EXPLORACIÓN CEREBRAL
Conoce el “Neurofeedback”
Anadie se le ocurre correr un maratón sin entrenar. Sabemos que el cuerpo debe estar fuerte y saludable para enfrentar el reto que supondrá terminar la ruta.
Pero además del aspecto físico, el maratonista debe ser capaz de enfocarse en la meta, manejar el cansancio y otras emociones que pueden surgir en el trayecto. Solo con esa preparación mental podrá lograr su objetivo.
Así mismo ocurre en la vida cotidiana. Además de fortaleza física para mover el cuerpo, necesitamos mantener una mente capaz de dirigir saludablemente las emociones que surgen en el trabajo, la familia y las relaciones.
El “neurofeedback” es un tratamiento que funciona a modo de “entrenamiento mental” para enseñar al cerebro a mantener ese estado de balance. De esta forma, se evitan o se disminuyen los síntomas que surgen cuando está en desbalance. Estos incluyen ansiedad, dificultades para dormir y falta de concentración, entre otros.
Las doctoras Fabiola Santos Vilella y Carmen N. García Oller, de San Juan Neurofeedback, también utilizan el procedimiento para trabajar con pacientes que sufren de depresión, dolores crónicos, trastorno de estrés postraumático y otras condiciones.
¿CÓMO FUNCIONA? Lo primero que hacen las psicólogas antes de comenzar una sesión a un paciente es realizar una entrevista para conocer su estado de salud en términos generales. Luego llevan a cabo una evaluación de sus ondas cerebrales, utilizando unos electrodos que colocan en distintos puntos de la cabeza. Estos están conectados a la computadora que, a través de un programa sofisticado, graba la actividad cerebral cuando el paciente se encuentra en distintos estados de actividad o relajación.
La documentación de las ondas cerebrales funciona como un mapa que ofrece información acerca de lo que puede estar afectando a la persona.
“Analizamos los resultados y compartimos con los pacientes lo que encontramos. Así empezamos a confirmar o a descartar síntomas. Es increíble lo que vemos. Las personas se impresionan porque dicen: ‘esto lleva mi nombre escrito’”, indicó García.
De acuerdo al estado de las ondas cerebrales se establece un protocolo específico para trabajar la necesidad de cada paciente. Por ejemplo, si el tratamiento está dirigido a aliviar problemas para dormir, el paciente permanece sentado mientras escucha un tipo de música específico a través de audífonos. Mientras logra mantener un estado de tranquilidad, apto para el descanso, re- cibe como recompensa que la música se mantiene en un volumen adecuado. Pero si falla, el volumen baja y se mantiene así hasta que vuelva a un estado de sosiego.
Otro tipo de recompensas, de acuerdo al fin del tratamiento, puede ser una imagen o un vídeo agradable que aparezca o desaparezca según el paciente logre el objetivo. Esta dinámica enseña al paciente a suprimir las ondas que conducen a los estados negativos y activar las ondas que le provocan bienestar o estados apropiados para el rendimiento óptimo.
“Este proceso es un aprendizaje. Le enseñamos al cerebro, que lleva años trabajando con esa onda bien rápida, que para trabajar y funcionar mejor puede ir más lento”, explicó Santos.
Igual que hacer ejercicio para fortalecer los músculos, el “neurofeedback” debe practicarse de manera consistente durante el periodo de sesiones que determine el profesional que lo ofrece. La repetición logra que el nuevo patrón se consolide y permanezca.
El número de veces dependerá de la situación, pero usualmente ronda en un mínimo de diez a quince sesiones. Durante el procedimiento, no se experimenta dolor ni es necesario tomar medicamentos, aunque a menudo las doctoras atienden pacientes que están recibiendo otros tratamientos para condiciones de salud. En esos casos, el “neurofeedback” funciona como un complemento del cuidado médico.
Aunque no es necesaria una preparación en psicología para ofrecer esta herramienta, las doctoras consideran que la misma es una ventaja, porque a veces ellas o los pacientes identifican pensamientos o situaciones que necesitan atender. Como ejemplo, mencionaron los casos reales de personas que han recordado eventos de abuso físico o emocional acontecidos en la niñez.
“Eso para la persona es asombroso porque no vino por eso o no era su queja principal pero estaba ahí”, enfatizó García.
Las doctoras resaltaron que una parte importante del tratamiento es el aprendizaje de técnicas de respiración que ayudan al paciente a manejar las señales del cuerpo cuando hay ansiedad o tensión. Si, por ejemplo, el corazón empieza a latir rápidamente, las manos se ponen frías y sudorosas, una respiración apropiada funciona para lograr estabilidad. Esta acción tiene un efecto similar a disminuir la velocidad del carro para evitar un accidente cuando transitamos por una carretera peligrosa.