El Nuevo Día

EVITA FUTUROS PROBLEMAS

Segundo artículo sobre la importanci­a de la socializac­ión de un cachorro

- Texto Mónica Ferrer Especia Por Dentro ●

Típicament­e imaginamos la socializac­ión de un cachorro como perritos jugando y conociendo a otros perros, pero esto es una pequeña parte de lo que incluye una socializac­ión correcta.

La socializac­ión tiene todo que ver con enseñarle al perro las habilidade­s sociales correctas y cómo sentirse y actuar confiado en el mundo humano. Por eso, tiene que ser expuesto a una variedad de ambientes, sonidos, personas, animales, tráfico y objetos que necesitará­n para lidiar con los adultos. Y aunque esta etapa es crucial, en realidad, la socializac­ión es algo que se debe dar de por vida para mantener un perro balanceado. La ventaja es que comenzar a temprana edad permite el desarrollo de un vínculo fuerte entre el humano y la mascota.

La meta es que el cachorro tenga experienci­as calmadas, positivas o neutrales, pero siempre de forma divertida. Esto hace que el entrenamie­nto sea más fácil ya que aprenderá el valor que trae mantenerse enfocado en usted, sin importar todo lo que pueda estar pasando a su alrededor.

Es importante también enseñarle al cachorro a aceptar el manejo físico como el chequear sus patitas, oídos, ojos, dientes, el corte de uñas y mantenerse quieto durante un examen. Esto hace la visita al veterinari­o menos traumática.

Si te preocupan las enfermedad­es, sencillame­nte no pongas al cachorro en áreas que son altamente visitadas por perros desconocid­os. Entienda que conocer a otros perros no es lo único en la socializac­ión.

Pero siempre hay que tener en cuenta que hay ciertas cosas que pueden ser transferid­as por los genes, como son la timidez y el miedo. En el caso de los tímidos, se debe ir poco a poco y hacer de cada experienci­a social una muy recompensa­da.

Puede que nunca logre la confianza que uno desea para el perro, pero si lo trata de hacer lo más temprano posible, evitará problemas en el futuro. Pero es muy importante que, no importa como sea el cachorro, nunca lo obligues a hacer algo a lo que le teme.

Muchos creen que en un área pública no es seguro para el cachorro si aún no tiene sus vacunas, por lo que una escuela de perros es una buena alternativ­a. Puede ser una gran opción siempre y cuando los maestros estén usando el enfoque correcto.

Un buen entrenador sabe aparear los cachorros correctos según se van conociendo y no obligará a uno temeroso a soportar el agobio de otro muy energético. Sabrá técnicas que promueven la confianza en los tímidos y prevenir juego inapropiad­o con los otros. La niñez de un cachorro no tiene que ser una experienci­a abrumadora. ¡Disfruten juntos, que la etapa de un cachorro es bella y no durara para siempre!

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Un buen entrenamie­nto ayuda en el comportami­ento de un cachorro.

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