Status: ¿cuál opción es la más conveniente?
Ante la discusión del status tenemos que analizar cuál de las opciones ofrece un mayor rendimiento económico. ¿De qué manera se afectarían nuestras finanzas?
Bajo la independencia la mayoría de los programas de asistencia federal se eliminarían paulatinamente. Nos quedaríamos sin cupones de alimentos, Medicaid y otros programas más. ¿Cómo se sustituirían? No creo que se pueda adoptar una moneda nacional. Tendríamos que seguir utilizando el dólar. El gasto de abrir embajadas en países claves también tendría un costo.
Bajo la estadidad estaríamos sujetos a impuestos federales adicionales. Tendríamos que pagar contribuciones sobre ingresos federales, un impuesto de 18.4 centavos por galón de gasolina, uno de 24.4 centavos por galón sobre el diesel, impuestos sobre Seguro Social para familias de ingresos sobre $25 mil. Se pagarían impuestos sobre nuestras pensiones que son localmente exentas hasta $15 mil. Con el IRS fiscalizando, la evasión en impuestos afectaría en gran medida nuestra clase profesional. Las compañías manufactureras estarían sujetas a impuestos federales. Por otro lado, bajo la estadidad tendríamos acceso a programas federales que no tenemos ahora. Tenemos que cuantificar el monto de las contribuciones adicionales. Posiblemente los más afectados serían aquellos contribuyentes de altos ingresos, que estarían sujetos a un máximo de contribución sobre ingresos federales de 39.6% más una local de 39%. Bajo la estadidad se tendrían que bajar impuestos locales.
Con el ELA gozamos de exención sobre la mayoría de los impuestos federales. Pagamos algunos impuestos tales como los de la transportación aérea. A pesar de no ser estado tenemos derecho a programas federales tales como los cupones, Medicaid, educación y otros. Este status ha permitido crecimiento económico y desarrollo en la manufactura. Sería ideal el desarrollar un modelo que tome en consideración todos los elementos económicos bajo cualquiera de las tres fórmulas. De esa manera podríamos determinar cuál es la más beneficiosa.
Desde el punto de vista político, lograr que el Congreso y el presidente acepten cambio alguno al status actual es cuesta arriba. Menos aún con un gobierno republicano. Tenemos que abordar el tema del status de una forma racional.
José E. Pérez, San Juan