La mujer en un mundo cambiante
La entrada de la mujer al mundo del trabajo asalariado al comienzo del siglo 20 fue provocada fundamentalmente por las guerras, por las cuales tuvieron sus entradas y salidas. La naturaleza de las ocupaciones eran fundamentalmente de cuidado: encargadas del hogar y los niños, maestras, enfermeras, modistas. La Primera Guerra Mundial las llevó al trabajo como enfermeras y operadoras, algunas fallecieron, otras regresaron a sus casas. El mundo cambió y vemos a las mujeres constituyendo mayoría en los salones de clase y alcanzando logros en campos del saber reservados para los hombres.
En los Estados Unidos, en 1900 sólo 19% de las mujeres en edad para trabajar participaba en la fuerza trabajadora, e incrementó al 60% en 1990. Mientras que en 1900 un 1% de las mujeres eran abogadas y un 6% doctoras en medicina, en 1999 estas cifras aumentaron respectivamente a un 29% de abogadas y un 24% a doctoras en medicina. En el 2016, el 63% de los hombres participó en la fuerza laboral versus el 57% de las mujeres.
En Puerto Rico, los datos informados en 1899 reflejaban que las actividades principales en la economía eran la agricultura y minería, el servicio doméstico personal, la industria manufacturera y mecánica, el comercio, la transportación y los servicios profesionales.
Los datos oficiales más recientes publicados por el Departamento del Trabajo de Puerto Rico sobre la participación laboral indican que en 1947 fue de 52.6%, siendo la participación de la mujer consistentemente inferior a la del hombre (80.2 % hombres y 25.3% mujeres), en 1957 de 47.0% (72.8 % hombres y 23.1% mujeres) y en 1967 de 45.3% (68.0 % hombres y 25.3% mujeres). En el 2016 la participación de los hombres fue de 49.5%, frente a 32.1% registrado por las mujeres.
El Siglo 20 trajo consigo eventos de gran importancia en la lucha de igualdad de oportunidades para la mujer: el derecho al voto en el 1920; la ley de igualdad salarial en 1953 (sin que ello implique que ésta exista); el nombramiento de Sandra Day O’Connor como la primera mujer al Tribunal Supremo de los Estados Unidos; en 1963 la primera mujer en el espacio Valentina Tereshkova de origen ruso, y en 1969 Katherine Johnson, quien había trazado la ruta de varios astronautas junto a Alan Shepherd, trazó la ruta para el primer aterrizaje en la luna.
Katherine Johnson describe su experiencia cuando explica: “Las mujeres hacían lo que se les decía que hicieran… No preguntaban o llevaban las tareas más allá. Yo hacía preguntas, quería saber por qué”. Esto hizo posible que alcanzara reconocimiento y que los hombres confiaran en ella (NASA). Esta frase nos recuerda “el techo de cristal“que estas mujeres decidieron que iban a perforar.
Las oportunidades para la mujer, especialmente al tratar de acceder a los puestos más altos en las organizaciones, han sido limitadas, y las condiciones sociales actuales demandan más de la mujer que del hombre, y las oportunidades siguen siendo menores para éstas.
Un nuevo estudio (The Wall Street Journal, 2017) sugiere que al competir por un trabajo, un 54% de los hombres son seleccionados al nivel inicial y solamente el 46% de las mujeres. Además, sólo un número limitado de mujeres logra obtener la “oficina de la esquina”.
El lema de este año para el Día Internacional de la Mujer es: “La Mujer en un mundo cambiante”. ¿Qué condiciones necesita la mujer para alcanzar condiciones igualitarias en este mundo cambiante y reducir el costo personal de su contribución en las organizaciones que laboran y en la sociedad?
La organización global Catalyst, la cual tiene como lema: “Cambiando lugares de trabajo, cambiando vidas”, señala los 10 asuntos más importantes que enfrentan las mujeres y que constituyen barreras en los lugares de trabajo. Estos son:
1)la necesidad de horarios flexibles para atender las responsabilidades familiares mediante prácticas flexibles y énfasis en la productividad y resultados;
2)la equidad salarial en los sueldos de mujeres y hombres; 3)la eliminación de las barreras que traen los sesgos de raza y género; 4)el acceso a la mujer a trabajos críticos de alta demanda y visibilidad; 5)oportunidades para mujeres en puestos de alto nivel, que se constituyan a su vez en modelos de roles; 6)la necesidad de líderes que abran las puertas y aboguen por la progresión de carrera de las mujeres; 7)la prevención y atención adecuada del hostigamiento sexual; 8)lugares de trabajo que sean inclusivos y muestren aprecio a las diferencias; 9)educación sobre los estereotipos de género 10)comportamientos y ambientes de trabajo inclusivos para las mujeres LGBT. La mujer alcanzará su máximo potencial cuando seamos capaces como sociedad de derribar el techo de cristal al crear éstas y otras condiciones que le permitan alcanzar su máximo potencial y derribar las barreras que le limitan.
“Las oportunidades para la mujer, especialmente al tratar de acceder a los puestos más altos en las organizaciones, han sido limitadas...”