Democracia cuando les conviene
Hay quienes valoran la democracia sólo cuando les conviene para adelantar sus agendas. Si no les conviene, excluyen, descalifican, insultan. En sus comentarios de tribuna política, algunos desde puestos políticos, otros desde la radio y otros desde columnas “periodísticas”, se esfuerzan por usar lo más rebuscado de su diccionario para tratar de vestir con ropajes de domingo sus complejos y sus propias agendas.
De eso se trata lo que ha pasado con el plebiscito propuesto por el Gobierno. Quisieron hacer trampa y el Departamento de Justicia federal les dijo que no. Llegó la carta y hubo quienes se estuvieron rasgando las vestiduras maldiciendo, antes, durante y después del propio Domingo de Resurrección. Veamos algunas de las trampas que cantó Justicia Federal.
Primera trampa del plebiscito: excluir el Estado Libre Asociado. Esto es excluir la fórmula que ha escogido la democracia puertorriqueña por fuerza de votos. La misma que fue validada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que recientemente validó el Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso de Sánchez Valle, contrario a lo que algunos han pretendido indicar con pasmosa deshonestidad intelectual. La democracia dicta que el Estado Libre Asociado se incluya por su nombre. No se llama “territorio”, como tampoco la Estadidad en la papeleta se llamará “asimilación”, ni la Independencia “separación”.
Segunda trampa del plebiscito: poner en la papeleta que sólo la estadidad garantiza la ciudadanía americana. Tremendo golpe que les dio Justicia federal al indicar que con esa definición inducen a error. ¿Por qué? Porque también con el Estado Libre Asociado está garantizada.
Tercera trampa del plebiscito: Insinuar que la “soberanía” es el desarrollo del Estado Libre Asociado, cuando en realidad la “soberanía” es la independencia.
Estas trampas, y otras, no se corrigen con otras trampas, como a todas luces pretenden hacer con las enmiendas de estos días. Ya el Departamento de Justicia federal les ha advertido que permanecerán vigilantes ante tales pretensiones.
Creo en el desarrollo autonómico del Estado Libre Asociado. El Tribunal Supremo de Estados Unidos en el caso de Sánchez Valle validó ese desarrollo. Respeto que haya quien difiera del autonomismo, pero no les acepto el insulto y la descalificación como argumento. Dijo José Martí hablando de Baldorioty: “La autonomía no fue para él un cambio de vinos con los generales amenos, que mandan a ahorcar mañana a aquél con quien jugaban al ajedrez ayer; sino la defensa real, en la cárcel y en la miseria y en el destierro, de las libertades que lo encontraron siempre a su cabeza, porque nunca fue tan lejos la libertad en Puerto Rico que Baldorioty no fuera más lejos que ella”. Después de Baldorioty vino Muñoz Rivera a hacernos entender que “la fuerza del país está en el país” y no fuera de él. Luego Muñoz Marín, quien transformó “una tierra azotada en una sociedad vital”.
Soy autonomista, defiendo esas libertades, y en esa tradición de gigantes está prohibido valorar la democracia sólo cuando nos conviene.
“Quisieron hacer trampa y el Departamento de Justicia federal les dijo que no”.