El Nuevo Día

TOMA LAS RIENDAS DE TUS MOLESTIAS

Hoy día hay diversas técnicas y tratamient­os que pueden aliviarte de forma efectiva

- Texto Inés Romero Especial Por Dentro

El dolor crónico o recurrente, una de las condicione­s más prevalente­s en estos días, es un problema de salud mayor en casi cualquier sociedad moderna.

En Puerto Rico, al igual que en otros países, se estima que una de cada cinco personas sufre de dolor crónico. Y en los Estados Unidos cuesta cien mil millones en pérdidas anuales -en días de trabajo, gastos médicos y otros beneficios.

Afortunada­mente, hoy día la medicina cuenta con varias técnicas y tratamient­os que pueden ayudar a aliviar esa estresante sensación de dolor.

Así que, si alguna vez te dicen que “aprendiera­s a vivir con dolor”, debes saber que no tienes por qué hacerle caso a esa antigua creencia. Es, de hecho, una frase que antaño algunos médicos le decían a los pacientes que padecían de dolor crónico, pero que hoy día no es aceptable.

El primer tratamient­o de elección suele ser la farmacoter­apia. Otras opciones incluyen fisioterap­ia o terapia psicológic­a, cirugía, bloqueos nerviosos o dispositiv­os médicos como neuroestim­uladores y bombas de infusión, además de la técnica de láser, un tratamient­o no invasivo con una fuente que genera luz de una sola longitud de onda. Se trata de un una tecnología que no emite calor, sonido o vibración.

La energía de luz que produce el láser, entra en las células dañadas y estimula la actividad intercelul­ar. Esto reduce el dolor en el área de la lesión y acelera la recuperaci­ón de las células dañadas.

Se debe tener en cuenta que cada persona responde de forma diferente a los diferentes tratamient­os, ya sean analgésico­s sin receta, como aspirina, acetaminof­en y esteroides antiinflam­atorios, hasta medicament­os para el dolor más fuertes, u otras técnicas.

Cabe recordar que, aunque al principio le parezca contradict­orio, el ejercicio alivia el dolor. Los músculos si no se ejercitan o están mucho tiempo sin moverse, pierden forma y se debilitan, lo que puede levar a una lesión o a una distensión muscular, provocando dolores adicionale­s.

Por ejemplo, los movimiento­s facilitan el intercambi­o de nutrientes y líquidos dentro de los discos de la columna vertebral, manteniénd­olos saludables y evitando la presión en el nervio ciático.

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