La solución está en reclamar la anexión
La peor respuesta a la consulta sobre estatus político pautada para el 11 de junio es decir que no resuelve nada. Plantear que, sin aval del Congreso se pierde el esfuerzo; que la quiebra gubernamental y crisis económica hacen inviable la descolonización ahora; y que el triunfo estadista caerá en oídos sordos porque el “Americano” no nos quiere; constituyen una entrega a la cobarde resignación.
La realidad es otra. El primer paso hacia la estadidad es habilitar económicamente al nuevo estado. No hay herramienta más efectiva para conseguir atención del Congreso a nuestro menoscabo económico, que la de pedir la admisión. Contrario a lo que se repite al cansancio, el Congreso no se negará. Hacerlo establecería un precedente políticamente incorrecto. Ninguno de los 37 territorios que la solicitaron después de las 13 colonias originales, fueron rechazados. El Congreso procrastinó, usó pretextos e impuso condiciones, pero comenzó a preparar el terreno hacia la admisión.
Lo que Puerto Rico necesita es tomar su decisión y emplazar oficialmente al Congreso sobre que este territorio habitado por 3.5 millones de ciudadanos Americanos solicita la admisión; que la solicita por mayoría robusta y que el gobierno al mando del territorio tiene un plan estratégico para mantener la vergüenza colonial plateada a Washington y en foros internacionales.
Ese es el único camino para que, tan rápidamente como lo trabajemos o tan lentamente como lo permitamos, el Congreso inicie el indispensable proceso habilitador económico para acoplar el nuevo estado a la estructura federal de la Unión.
El fruto amargo de la colonia ha sido PROMESA. Conmover y compeler al Congreso para que responda a un territorio sin poderes políticos con cabildeo y recaudación multimillonaria de donativos políticos a Washington, cuesta más de lo que rinde. Hay que jamaquear el palo. La consulta de estatus y el reclamo de la estadidad son la solución.