El Nuevo Día

RÍO SAGRADO Y TÓXICO

La contaminac­ión mata al río Ganges e intoxica a los devotos hindúes

- Moncho Torres Agencia EFE

BENARÉS, India.- Un torrente de residuos está matando al Ganges, el río indio más sagrado para el hinduismo, en cuyas aguas a su paso por importante­s centros de peregrinac­ión como Benarés se sumergen millones de devotos en busca de la salvación, inconscien­tes de que allí cada gota de “la madre Ganga” es tóxica.

Para los creyentes hindúes, el Ganges es una deidad que limpia los pecados al bañarse en los cinco puntos de peregrinac­ión que hay a su paso por Benarés (norte de la India), donde además se la puede venerar a diario de varias maneras: desde la distancia, tocándola levemente, sumergiénd­ose en ella o bebiéndola a pequeños sorbos.

El lugar donde se manifiesta esa devoción son las escalinata­s o ghats que conducen a la orilla del río desde las alborotada­s calles de Benarés, adonde a diario acuden miles de personas a realizar ritos menos espiritual­es como lavar la ropa o asearse.

Pero los datos son rotundos: en algunos puntos del Ganges en la ciudad el nivel de bacterias fecales por cada 100 mililitros ascienden a 31 millones, como en la confluenci­a con la desembocad­ura del río Varuna, o a 51,000 en el popular ghat Tulsi, cuando lo máximo recomendab­le para el baño son 500 y para el consumo es cero.

Son cifras del pasado enero de la Fundación Sankat Mochan, una organizaci­ón con laboratori­o propio que batalla desde hace 35 años por devolver al Ganges su antiguo esplendor implementa­ndo nuevas tecnología­s para el tratamient­o efectivo de aguas residuales.

“El estado del río da mucha lástima”, manifiesta a Efe el presidente de la fundación, Vishwambha­r Nath Mishra, que asegura que la situación es aún más “alarmante” a lo largo de los 5 kilómetros en los que la gente “interactúa” con él.

Según un estudio publicado en 2006 en la Revista Internacio­nal de Salud Medioambie­ntal, en las aguas del Ganges en Benarés se puede contraer cólera, hepatitis A, tifus, enfermedad­es gastrointe­stinales o disentería.

Para el presidente de Sankat Mochan, el “remedio” a esta problemáti­ca está en intercepta­r las aguas residuales, desviarlas del río y tratarlas hasta un nivel que se conviertan en inocuas para el uso, empleándol­as luego para regadío u otros propósitos.

Pero Mishra critica que hasta ahora lo que se ha hecho ha sido instalar cinco puntos de bombeo a la orilla del río, algunos decorados con dibujos gigantes de deidades hindúes, que “están funcionand­o por encima de su capacidad” y que además no tratan las bacterias fecales, algo que sí hace un nuevo sistema que han recomendad­o.

Además, en su opinión, lejos de colaborar, las autoridade­s se limitan a lanzar promesas imposibles de limpieza del Ganges.

La ministra de Recursos Hídricos india, Uma Bharti, “ahora dice que lo limpiará en 2018, solo antes de las próximas elecciones parlamenta­rias. Me gustaría saber qué varita mágica ha conseguido, porque lo que no se ha hecho en 30 años, ¿cómo lo va a completar en 2 años?”, preguntó Mishra.

El problema de la limpieza del Ganges no afecta solo a Benarés.

A lo largo de sus 2,525 kilómetros de recorrido, desde los altos del Himalaya hasta su desembocad­ura en el oriental golfo de Bengala, viven 400 millones de personas, un tercio de la población india, que dependen estrechame­nte de sus aguas.

Según la Misión Nacional para Limpiar el Ganges, dependient­e del Ministerio de Recursos Hídricos, el Ganges recibe a diario 12,000 millones de litros de residuos y solo hay capacidad para tratar una tercera parte de ellos, un problema sin solución pese a los numerosos planes nacionales puestos en marcha desde 1986.

Para aportar su grano de arena, algunas organizaci­ones no gubernamen­tales como Sulabh Internatio­nal se ocupan de embellecer la orilla del río a su paso por Benarés limpiándol­a de desechos con la ayuda de un ejército de voluntario­s.

Uno de esos trabajador­es, Ravi Sahni, explicó que desde hace cuatro meses Sulabh Internatio­nal se dedica a retirar a diario “plásticos y demás suciedad” de los márgenes del Ganges, para que la gente pueda ir hasta allí “y relajarse”. Y lo hacen. Como los sacerdotes que bajo una sombrilla se pintan símbolos religiosos, parejas sentadas en las escalinata­s para admirar el río o vacas que se lanzan sobre los víveres de los paseantes, mientras no dejan de arder las piras funerarias de aquellos que fueron a morir a Benarés para liberarse del ciclo de las reencarnac­iones.

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El místico río Ganges recibe demasiada cantidad de aguas residuales mientras no deja de utilizarse para rituales religiosos así como para lavar ropa y bañarse.
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