Una novela muy entretenida
8Esta novela, divertida de principio a fin, ganó el Premio Planeta del año pasado
Algunas novelas tienen comienzos inolvidables que invitan -aún más- que conminan a seguir leyendo. ¿Quién puede resistir la seducción inicial de “Cien años de soledad”, de García Márquez (“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”)? ¿La de “Tiníssima” de Elena Poiniatowska (“Ya viene su sonrisa bajo el ala del sombrero”) o la de “La reina del sur”, de Arturo Pérez Reverte (“Sonó el teléfono y supo que la iban a matar”)? En la novela que reseñamos no suena el teléfono, sino la puerta: “La llamada a la puerta sonó autoritaria. Ocho golpes seguros, rápidos, de quien espera ser atendido con diligencia. El tipo de requerimiento que jamás podría confundirse con la llamada de un invitado, de un operario o de un repartidor”. De ahí arranca una trama que nos atrapa enseguida. Esta es una novela entretenida que sigue la fórmula policial de presentar un crimen que no parece tal, pasando luego a develar posibles motivaciones y sospechosos probables. Por el camino -un largo camino de más de 600 páginas- se multiplican las pistas. Todo lo que se presenta, además, tiene dos lados, se puede considerar desde dos perspectivas, se presta a interpretaciones alternas.
La puerta a la que han tocado los policías para avisar de un accidente de tránsito con consecuencias fatales es la del apartamiento madrileño del escritor Manuel Ortigosa, pareja de Álvaro Muñiz de Dávila, el muerto. Se trata de un matrimonio homosexual, lo cual plantea de inicio una situación que aún resulta alterna a la usual. Cuando Manuel se dirige a Galicia para identificar el cadáver de su marido -a quien creía en Barcelona- se encuentra con otra realidad inesperada. Álvaro era -sin que él lo supiera- heredero de un título nobiliario como hijo mayor de una familia poderosa e influyente de la zona de Lugo.
Resulta, además, que el accidente no fue tal, sino un asesinato. Junto con dos improbables aliados -el teniente Nogueira, recién retirado de la policía y el padre Lucas, antiguo compañero de colegio de Álvaro- Manuel se adentra en una madeja oscura de relaciones familiares, viejos agravios y resentimientos actuales. En medio de ello, se pregunta quién fue, verdaderamente, su pareja y por qué lo engañó durante los largos años de su relación.
Al crimen inicial se suman otros: el hermano menor había muerto tres años antes en circunstancias extrañas; un “camello” (vendedor de drogas) resultó asesinado el mismo día que Álvaro, y aflora un incidente sucedido años atrás: el “suicidio” de un sacerdote que era profesor en el colegio al que asistían tanto Lucas como Álvaro y su hermano Santiago.
La dualidad se adueña de la novela; se van sumando dobleces y duplicidades. Tal conducta parece ser la norma de la familia noble, constituida por un puñado de personas desalmadas, débiles y-casi sin excepción- hipócritas, empezando por la marquesa, madre deÁlv aro, capaz de cualquier cosa con tal de salvar el honor del clan. Se afianza la interrogante: ¿vivía Álvaro una doble vida? ¿Era su matrimonio una nota al calce de su vida familiar en Galicia? ¿O se trataba de una doble vida diseñada para proteger a su pareja?
Varios tópicos de relevancia actual aparecen aquí: la supervivencia de los antiguos privilegios de clase; la incidencia de abusos sexuales del clero contra los niños y la normalización de las relaciones homosexuales por medio del matrimonio. Se impone, además, la ambientación de la acción en una Galicia rural, umbría y lluviosa aún regida por códigos antiguos relativos al trabajo y las lealtades. Estamos, quizás, frente a un nuevo regionalismo literario que entraña tanto celebraciones como críticas. Abundan las sorpresas, incluyendo el descubrimiento de que la nueva novela que inicia Manuel Ortigosa es, precisamente, la que estamos leyendo.
El premio Planeta suele favorecer novelas de corte popular que apelan a un amplio público lector. Esta es, precisamente, así.