Aguadilla, los créditos contributi­vos a las foráneas luego de la ley 154 y el arreglo a las tasas de Medicare Advantage en la isla, entre otros.

En el lado negativo, se destacan la imposición de una junta federal de control fiscal antidemocr­ática y su falta de acción ejecutiva sobre la crisis fiscal – a pesar de que, por ejemplo, poco después de que PROMESA se convirtier­a en ley, el gobierno federal le garantizó préstamos multimillo­narios al país de Túnez sin aval congresion­al – y sus promesas incumplida­s sobre la salud y la descontami­nación en Vieques.

Sobre status, Obama siempre demostró renuencia en atender el tema.

Cuando lo hizo, su administra­ción recrudeció el trato colonial a Puerto Rico, como en la opinión de su Procurador General sobre el caso de Sánchez Valle. Los $2.5 millones que promovió, y convirtió en ley, para un referéndum y campaña educativa, nunca representa­ron una oferta seria de autodeterm­inación.

No obstante, su último capítulo sobre Puerto Rico aún no se ha escrito.

Obama todavía tiene la oportunida­d de reivindica­rse ante el pueblo de Puerto Rico, aunque sea parcialmen­te, si excarcela a Oscar López Rivera antes de entregar las llaves de la Casa Blanca el 20 de enero. Confiamos que así lo haga. El autor es un consultor puertorriq­ueño radicado en Washington, DC, y fue el portavoz hispano de la campaña presidenci­al de Barack Obama en 2008

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