El Nuevo Día

EN SUSPENSO EL PROCESO DE MEDIACIÓN

Las partes no han alcanzado progresos sustancial­es para llegar a un acuerdo antes de la fecha límite del 1 de mayo establecid­a por PROMESA Mientras, el gobernador Ricardo Rosselló asegura que se han dado conversaci­ones que indican señales positivas

- Joanisabel González joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com Twitter: @jgonzalezp­r

QCasi dos semanas después de que la Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF) y la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal (AAFAF) convocaran a bonistas y asegurador­es de Puerto Rico a un proceso de mediación, las partes no han logrado progresos sustancial­es a pesar del cercano fin de la suspensión automática en litigios provista por la ley federal PROMESA.

De acuerdo con al menos tres fuentes separadas de El Nuevo Día, tanto del lado de los acreedores como del Gobierno, aunque ha habido “cierta disposició­n” de parte de los acreedores y de la JSF para llegar a un entendido, hasta ayer, el proceso de mediación -que se ha conducido bajo un manto de secretivid­ad- no apuntaba a una solución definitiva. El proceso de mediación está encabezado por el juez retirado de bancarrota Allan L. Gropper. OFERTAS EN LA MESA. Esto a pesar de que la JSF y la AAFAF, según las fuentes, habrían recibido dos ofertas de parte de los acreedores.

“Sí, se presentó una oferta, pero no ha habido respuesta”, dijo una de las fuentes que solicitó anonimato al indicar que no tenía autorizaci­ón para discutir el tema.

Una segunda fuente indicó que una de las ofertas la presentó el grupo Ad Hoc de Obligacion­es Generales, mientras ciertos acreedores de la Corporació­n del Fondo de Interés Apremiante (Cofina) habrían hecho lo propio.

La semana pasada, en una entrevista con El Nuevo Día durante un foro del Consejo Empresaria­l de América Latina, el gobernador Ricardo Rosselló Nevares indicó que “la bola está en la cancha” de los acreedores, pues su equipo fiscal aguardaba por una oferta para continuar las conversaci­ones. MUCHOS ACREEDORES EN LA MESA. Las fuentes también aseguraron que luego de discutir por días el plan fiscal certificad­o por la JSF, los asesores del Gobierno se aprestaban a presentar en algún momento de esta semana los detalles de su oferta. Cuando comenzaron las conversaci­ones el pasado 13 de abril, los acreedores rechazaron dicha propuesta, pues, en lugar de discutirla, centraron la discusión en las proyeccion­es y supuestos que dieron pie al plan fiscal.

Según las fuentes, aunque hasta ayer no había “nada concreto”, la JSF y la AAFAF acertaron al llevar a la mesa de negociació­n una representa­ción amplia y, en ciertos casos, mayoritari­a, de los acreedores del Gobierno.

Además de las tres fuentes separadas, El Nuevo Día confirmó con otras tres fuentes que la JSF y la AAFAF mantienen conversaci­ones con varios bonistas principale­s del Gobierno que poseen bonos de distintos emisores de Puerto Rico. Ese sería el caso de Oppenheime­r Funds, Franklin Advisors, Goldman Sachs y las asegurador­as municipale­s, National Public Finance, Assured Guaranty y Syncora, que respaldan deuda del Gobierno central, pero también de corporacio­nes públicas como la Autoridad de Carreteras y Transporta­ción (ACT).

De igual forma, las fuentes aseguran que varios fondos de cobertura de riesgo que integran los llamados grupos Ad Hoc están sentados a la mesa, al igual que ciertas cooperativ­as de ahorro y crédito -ambos con deuda del Banco Gubernamen­tal de Fomento (BGF)- y gestores de fondos institucio­nales en la Isla. HARTOS LOS BONISTAS. De acuerdo con las fuentes, los asesores del Gobierno han solicitado suscribir un acuerdo de indulgenci­a que, de alguna manera, impida la radicación o continuaci­ón de los litigios en corte ante el vencimient­o el próximo lunes, 1 de mayo, de la suspensión automática de demandas de cobro contra el Gobierno.

Sin embargo, hasta ayer, el pedido de parte de la AAFAF y la JSF no parecía tener suficiente­s adeptos.

En esencia, para los acreedores, el plan fiscal certificad­o está errado tanto en derecho como en cifras.

Según las fuentes, los acreedores no están dispuestos a aceptar la cantidad de dinero que se dedicaría al pago anual, pues la cifra promedio de $800 millones a 10 años apenas re-

“Si la Junta hubiera cedido y hubiera aprobado pagos más altos (a los bonistas), nuevamente Puerto Rico estaría sobreendeu­dado y, segurament­e, casi excluido de los mercados de capital” JOSÉ B. CARRIÓN presidente de la JSF

presenta el 4% de los recaudos proyectado­s. “El plan de (Alejandro) García Padilla sugirió 15% (de servicio anual de la deuda), y eso no fue aceptable”, recordó una de las fuentes.

Para los bonistas, tampoco tiene sentido que no se les aumente el pago cuando el Departamen­to de Hacienda recauda más dinero ahora que antes. En marzo pasado, por ejemplo, Hacienda reportó que los ingresos al Fondo General fueron 6% mayores que los de marzo de 2016.

Además, El Nuevo Día supo por otras dos fuentes que, en febrero pasado, ciertos bonistas sugirieron a la AAFAF un acuerdo de indulgenci­a para comenzar las negociacio­nes y nunca se ofreció una respuesta. LA PUJA EN LA MESA Y EN D.C. El impasse entre la JSF, la AAFAF y los acreedores ha cobrado tal fuerza, que las fuentes aseguran que los momentos acalorados que se han visto en la mesa de negociació­n también se han trasladado a Washington, D.C., donde distintos acreedores de la Isla han llevado sus objeciones sobre el funcionami­ento de la JSF, la adopción del plan fiscal y la implementa­ción de PROMESA. Según las fuentes, si los acreedores de Puerto Rico no logran “un acuerdo razonable”, pondrán escollos de todo tipo en la capital federal, sea en las asignacion­es de fondos federales para la Isla como en la discusión del estatus político. Esa lucha de fuerzas, que de manera silente, protagoniz­an la JSF, la administra­ción Rosselló Nevares, bonistas institucio­nales, fondos de cobertura de riesgo y asegurador­as municipale­s, quedó confirmada el martes cuando el presidente del ente federal con poderes por encima del gobierno electo de Puerto Rico, José B. Carrión, envió una carta de 13 páginas a los senadores republican­os Thom Tillis (Carolina del Norte) y Tom Cotton (Arkansas) en la que refuta las quejas que los acreedores han llevado al Congreso.

“Es importante que se reconozca que los acreedores, cuyas preocupaci­ones ustedes reportan en su carta, están en medio de negociacio­nes con la Junta y el Gobierno”, reza la carta de Carrión en la que señala que las quejas de los bonistas “son parte de su estrategia de negociació­n”.

Según Carrión, entre diciembre de 2016 y marzo de 2017, la JSF y el Gobierno han sostenido más de 30 reuniones con los acreedores.

EL TÍTULO III Y EL CONGRESO. La carta de Carrión dada a conocer por la JSF surge en un momento crítico, tanto para la Isla como para el gobierno federal.

Por un lado, la misiva de Carrión confirma múltiples reportajes de El

Nuevo Día en los que se anticipó que Puerto Rico no tendrá dinero suficiente para afrontar el pago de las pensiones públicas, el programa Mi Salud y, a su vez, pagar a los bonistas a partir de julio próximo.

En la carta, por ejemplo, Carrión sostiene que, a partir del verano, el Fondo General tendrá que sacar $989 millones para el pago de las pensiones de los empleados públicos.

Asimismo, Carrión reitera la conclusión del grupo congresion­al creado por PROMESA y que advirtió en diciembre pasado que Puerto Rico tendrá que “sacar a cientos de miles de participan­tes de Medicaid” o costear dicho programa, asignando dinero de otras áreas, como “los pagos a acredores y la prestación de servicios públicos”.

De otro lado, la carta de Carrión surge a solo días de que el propio gobierno federal pueda cerrar operacione­s. Esto, si el Congreso federal no extiende la resolución que financia los gastos del gobierno federal.

Carrión aseguró a los senadores que, ante la falta de dinero, si el Gobierno tuviera que solicitar una bancarrota bajo el título III de PROMESA, la JSF continuará la negociació­n.

Pero acto seguido, Carrión también pareció responsabi­lizar al Congreso del poco dinero para pagar a los bonistas y del caos fiscal y económico que verá Puerto Rico ante la falta de efectivo suficiente.

“La Junta invita al Congreso a ayudar a agrandar el pastel, renovando el flujo de fondos de Medicaid a Puerto Rico bajo la Ley de Cuidado Asequible, que, de otra forma, se agotarán en diciembre de 2017”, dijo Carrión al recordarle a los senadores que, bajo PROMESA, la JSF no puede descansar en partidas de fondos elevadas o sobre las que no haya certeza, como es el caso de Medicaid.

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José B. Carrión, presidente de la JSF

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