Da fe de la bendición de ser adoptado
Jorge L. García dejó claro lo importante que fue para él ser aceptado por una familia
En momentos en que en la Legislatura se discute un proyecto para acelerar el proceso de adopción de menores, don Jorge L. García puede dar su testimonio, a los 84 años, sobre la bendición de ser adoptado.
Su caso ciertamente es atípico, hasta el punto de agenciarse un lugar en el libro de records Guinness, tras convertirse en la persona de mayor edad en ser adoptado por sus tíos a los 59 años.
Retirado del ejército y del gobierno, donde trabajó 10 años como procurador de menores, García perdió a su madre a los pocos días de haber nacido en 1933. Luego su padre, Francisco García, lo entregó a su hermano Luis Alfonso y su cuñada Marina Castro. Ellos ya tenían dos hijos, y reconoció que se crió en extrema pobreza.
“Si no es por mis tíos no sé qué hubiera sido de mi vida. Mi padre prácticamente me abandonó”, contó sentado en la sala de su residencia, ubicada en Toa Baja.
El año pasado, el Departamento de la Familia informó que tenía en hogares sustitutos sobre 170 menores esperando por ser adoptados. “MIS PADRES”. García contó que sus tíos, a quienes siempre llamó “mis padres”, sintieron un grado de culpabilidad al no haber formalizado nunca el proceso de adopción.
“Después que me criaron, desde chiquito no habían logrado tenerme en la familia como un hijo propio… mis padres se iban a morir y no querían morirse sin adoptarme, a pesar de que me criaron como a un hijo”, dijo.
El proceso de adopción se dio en 1992, gracias a la intervención del abogado peñolano José Miguel Novoa, a quien Garcíá describió como un padrino.
En 2002 García, padre de seis y casado con Jenny Cintrón Vázquez, envió una carta al libro de records Guinness, y en septiembre de ese año recibió una correspondencia en que se le certificaba como la persona de mayor edad en ser adoptada.
“Si soy buen padre se lo debo a eso, que pasé por esa experiencia. No quería que mis hijos pasaran por lo que yo pasé” JORGE L. GARCÍA Adoptado a los 59 años