Alaska: la última frontera
En este destino familiar podrás ver cómo la naturaleza es el espectáculo más hermoso e interesante del mundo.
A
laska, es un nombre del lenguaje aleutiano, que significa tierra grande. Fue habitada originalmente por nómadas provenientes de Asia y, posteriormente, por exploradores rusos. Estos nómadas, con el devenir del tiempo, conformaron comunidades étnicas entre las que hay varios subgrupos. Entre estos los que más conocemos son los esquimales, quienes tienen su propia cultura, lenguaje y costumbres y quienes, con su determinación, dominaron el arduo lugar. En 1959, Alaska fue incorporado como el estado 49 de Estados Unidos. Su clima es el típico del clima oceánico-ártico, así que hace mucho, pero que mucho frío.
Tuve la oportunidad de visitar Alaska en compañía de mi hijo Xavier y les comparto esta maravillosa experiencia que me llevó a los destinos más espectaculares que he visto en mi vida.
ANCHORAGE
Mi travesía comenzó en Anchorage, que significa
ciudad de las anclas. Esta es una ciudad bien moderna que sirve de puerta a Alaska. Si decides visitar Anchorage, debes hacer una parada en el Restitution Park, una plaza dedicada a la memoria de la expedición del capitán William Cook. En la plaza hay exhibiciones sobre el recuento histórico de Alaska.
Aquí te invito a visitar el glaciar Matanuska, el único accesible por carretera. Tiene 43 kilómetros de largo y es una verdadera maravilla de la naturaleza. También, si quieres ser testigo del legado de la presencia rusa en Alaska, visita la Catedral Ortodoxa de San Inocencio, donde hay una exhibición bien completa del paso ruso por el estado.
DENALI
Mi próximo destino fue Denali, donde ubica el Monte McKinley que es la montaña más alta de América del Norte. Su perfil escarpado y las bajas temperaturas hacen que esta sea una de las más difíciles de escalar pero también la convierte en una majestuosa montaña. Como nosotros no somos escaladores, nos conformamos con explorar el área y contemplar la majestuosidad de esta maravilla natural.
JUNEAU
Como próximo paso, nos dirigimos a la capital Juneau, una ciudad pequeña pero bien activa por el gran número de visitantes que recibe anualmente. Aquí te invito a tomar el tren que lleva al Mendenhall Glacier, otro punto de interés impresionante. Además, si vas en invierno aprovecha para que la gira te lleve al área donde observarás la aurora boreal.
Juneau es una ciudad bien moderna y llena de lugares históricos y museos de historia natural. Otro atractivo son las Cascadas de Nugget o Nugget Falls. Estas cascadas tienen una caída de 377 pies y desembocan primero en un lago que finalmente drena en el río Mendenhall.
BAHÍA DE SEWARD
Como mi deseo era conocer la vida silvestre y natural de Alaska, me dirigí a la Bahía de Seward, que es la capital de la pesca en Alaska. Te maravillarás con el despliegue de embarcaciones apostadas en el gigantesco muelle que es el hogar, por así decirlo, de los cientos de pescadores profesionales y aficionados que se dan a la tarea de pescar salmón, atún y otros grandes peces.
Allí tomamos un crucero que por ser pequeño, nos llevaría a puntos de observación de la vida marina de Alaska. A unas dos horas de habernos internado en lo más recóndito de la bahía tuvimos la sorpresa de nuestras vidas: ¡una manada de ballenas salió a la superficie! Pudimos ver a estas preciosas criaturas en su hábitat natural y hasta dos crías. ¡Todo una maravilla!
En nuestro camino de regreso a Anchorage, visitamos una reserva de vida silvestre en la que vimos osos polares, alces y águilas calvas.
Para información sobre este destino, consulta a tu agente de viajes.