Puerto Rico, lumbrera cultural
Una definición geográfica básica establece que un archipiélago es “un conjunto de islas”. Utilizando como base ese concepto tendríamos que afirmar que nuestra patria, Puerto Rico, no es una isla, sino un conjunto de ellas.
Nuestro territorio esta compuesto por cuatro islas municipios como lo son San Juan, Vieques, Culebra y la isla grande de Puerto Rico. Las otras cuatro principales son llamadas Monito, Mona, Desecheo y Caja de Muerto.
A eso le añadimos que, para la década de 1950, el geógrafo Héctor Marrero estableció que las medidas de Puerto Rico en millas terrestres que incluyen todo el archipiélago son de 114 x 41.6 y no las millas náuticas de 100 x 35 que conocemos. El no mencionar a los 11,119 habitantes (Censo,2010) que residen en las islas de Vieques y Culebra, pertenecientes a las islas menores, es del saque discriminatorio.
Los discursos influyen en la construcción social de realidades sin estas ser necesariamente veraces y asegurarse colectivamente en su realidad. La repetición continua de que somos una isla y no un archipiélago ignora la existencia de una isleta de San Juan donde operan nuestros tres poderes y a su vez dentro de ella una de las más antiguas ciudades de las Américas llamada el Viejo San Juan. Se olvida que la residencia del primer ejecutivo, el cuerpo legislativo y los jueces del supremo laboran diariamente fuera de la isla grande. ¿Sabremos que la isleta de San Juan está arquitectónicamente conectada por dos puentes hasta la isla mayor?
La mentalidad insular nos resta como sociedad. No nos deja contemplar la gama de posibilidades para desarrollarnos en todas las esferas. El nombrar a nuestra Patria como isla del encanto limita nuestra visión de país y la concepción de una realidad geográfica que otros archipiélagos han utilizado para su beneficio.
Por décadas hemos tratado de perfumar los problemas trascendentales con títulos lisonjeros y sentimentalistas sin demostrar con acciones que podemos ser una lumbrera económica, social, política y sobretodo cultural en el Caribe.
Un buen inicio sería el entender nuestro aspecto geográfico y dejar de repetir el 100 x 35. El programa de gobierno de Plan para Puerto Rico y la visión del gobernador Ricardo Rosselló Nevares van encaminados en fomentar todos los recursos existentes a través de todo el territorio puertorriqueño.
La palabra Patria va mucho más allá que al sentimentalismo imaginario. Es un diario de amor, trabajo y orgullo. O como diría en 1930 Alejandro Tapia y Rivera:
“Hemos vivido con la mano abierta, pidiendo lo que es nuestro, y permitiendo que otros lean la buenaventura y nos auguren un brillante porvenir. Es hora de vivir con el puño cerrado, amenazando la palabra prostituida. Un buen tapaboca colectivo nos sacará a la patria de los labios y entonces puede ser que le busquemos asilo en nuestro corazón”.
Las estrellas se encuentran muy lejos de la tierra, pero Puerto Rico va encaminado a ser un archipiélago que alumbre al mundo. Hagamos luz.