Capaz la academia boricua para enfrentar el zika
Investigadores aseguran que pueden descifrar los efectos del virus
La academia puertorriqueña tiene la pericia y el conocimiento para desarrollar nuevos tratamientos contra el zika, aseguraron ayer investigadores del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Los investigadores puntualizaron que están capacitados para identificar las manifestaciones de este virus -descubierto hace 70 años, pero de reciente introducción en América y el Caribemás allá de la teoría popular de supuestos inventos y conspiraciones.
Las expresiones de los investigadores Carmen Zorilla, Luis Bonilla Soto y Cruz María Nazario se dieron ayer en el marco del trigésimo séptimo Foro Anual de Investigación y Educación del RCM de la UPR.
Sin embargo, el trío de investigadores lamentó la falta de datos disponibles para realizar estudios que arrojen luz dentro del túnel de desconocimiento en torno al zika y sus efectos, particularmente en bebés y niños pequeños.
Una de las incógnitas es qué consecuencias Aún se desconocen los efectos del zika en infantes menores de dos años, que están desarrollando su cerebro. puede tener este virus si contagia a un infante durante sus primeros dos años de vida, cuando su cerebro está en pleno desarrollo.
Además, ante la carencia de información precisa que ayude a desenmascarar el comportamiento de este virus a nivel local, investigadores advirtieron que las manifestaciones de esta enfermedad deben ser similares a las ya vistas en Estados Unidos. En ese país, estudios vinculan entre 1% y 11% de los nacimientos de bebés con microcefalia y anomalías congénitas a embarazadas contagiadas con zika.
“No puedo simplemente decir Puerto Rico es Puerto Rico y Brasil es Brasil y no hacer nada”, deploró Zorrilla, catedrática e investigadora del RCM de la UPR.
Zorrilla recordó que ya hay suficiente evidencia para establecer la causa del zika con una serie de manifestaciones, incluyendo el síndrome de zika congénito, lo que algunos científicos llaman la “punta del iceberg”.
“Este es un virus neurotrópico que ataca el tejido nervioso, incluyendo el cerebro de un feto”, sostuvo.
También, advirtió que, aunque las embarazadas contagiadas que no manifiestan síntomas del virus suelen infectarse en el tercer trimestre del embarazo, la realidad es que, independientemente del trimestre de contagio, puede haber daño al bebé.
Zorrilla recordó que este virus fue descubierto en 1947 en el bosque Zika, en Uganda, durante investigaciones sobre la fiebre amarilla, ya que ambas enfermedades se transmiten a través del mosquito Aedes aegypti.
“Esto no es un virus inventado ni creado, como se pensaba del VIH”, dijo la doctora.
Resaltó que aunque el Departamento de Salud indica en sus informes semanales sobre los contagios de ar- bovirus (zika, dengue y chikungunya) que la curva de contagio del zika está disminuyendo, sus números sobre la cantidad de embarazadas infectadas en las primeras 13 semanas del año reflejan un leve aumento.
Agregó que el zika tiene una serie de similitudes con los inicios del VIH porque ambos virus tienen la capacidad para afectar el desarrollo de fetos y se transmiten sexualmente.
Por su parte, el doctor Luis Bonilla Soto, catedrático de Salud Ambiental de la Escuela Graduada de Salud Pública de la UPR, lamentó que muchas veces las políticas públicas, en vez de basarse en evidencia científica, son impulsadas por motivos políticos o producto de procesos ciegos y llenos de improvisaciones. Como ejemplo, mencionó la controversia que rodeó la posibilidad de usar el pesticida Naled en Puerto Rico en fumigaciones aéreas para mitigar las poblaciones de Aedes aegypti.
“En Puerto Rico se debe adoptar el protocolo de manejo y control de vectores de la Organización Mundial de la Salud”, señaló.
Por su parte, la epidemióloga Cruz María Nazario, catedrática del RCM de la UPR, deploró la falta de transparencia, confianza y validez de los datos sobre casos de zika en Puerto Rico porque muchas veces son casos sospechosos, no confirmados por laboratorios.
“La falta de información y el secuestro de datos es una epidemia de muchos años” CRUZ MARÍA NAZARIO Epidemióloga