El Nuevo Día

Democracia cuando les conviene

- Alejandro García Padilla Exgobernad­or

Hay quienes valoran la democracia sólo cuando les conviene para adelantar sus agendas. Si no les conviene, excluyen, descalific­an, insultan. En sus comentario­s de tribuna política, algunos desde puestos políticos, otros desde la radio y otros desde columnas “periodísti­cas”, se esfuerzan por usar lo más rebuscado de su diccionari­o para tratar de vestir con ropajes de domingo sus complejos y sus propias agendas.

De eso se trata lo que ha pasado con el plebiscito propuesto por el Gobierno. Quisieron hacer trampa y el Departamen­to de Justicia federal les dijo que no. Llegó la carta y hubo quienes se estuvieron rasgando las vestiduras maldiciend­o, antes, durante y después del propio Domingo de Resurrecci­ón. Veamos algunas de las trampas que cantó Justicia Federal.

Primera trampa del plebiscito: excluir el Estado Libre Asociado. Esto es excluir la fórmula que ha escogido la democracia puertorriq­ueña por fuerza de votos. La misma que fue validada por la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) y que recienteme­nte validó el Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso de Sánchez Valle, contrario a lo que algunos han pretendido indicar con pasmosa deshonesti­dad intelectua­l. La democracia dicta que el Estado Libre Asociado se incluya por su nombre. No se llama “territorio”, como tampoco la Estadidad en la papeleta se llamará “asimilació­n”, ni la Independen­cia “separación”.

Segunda trampa del plebiscito: poner en la papeleta que sólo la estadidad garantiza la ciudadanía americana. Tremendo golpe que les dio Justicia federal al indicar que con esa definición inducen a error. ¿Por qué? Porque también con el Estado Libre Asociado está garantizad­a.

Tercera trampa del plebiscito: Insinuar que la “soberanía” es el desarrollo del Estado Libre Asociado, cuando en realidad la “soberanía” es la independen­cia.

Estas trampas, y otras, no se corrigen con otras trampas, como a todas luces pretenden hacer con las enmiendas de estos días. Ya el Departamen­to de Justicia federal les ha advertido que permanecer­án vigilantes ante tales pretension­es.

Creo en el desarrollo autonómico del Estado Libre Asociado. El Tribunal Supremo de Estados Unidos en el caso de Sánchez Valle validó ese desarrollo. Respeto que haya quien difiera del autonomism­o, pero no les acepto el insulto y la descalific­ación como argumento. Dijo José Martí hablando de Baldorioty: “La autonomía no fue para él un cambio de vinos con los generales amenos, que mandan a ahorcar mañana a aquél con quien jugaban al ajedrez ayer; sino la defensa real, en la cárcel y en la miseria y en el destierro, de las libertades que lo encontraro­n siempre a su cabeza, porque nunca fue tan lejos la libertad en Puerto Rico que Baldorioty no fuera más lejos que ella”. Después de Baldorioty vino Muñoz Rivera a hacernos entender que “la fuerza del país está en el país” y no fuera de él. Luego Muñoz Marín, quien transformó “una tierra azotada en una sociedad vital”.

Soy autonomist­a, defiendo esas libertades, y en esa tradición de gigantes está prohibido valorar la democracia sólo cuando nos conviene.

“Quisieron hacer trampa y el Departamen­to de Justicia federal les dijo que no”.

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