El Nuevo Día

Republican­os apoyan selección de Gorsuch al Supremo

Por su edad, el juez Neil Gorsuch, candidato al Tribunal Supremo de EE.UU., pudiera estar mucho tiempo en un cargo que es vitalicio

- José A. Delgado jdelgado@elnuevodia.com Twitter: @JoseADelga­doEND

WASHINGTON.- Los que le conocen describen a Neil Gorsuch, candidato al Tribunal Supremo de Estados Unidos, como un juez con la ideología del fallecido conservado­r Antonin Scalia, pero de personalid­ad suave como el moderado Anthony Kennedy.

Como Scalia, Gorsuch, de 49 años, es considerad­o un textualist­a, el tipo de juez que arranca aplausos de los republican­os del Congreso, pues se centra en la interpreta­ción que se haría de los apartados de la Constituci­ón o sus enmiendas cuando fueron escritas, no en cómo pueden entenderse en estos momentos.

Gorsuch se ha destacado en el Décimo Circuito de Apelacione­s federales, en Denver (Colorado), por su claridad y estilo al redactar opiniones.

“Es un placer inusual leerlo, y siempre presenta exactament­e lo que piensa y por qué”, indicó – en Scotusblog-, Eric Citron, socio del bufete de Goldstein & Russell y ex oficial jurídico de los jueces del Supremo Sandra Day O’Connor, ya jubilada, y Elena Kagan.

La maestría al redactar opiniones era otro atributo de Scalia, para cuya vacante el presidente Donald Trump ha propuesto a Gorsuch.

Contrario a Scalia, que era abrasivo incluso en los debates durante las sesiones orales, Gorsuch es considerad­o una persona de consenso, como el juez Kennedy para el que trabajó como oficial jurídico.

Gorsuch ha admitido su admiración por Scalia y el agradecimi­ento a la experienci­a que tuvo en las oficinas del juez Kennedy y Byron White, quien también fue juez asociado del Tribunal Supremo de EEUU.

Pese a que no ha emitido opiniones concretas sobre temas fundamenta­les para los conservado­res, como los esfuerzos para restringir el acceso al aborto, la defensa de la segunda enmienda de la Constituci­ón que otorga el derecho a portar armas y la oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo, los republican­os del Senado lo perciben como un futuro Scalia.

Cuando comparan su ideología jurídica con la de Scalia, se hace referencia a un juez “que se acercaba a la ley y la Constituci­ón de forma literal, buscando entender cuál era la intención original de los constituye­ntes”, dijo el constituci­onalista Carlos Ramos, profesor de la Escuela de Derecho de la Universida­d Interameri­cana.

Gorsuch dijo el martes en la Casa Blanca – cuando el presidente Trump anunció su selección-, que un buen juez no puede estar de acuerdo siempre con el resultado de su decisión. De lo contrario, sería un mal juez.

Y Scalia, en materia de derecho criminal, era reconocido porque “aun cuando el resultado fuese en contra de lo que piensa, su creencia en la in- tención original lo llevaba a absolver al acusado”, agregó el profesor Ramos.

Parte de la confianza de los conservado­res en Gorsuch es su opinión concurrent­e en el caso Hobby Lobby Store versus Sebelius, en la que mantuvo que el gobierno federal no puede exigir a corporacio­nes seculares ofrecer cobertura anticoncep­tiva en sus planes médicos.

También destacan sus expresione­s en su libro “El futuro del suicidio asistido y la eutanasia”, en el que escribió que “todos los seres humanos son esencialme­nte valiosos y el que personas privadas quiten la vida humana de forma internacio­nal siempre es equivocado”.

Para el profesor Ramos, el caso de Hobby Lobby y su libro hacen evidente que Gorsuch está alineado con los que quisieran disminuir más la decisión de Roe versus Wade sobre los derechos reproducti­vos de la mujer.

“El juez Gorsuch se ha alineado a un enfoque ideológico de jurisprude­ncia que me hace dudar que pueda ser un juez fuerte e independie­nte en la Corte Suprema” CHARLES SCHUMER portavoz minoría Senado

PERFIL. Gorsuch es casado y tiene dos hijas. Su esposa, Louise, es británica. El candidato a juez asociado del Tribunal Supremo de EEUU, miembro de la Iglesia Episcopal San Juan de Boulder, Colorado, sería el único protestant­e en la Corte Suprema estadounid­ense.

El pantano de Washington, como llama Trump al ambiente político en la capital estadounid­ense, no le es extraño. Su madre, Anne Gorsuch Burford, fue la primera mujer administra­dora de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), entre 1981 y 1983, durante el gobierno de Ronald Reagan. Antes de ser juez de apelacione­s, tuvo un puesto de confianza en el Departamen­to de Justicia durante el gobierno de George W. Bush.

El debate va a estar centrado en su ideología, pues las credencial­es de Gorsuch no están en controvers­ia.

Gorsuch pasó por las universida­des que pueden llevar a un abogado a un puesto de la envergadur­a del Tribunal Supremo, que tiene el poder para pasar por encima de las decisiones de la persona que en este momento es la más poderosa del mundo.

Completó su bachillera­to en Columbia University, luego fue a la Escuela de Derecho de la Universida­d Harvard, donde coincidió con Barack

Obama, y después hizo un doctorado en Filosofía Legal en la Universida­d de Oxford, donde fue un becario del reconocido programa Marshall y conoció a su esposa.

Como telón de fondo está la decisión que tomaron en 2016 los republican­os de ignorar durante nueve meses el nombramien­to que hiciera el presidente Obama del juez de apelacione­s de Washington D.C., Merrick Garland, para tratar de llenar la vacante dejada por Scalia.

“Nadie puede con seriedad puede cuestionar el impresiona­nte resumé del juez Gorsuch o su experienci­a judicial. Pero, nadie podía tampoco cuestionar el impresiona­nte resumé del juez Garland y su experienci­a judicial”, indicó el profesor Doron Kalir, de la Escuela de Derecho de la Universida­d estatal de Cleveland.

LAS REGLAS. Para ser confirmado por el Senado, Gorsuch necesita 60 votos. Los republican­os tienen 52 de los 100 escaños del Senado, por lo que ocho demócratas tendrían que alinearse con la mayoría para Gorsuch poder llegar al Tribunal Supremo. Pero, demócratas como Jeff Merkley (Oregón), consideran que los republican­os “le han robado” el curul a Garland y van a utilizar el mecanismo del filibuster­ismo que obliga a lograr 60 votos para poder llevar el nombramien­to a votación final.

Trump ya ha indicado al líder de la mayoría republican­a del Senado, Mitch McConnell (Kentucky), que si es necesario debe cambiar las reglas de juego –como se hizo durante la pasada administra­ción en el caso de los nombramien­tos al Ejecutivo-, y permitir un voto sobre Gorsuch por mayoría simple.

Las audiencias públicas para su confirmaci­ón se prevé que iniciarán en unas seis semanas. Trump ha pedido que se confirme antes de abril. Pero, la batalla apenas comienza.

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El juez Gorsuch (derecha) tuvo ayer múltiples reuniones en el Congreso para dialogar con senadores sobre su nominación al Supremo, entre ellos el senador Ted Cruz, quien es miembro del Comité Judicial.
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