A luchar contra recortes de la agenda de Trump
Los dramáticos recortes presupuestarios propuestos por el presidente Donald Trump en múltiples renglones, incluidas las artes y las humanidades, deben propiciar un intenso cabildeo contra su concreción e impacto negativo.
De aprobarse según los lineamientos adelantados por Trump, Puerto Rico sentiría con fuerza la disminución de fondos, sobre todo en las áreas de salud, justicia, ambiente y vivienda. También habría efectos negativos sobre entidades como la radio y la televisión públicas.
La comisionada residente Jenniffer González y los cabilderos del gobierno y del sector privado deben trabajar para contrarrestar los efectos devastadores que muchas de las propuestas tendrían sobre la Isla, amarrada ya a un severo plan fiscal.
Como ejemplo, la propuesta presidencial elimina todo el presupuesto de la Corporación de Servicios Legales, lo que liquidaría a Servicios Legales de Puerto Rico, que brinda asistencia a las personas de escasos recursos.
Pero los recortes van mucho más allá. En el área de salud se perdería el 16.2% de las asignaciones actuales, y en la ambiental, la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA) sufriría una reducción presupuestaria de 31.4%.
Habría, asimismo, menos fondos para agricultura, comercio, vivienda pública, pequeños negocios, carreteras y empleo en Estados Unidos y, en consecuencia, se reducirían sustancialmente las asignaciones y los subsidios federales que recibe Puerto Rico.
Específicamente en el área de la salud, Puerto Rico ya enfrenta el inminente agotamiento de los fondos del Obamacare, que en los últimos años han representado cerca de la mitad del costo de la reforma que sirve a alrededor de 1.5 millones de personas. Una reducción adicional en el presupuesto federal de salud nos haría tocar fondo.
La reducción de 31% que se proyecta en la EPA pone en peligro el mantenimiento de nuestras áreas protegidas de humedales y bosques, que ayudan a evitar el deterioro del aire y de las aguas.
Es preciso agregar la grave amenaza de desaparecer que se cierne sobre la radio y la televisión públicas, así como sobre el National Endowment for the Arts, que ayuda a la promoción de la cultura. Aunque las asignaciones en este renglón representan una fracción del presupuesto de Estados Unidos, la propuesta de Trump envía un mensaje directo sobre su enfrentamiento con los medios de comunicación y el sector cultural.
Baste comparar el presupuesto de $148 millones del National Endowment for the Arts con el de $183 millones asignado a la seguridad de Trump Tower, el complejo residencial y comercial construido por Trump en la Quinta Avenida de Nueva York y donde su familia mantiene su residencia principal.
El énfasis del presupuesto que Trump quiere que el Congreso le apruebe para el año fiscal federal próximo está depositado en el renglón de defensa, cuya importancia no puede discutirse. El peligro estriba en la inclinación de Trump por reemplazar la diplomacia con las armas, como denota el recorte de 31% que propone para el Departamento de Estado, específicamente en la asistencia internacional y a organizaciones como las Naciones Unidas, aun cuando la propuesta fue rechazada de inmediato por el senador republicano Lindsey Graham.
A la ONU se le suprimirían los fondos destinados a programas del cambio climático -lo que es cónsono con las políticas ambientales de Trump- y se le rebajarían las asignaciones para misiones de paz y costos operacionales.
En contraste, se aumenta en 10% la financiación en defensa, en otro 6% la de seguridad nacional, y en un 10% adicional la del Departamento de Asuntos de Veteranos. Además, se asignan $1,500 millones para iniciar la construcción del muro entre Estados Unidos y México.
El proyecto de presupuesto de Trump, que se espera sea presentado formalmente en mayo, augura una batalla congresional, tanto con los demócratas como con los republicanos que decidirán sobre la distribución de los fondos.
Debemos asegurarnos de que nuestras necesidades y nuestros derechos sean tomados en cuenta a la hora de las decisiones.