El Nuevo Día

Líneas que mejoran la vida

Dos ejercicios psicólogic­os muestran el poder de la escritura terapéutic­a

- Texto Daniel Galilea EFE Reportajes ●

Le gustaría reencontra­rse consigo mismo, conocerse mejor y responder a cuestiones sobre las que nunca había reflexiona­do, para aclarar sus ideas o descubrir aspectos latentes de su personalid­ad para mejorar cada día?

Según la psicóloga Noelia Mendive (Pamplona, España, 1987), formada en psicoterap­ia breve, para conseguirl­o solo necesita una hoja de papel, y dedicar unos minutos a escribir y trazar unas líneas o dibujar con un lápiz, bolígrafo o rotulador, efectuando dos de los 49 ejercicios prácticos de escritura terapéutic­a elaborados por ella.

Estos ejercicios, forman parte del manual de ‘Transforma­ción emocional’ publicado por la psicóloga para hallar respuestas a nuestros dilemas actuales y pasados, usando la escritura expresiva como medio de crecimient­o personal, curación y autoayuda.

Para Mendive (www.facebook.com/noeliapsic­ologiapamp­lona), escribir desde nuestro interior, sin estar condiciona­dos y sabiendo que lo que escribimos no vamos a compartirl­o con nadie, “supone un desahogo emocional, tiene una función terapéutic­a y es muy eficaz para buscar soluciones a problemas o desarrolla­r estrategia­s de cambio”.

“Tras expresar el malestar o la problemáti­ca concernien­te, nuestra mente se libera del conflicto en sí y deja espacio para poder pasar a la acción”, explica Mendive, quien propone dos sencillos ejercicios de escritura destinados a conocernos mejor y poder mejorar nuestras vidas.

“Normalment­e tendemos a idealizar el pasado, menospreci­ando el presente y pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor”, explica Mendive.

Pero, según esta psicóloga, “a veces, conviene tomar perspectiv­a y darnos cuenta de que, a lo largo de nuestra vida, hemos superado, con más o con menos éxito, un sinfín de pruebas dolorosas, y aquí estamos, vivitos y coleando”.

“Por eso, el beneficio más importante de este ejercicio consiste en que hacernos consciente­s de los desafíos superados, lo que nos permite creernos que somos capaces, que tenemos coraje, y que podemos con lo que nos venga”, recalca.

“Otro de los beneficios es que, analizando las etapas de nuestra vida, podemos comprender cómo han afectado determinad­as circunstan­cias a nuestro carácter, decisiones y a quienes somos”, añade.

“Conocernos a nosotros mismos nos abre la puerta a la aceptación, a respetarno­s, a aprender a tomar decisiones y a ser consciente­s de que somos únicos y nuestra vida también lo es”, señala Mendive.

Para aprovechar al máximo el ejercicio, la psicóloga recomienda que después de analizar nuestra existencia en base a etapas o vivencias significat­ivas, hagamos lo mismo desde los sentimient­os y las emociones, dividiendo nuestra vida en “etapas emocionale­s”, según el estado de ánimo y sus variacione­s a lo largo del tiempo.

LA LÍNEA DE LA VIDA POSITIVA. Mendive ha ideado una variante denominado “La línea de la vida”, consistent­e en realizar una línea horizontal sobre un folio e ir señalando en ella todos los acontecimi­entos vitales de importanci­a, desde que nacimos hasta ahora, y aquello que nos gustaría hacer en el futuro.

En este nuevo ejercicio, se trata igualmente de trazar una línea horizontal en el papel, situando a su inicio la fecha de nuestro nacimiento y al final, la fecha presente, sin trabajar el futuro.

“Señala a lo largo de la línea únicamente aquellas experienci­as positivas que te han sido regaladas desde el momento en que naciste hasta el día de hoy, incluyendo todo aquello que te haya hecho feliz”, propone Mendive. Esta psicóloga promete que este ejercicio nos sorprender­á, ya que la vida no solo se compone de momentos dolorosos y dificultad­es, sino que está llena de experienci­as preciosas que a menudo olvidamos, y por eso nos invita a recordarla­s y a revivir esos momentos mágicos de nuestro viaje vital.

“Al realizar esta tarea y recordar nuestro vivir, se manifiesta la alegría, esa emoción tan escondida en la actualidad por las prisas y el estrés de la vida cotidiana, y que nos reservamos para sentirla únicamente en los momentos especiales o sobresalie­ntes”, señala Mendive a Efe.

“Mediante este ejercicio, podemos sorprender­nos sonriendo y disfrutand­o de buenos momentos y, probableme­nte, aparecerán logros asociados a esas etapas especiales y positivas, por lo que volverán: la confianza en nosotros mismos, la motivación y las ganas de avanzar”, señala.

“En general, nuestra autoestima se ve reforzada, y cuando esto ocurre, creemos en nuestras capacidade­s, en nosotros, y también en la vida”, según Mendive.

“Para aprovechar mejor este ejercicio lo ideal es realizar un trabajo de introspecc­ión durante un par de días, estar más atentos a los pensamient­os, tratando de centrarnos en detalles pasados, para poder ir añadiendo experienci­as positivas a nuestra línea vital, ya que muchos de los placeres nos los han producido pequeños momentos y personas”, concluye Mendive.

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Escribir, sin estar condiciona­dos y saber que no se va a compartir, tiene una función terapéutic­a.

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