ESTADOS UNIDOS JUSTIFICA BOMBARDEO EN SIRIA
La embajadora estadounidense en la ONU advirtió que su país podría realizar más ataques al gobierno sirio La primera ofensiva contra el régimen de Assad recibió elogios de muchos países e indignación de Rusia
NACIONES UNIDAS.- Estados Unidos avisó ayer que está dispuesto a ir más lejos en Siria tras lanzar su primer ataque contra el régimen de Bachar al Asad, un movimiento que desencadenó un durísimo cruce de acusaciones entre Rusia y las potencias occidentales en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
“Estados Unidos tomó anoche un paso muy calculado. Estamos preparados para hacer más, pero esperamos que no sea necesario”, aseguró la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley.
Su discurso cerró las intervenciones de los miembros del Consejo de Seguridad en una tensa sesión convocada de urgencia después del bombardeo ejecutado en la noche del jueves por fuerzas de EE.UU. contra una base aérea siria.
El ataque, la primera acción militar directa de EE.UU. contra el gobierno de Damasco desde que empezó la guerra hace seis años, fue condenada por Rusia como un “acto de agresión ilegítimo”.
“Se trata de una flagrante violación de la ley internacional”, afirmó el representante ruso en la ONU, Vladimir Safronkov, que aseguró que el movimiento puede tener consecuencias “extremadamente graves” para la estabilidad internacional y “sólo puede facilitar el fortalecimiento del extremismo”.
Haley, mientras tanto, defendió que el bombardeo estaba “totalmente justificado” como respuesta al uso de armas químicas el martes contra la localidad del Jan Shijún, del que EE.UU. responsabiliza al Ejército sirio.
La diplomática fue el miércoles la primera responsable estadounidense en hablar de una posible acción unilateral tras ese ataque y ayer insistió en que Washington no podía ignorar el ataque químico.
“Era el momento de decir basta. Pero no sólo decirlo. Era hora de actuar”, insistió la embajadora estadounidense, que consideró que los “crímenes contra la humanidad” de Bachar al Asad “ya no podían encontrarse con palabras vacías”.
Haley confió en que EE.UU. no emprenderá nuevas acciones militares y dijo esperar que lo sucedido en los últimos días permita avanzar a una “nueva fase” del proceso político en Siria, en la que el gobierno y sus aliados se comprometan “seriamente” con las negociaciones.
Esa esperanza fue también la expresada por Francia y el Reino Unido, las otras dos potencias occidentales del Consejo de Seguridad, que respaldaron sin fisuras la decisión de Donald Trump.
Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, aseguró que el bombardeo es una respuesta “decisiva, justificada y proporcional” que ha sido aplaudida por la comunidad internacional.
El portavoz aseguró desde West Palm Beach (Florida), donde el presidente estadounidense, Donald Trump, se ha reunido con el presidente chino, Xi Jinping, que el mensaje enviado es “muy claro”.
“El presidente cree que el Gobierno sirio y el régimen de (Bachar al) Assad debe cumplir los acuerdos para no utilizar armas químicas”, indicó en una rueda de prensa el portavoz, que esquivó aclarar si Washington llama al líder sirio a abandonar el poder.
El Consejo de Seguridad ha sido escenario en los últimos años de numerosos momentos de confrontación en torno a Siria, pero la sesión de ayer fue seguramente una de las más tensas desde el inicio de la guerra.
Rusia acusó a Washington, París y Londres de tener “una paranoica idea” para derrocar “al gobierno soberano de Siria”, y echó en cara a esos tres países sus “acciones no diplomáticas”.
“El mundo está esperando a que el gobierno ruso actúe responsablemente en Siria. El mundo está esperando a que Rusia reconsidere su alianza equivocada con Bachar al Asad”, respondió EE.UU.
Haley, además, no dudó en echar a Moscú parte de la culpa del supuesto uso de armas químicas por parte del Ejército sirio.
“Cada vez que Al Asad ha pasado la raya de la decencia humana, Rusia le ha respaldado”, dijo la diplomática.
Recordó también que Rusia es garante del acuerdo por el que Siria ac-
cedió a eliminar su arsenal químico y opinó que sólo hay tres opciones para explicar su “fracaso”.
O Moscú permitió conscientemente que Siria mantuviese armas químicas, o fue “incompetente” en su trabajo o el régimen de Al Asad está “tomándoles por tontos”, aseguró.
El embajador británico, Matthew Rycroft, consideró que, con su comportamiento, Damasco no hace más que “humillar” a sus aliados rusos.
Bolivia, uno de los miembros no permanentes del Consejo y que fue quien solicitó su convocatoria, fue también uno de los más duros con Estados Unidos, a quien acusó de “violar” la legalidad internacional y de convertirse con su ataque en “fiscal, juez y verdugo”.
China, por su parte, no habló directamente en contra de la acción militar estadounidense, pero insistió en que el uso de la fuerza “no va a funcionar” y complica la situación.
Precisamente, el presidente Trump estaba reunido con su homólogo ruso, Xi Jinping, cuando inició el bombardeo a la base aérea siria.
APOYO MAYORITARIO Y TENSIÓN CON
RUSIA. Mandatarios de distintos países apoyaron ayer el ataque misilístico de Estados Unidos a una base aérea siria, en tanto Rusia condenó el ataque como una “agresión” y suspendió la crucial coordinación con Washington para evitar colisiones en el transitado espacio aéreo sirio.
Más tarde, Rusia aceptó mantener la comunicación directa con Estados Unidos para evitar las colisiones en el aire sobre Siria, dijeron altos funcionarios militares estadounidenses.
El presidente Vladimir Putin indicó que estaba dispuesto a correr el riesgo de un choque con Estados Unidos y descartar las esperanzas de reparar los lazos con el país bajo la presidencia de Donald Trump antes que aceptar la humillación de observar en silencio el bombardeo a un aliado.
Al congelar el canal de información entre dos poderosas fuerzas armadas, Moscú le indicaba a Washington que no toleraría nuevos ataques a instalaciones sirias.
El ataque de misiles fue condenado por los aliados de Siria, Rusia e Irán, pero bien recibido por la oposición siria y sus defensores, que expresaron su esperanza de que indicara un punto de inflexión tras seis años de devastadora guerra civil.
El ataque supone la orden militar más relevante de Trump desde que asumió la presidencia de Estados Unidos y aumenta la implicación de Washington en el complejo conflicto sirio. El gobierno de Obama amenazó con atacar a las fuerzas de Assad tras ataques previos con armas químicas, pero nunca llegó a hacerlo. Trump pidió a “todas las naciones civilizadas” que se sumaran a Estados Unidos para poner fin a la violencia en Siria.
Unos 60 misiles Tomahawk golpearon la base aérea de Shayrat, al suroeste de Homs, una pequeña instalación con dos pistas de aterrizaje desde la que suelen despegar aeronaves para bombardear objetivos en el norte y el centro de Siria. Los misiles estadounidenses impactaron a las 3:45 de la madrugada, hora local del viernes y afectaron las pistas, hangares, torre de control y reservas de munición, según funcionarios estadounidenses.
Los misiles se lanzaron desde dos buques de guerra en el Mediterráneo en represalia por el mortal ataque del martes con armas químicas, que según funcionarios estadounidenses combinó cloro con un agente nervioso, posiblemente gas sarín.
La oficina de Assad calificó los ataques de “temerarios” e “irresponsables”. Las fuerzas armadas sirias dijeron que los ataques dejaron al menos siete muertos y nueve heridos. El Observatorio Sirio por los Derechos Humanos con sede en Gran Bretaña dijo que entre los siete muertos había un general y tres soldados.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, vio el ataque como una “agresión contra un estado soberano en violación del derecho internacional”, según su portavoz, Dmitry Peskov.
“La iniciativa de Washington asesta un golpe significativo a las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, que ya están en un estado deplorable”, dijo Peskov. El vocero añadió que el ataque crea un “importante obstáculo” para crear una coalición internacional contra el terrorismo.
El Ministerio ruso de Exteriores anunció más tarde que suspendería un memorando con Washington, firmado después de que Rusia iniciara una campaña aérea en apoyo de Assad en septiembre de 2015. Dentro del acuerdo, los dos países compartían información sobre sus vuelos en el espacio aéreo sirio.
En Ginebra, el enviado de la ONU para Siria, Steffan de Mistura, dijo a la AP que su oficina convocaría a una reunión urgente de una fuerza de tareas para el cese de fuego presidida conjuntamente por Estados Unidos y Rusia. Añadió que Rusia pidió la reunión y Washington estuvo “de acuerdo”.
Una coalición liderada por Estados Unidos bombardea objetivos del grupo extremista Estado Islámico en Siria desde 2014, mientras que la fuerza aérea rusa ha atacado tanto a los grupos extremistas como a los rebeldes sirios para asistir a las fuerzas de Assad.
Arabia Saudí y Turquía, que respaldan a la oposición siria, celebraron el ataque, que Riad describió como una “decisión valiente” de Trump. Irán condenó la “peligrosa” operación, que calificó de “acción unilateral” y aseguró que complicará más la situación en Siria.
El ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, dijo que el gobierno de Assad “debe ser apartado del control de Siria tan pronto como sea posible, y la mejor manera de hacerlo es iniciando el proceso de transición”.
Por su parte, el gobierno británico dijo que se le había informado con antelación del ataque y respaldó con firmeza la operación estadounidense.
Francia, Italia e Israel también valoraron el bombardeo de forma positiva.
Un grupo opositor sirio, la Coalición Siria, dijo que el ataque pone fin a una era de “impunidad” y debería abrir camino a una campaña más amplia contra Damasco.
El mayor Jamil al-Saleh, un comandante rebelde respaldado por Estados Unidos en la zona donde se produjo el ataque, dijo a The Associated Press que confiaba en que el suceso fuera un “punto de inflexión” en la guerra de seis años, en la que han muerto unas 400,000 personas.
El gobierno de Assad se ha visto bajo una creciente presión internacional por el ataque con armas químicas, en el que murieron 87 personas, 31 de ellas niños. Incluso Rusia ha afirmado que su apoyo no es incondicional.
Sin embargo, el gobierno sirio ha rechazado las acusaciones y acusa a los combatientes de oposición de haber almacenado las armas químicas. Rusia ha dicho que las sustancias tóxicas se liberaron cuando un ataque aéreo sirio alcanzó un arsenal rebelde de armas químicas y que no deben atribuirse responsabilidades hasta haber completado una investigación.
Estamos preparados para hacer más, pero esperamos que no sea necesario”. NIKKI HALEY embajadora estadounidense ante la ONU