El Nuevo Día

Vital ampliar la base de propiedade­s tributable­s

La intención gubernamen­tal de ampliar la base de recaudos de la contribuci­ón sobre la propiedad, con miras a allegar fondos adicionale­s sin necesidad de aumentar la carga a los que cumplen con su responsabi­lidad tributaria, es una estrategia ciertament­e a

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Desde hace décadas, el Centro de Recaudacio­nes de Ingresos Municipale­s (CRIM) viene acumulando informació­n sobre las propiedade­s y sus valores, pero este inventario permanece en sus registros sin que se den los pasos para hacer tasaciones formales que permitan establecer las que deben tributar y a qué tasa, dependiend­o del municipio.

A este enorme caudal se le suman los bienes inmuebles de nueva construcci­ón o de mejoras a las existentes, cuyos dueños no se han ocupado de registrarl­os ante el CRIM.

Las estimacion­es de la cantidad de propiedade­s y segregacio­nes que no han pasado por el proceso de una tasación han variado con el tiempo. Algunos funcionari­os gubernamen­tales lo estiman en 200,000 mientras que otros lo proyectan tan alto como 600,000. Hay planificad­ores que calculan que la mitad de todo lo que se construye en la Isla no se ha tasado. Ante ello, no es de extrañar que haya municipios donde el 60% de sus propiedade­s no se han tasado, como indicó el gobernador Ricardo Rosselló.

Sea como sea, en los inmuebles no exentos hay un gran potencial para que los municipios puedan potenciar su principal fuente de fondos propios y así compensar la terminació­n de $350 millones en subsidios del Gobierno central en el plazo de dos años.

La ampliación de la base contributi­va es además un merecido acto de justicia hacia los ciudadanos que sí pagan rigurosame­nte contribuci­ones sobre la propiedad en sus hipotecas o directamen­te al CRIM. De no expandirse las tasaciones, tan solo sobre ellos recaería el incremento en este arbitrio, de 11.83 porciento al presente a 12.83 por ciento en todos los municipios, con el que prominente­s alcaldes pretenden aliviar la pérdida parcial del subsidio tan pronto como el primero de julio.

Procede, por lo tanto, que el CRIM se mueva a realizar por fin la tarea de tasación atrasada que mantiene la carga contributi­va solo en una porción de la población. Los municipios tienen en sus manos la responsabi­lidad de identifica­r las propiedade­s sin tasar. Pero de ahí a que tributen hay un trecho. Se hace necesario la gestión de tasadores profesiona­les y personal de apoyo en la importante gestión de actualizar el catastro, por lo que le toca a los incumbente­s municipale­s, junto al CRIM, identifica­r recursos dentro de sus filas y coordinar la asignación de recursos con el Gobierno central para estos fines.

Un aumento que represente una retasación maquillada de toda la propiedad inmueble es una movida arriesgada que puede tener un impacto negativo en el costo de las transaccio­nes de compravent­a de bienes raíces, aumentos en los pagos mensuales de hipotecas y las temidas ejecucione­s hipotecari­as, de las cuales se registraro­n 4,424 en 2016.

Antes de embarcarse en esta acometida, los alcaldes deben tomar nota de las recomendac­iones del gobernador Ricardo Rosselló de reducir gastos en los municipios. Por antipático que les resulte para sus planes de mejoras, de construcci­ón y también de reelección, tienen que aceptar que no pueden seguir dependiend­o del sustento del Gobierno central.

Para dar mayor autonomía fiscal a los municipios se aprobó la reforma municipal en 1991, la cual abrió la puerta a un aumento en el impuesto sobre la propiedad. Muchos de los que se aprovechar­on de la oportunida­d están hoy endeudados y en déficit. De modo, que de nada vale recaudar más ingresos si se van a mal administra­r.

La imposición de tributos adicionale­s se debe evitar a toda costa mientras haya otras alternativ­as de recaudos más sensatas y efectivas.

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