NEOMACHISMO
La ascensión de Trump al trono fue sorpresiva. Y que esté cumpliendo con sus promesas a dos semanas de sostener el bolígrafo presidencial obliga a recordar que los derechos adquiridos no se mantienen por obra y gracia divina, sino humana.
Sus decretos se esgrimen en contra de los derechos humanos. Hasta el momento la ordenanza inconstitucional en contra de la población inmigrante le ameritó el despido a la Fiscal General Yates por oponerse a validarla en los tribunales.
Curiosa contradicción que se legisle contra el musulmán mientras se confabula con el cristiano. Ese que le niega los derechos a la mujer escondiéndose detrás de mitos religiosos. Los fundamentalistas reniegan de la ciencia sin embargo se amparan en la biología para justificar las prácticas sexuales.
Ya pronto le llegará el turno a la comunidad LGBTTQ de la misma forma que se hizo en contra de los derechos reproductivos de la mujer. Se decretará sobre los límites del amor en cuanto a orificios con una mano sobre la biblia, el falo mayor.
El modelo fundamentalista de papá, mamá y bebé es una camisa de fuerza para un gran componente de la sociedad. Pensar de la misma forma, vivir de acuerdo a un solo modelo es falso y su imposición a las alturas del siglo 21 ha sido propulsora de la violencia y el estancamiento.
De igual forma, la mujer debe poder escoger si continuar o no con un embarazo porque a la larga quien se encargará de esa persona que nazca será ella. Un bebé no deseado pasará a ser víctima de un sistema que tampoco lo quiere. Esto queda evidenciado en la violencia, el abuso y el abandono que hemos normalizado.
En Puerto Rico los legisladores y fundamentalistas que confabularon en contra de la perspectiva de género atentan contra la diversidad y desarrollo de una sociedad pensante, apuestan por la violencia en nombre de la ignorancia.
Trump y Roselló son las caras de este neomachismo que nada tiene que ver con la cantidad de mujeres en su plancha.