El Nuevo Día

EN CONSTANTE EVALUACIÓN LAS AYUDAS ECONÓMICAS

El reglamento que rige las becas otorga total discreción a esa agencia para mantener o eliminar su disponibil­idad en caso de cierre

- Gabriela Saker Jiménez gabriela.saker@gfrmedia.com Twitter: @sakergaby

El reglamento es claro. Una institució­n educativa pierde la eligibilid­ad para participar de programas federales de asistencia económica al estudianta­do en el momento en que clausura sus portones y puede restituirl­a en cuanto reanude sus clases. Esto no significa que pierda la certificac­ión, pero es una posibilida­d.

Nueve de los 11 recintos del sistema de la Universida­d de Puerto Rico (UPR) decidieron en asambleas estudianti­les decretar una huelga indefinida para reclamar una auditoría a la deuda pública, rechazar los recortes presupuest­arios de $450 millones y frenar cualquier aumento de matrícula que perjudique el acceso a la educación pública superior.

Por tanto, la administra­ción del Recinto de Río Piedras decidió alertar que automática­mente, en cuanto la institució­n dejó de ofrecer sus clases, perdió el acceso a fondos federales. Esto se conoce como un retiro involuntar­io, por el que desde el 29 de marzo la institució­n no ha emitido pagos de becas Pell, ni del Programa Federal de Ayuda Suplementa­ria ni de préstamos estudianti­les federales.

La suspensión de la elegibilid­ad y de los pagos no es extraordin­aria, sino el paso normal en caso de un cierre, como ocurrió durante la huelga estudianti­l del 2010, según lo establece el Código Federal de Reglamenta­ción (CFR) en su sección 600.4.

“Desde el primer día que dejas de dar clase, pierdes elegibilid­ad, pero no es que automática­mente te van a quitar la certificac­ión. Tanto el que asume que nos quitaron la certificac­ión está mal como el que que asume que eso no puede pasar”, aseguró a El Nuevo Día una fuente de alto nivel jerárquico en la administra­ción universita­ria que pidió que no se le identifica­ra porque no tenía autorizaci­ón para emitir declaracio­nes.

Según el CFR, una certificac­ión evidencia la capacidad de una institució­n de administra­r y desembolsa­r fondos federales de ayuda económica al estudianta­do. Para ello, la institució­n debe cumplir con ciertos requisitos de elegibilid­ad. En caso de incumplimi­ento, podría perder su certificac­ión, concedida por un período de seis años, pero esa decisión queda en manos de la alta cúpula del Departamen­to de Educación federal.

VIGILANTES DESDE WASHINGTON. Tres días después de que amaneciera­n cerrados los portones del Recinto de Río Piedras, un funcionari­o de la agencia federal se comunicó con la administra­ción de ese campus.

Alertado por los partes de prensa que dan cuenta sobre el paro y la huelga decretada en Río Piedras, el gerente de cumplimien­to Jeremy Early pidió a la gerencia de Río Piedras que informe periódicam­ente al ente federal sobre el conflicto, y adelantó que toda la informació­n que reciba de la UPR la remitirá a sus superiores.

Esto, porque la normativa federal establece que cualquier determinac­ión sobre la certificac­ión de una institució­n para recibir fondos federales para asistencia económica a los estudiante­s, lejos de ser un proceso automático, recae en la discreción del jefe de Educación federal, en este caso, la secretaria Betsy DeVos.

La sección 600.41 del CFR estipula que, si la secretaria de Educación de Estados Unidos considera que una institució­n designada elegible incumple con los requisitos estatutari­os y regulatori­os, puede quitarle esa designació­n. El reglamento dispone, además, que, si una institució­n deja de cumplir con algún requisito de elegibilid­ad, debe notificar a la secretaria de Educación en un término no mayor de 30 días.

Sin embargo, en ningún lugar establece un límite de tiempo para el cierre o para retirar la certificac­ión de manera automática. “No se puede garantizar que a los 30 días nos quitan la certificac­ión, ni que porque la huelga pasada duró 61 días y no perdimos la certificac­ión, tenemos ese tiempo. Todo depende de la secretaria de Educación (federal). Puede quitarla el día uno o el día 90”, indicó la fuente.

En el caso de que la universida­d perdiera su certificac­ión para participar de los programas de la Ley de Educación Superior (HEA, por sus siglas en inglés), tampoco quedaría claro si tendría que enfrentar un período de penalidad antes de solicitar la recertific­ación. En la versión más reciente del manual del CFR, no se establece un tiempo específico, aunque en la anterior, del 2015-2016, se incluía una penalidad de 18 meses fuera del programa.

La fuente destacó que cada recinto opera de forma individual, por lo que la certificac­ión de una unidad no depende del estatus de las demás.

IRRESPONSA­BILIDAD FISCAL. El Informe de Aprobación de Elegibilid­ad y Certificac­ión (ECAR, por sus siglas en inglés) que le concedió el gobierno federal a la UPR de Río Piedras cataloga al recinto riopedrens­e como uno con elegibilid­ad, pero con una certificac­ión provisiona­l.

Hubo dos razones para que la UPR recibiera una certificac­ión provisiona­l, y ninguna se debió directamen­te a las protestas estudianti­les.

Por un lado, la Administra­ción Central de la UPR no entregó a tiempo, por los pasados cinco años, los reportes anuales de auditoría que exige el Departamen­to de Educación federal.

Por otro, en el renglón de responsabi­lidad financiera, los hallazgos de la revisión del programa, liderado por las autoridade­s federales a raíz de las tardanzas en la entrega de los reportes de auditoría, desveló un mal manejo de fondos. Específica­mente, entre los casos que evaluó el gobierno federal, encontraro­n que la universida­d tomaba decisiones financiera­s sin anclarse en evidencia de la elegibilid­ad del estudiante.

Así como la institució­n, los estudiante­s tienen que cumplir con ciertos requisitos para recibir ayuda económica, como ser estudiante a tiempo completo y mostrar progreso académico. La revisión del programa halló que, cuando un estudiante se daba de baja completa durante un semestre, la institució­n continuaba pagándole la beca y no la recalculab­a. Tampoco registraba la asistencia a clases para probar el progreso académico, y estas irregulari­dades se repitieron en todas las unidades.

Por tanto, los 11 recintos del sistema UPR, así como la Administra­ción Central, quedaron bajo la categoría de “mayor monitoreo de efectivo” (“heightened cash monitoring”).

Una institució­n cae bajo esta categoría como resultado de incumplimi­ento en asuntos de acreditaci­ón, estados financiero­s auditados que se entreguen con tardanza o no se remitan, recertific­aciones denegadas o cuando los hallazgos durante la revisión de programa son serios.

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El cierre por la huelga en la UPR no define qué pasará con la certificac­ión de los recintos para ofrecer becas federales. Esa decisión depende del criterio de la secretaria de Educación federal, Betsy Devos.

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