Choques que cambiarán vidas
Aunque de temperamentos distintos, dos hombres encuentran lo que necesitan para salir adelante
Q Si el estreno de “Inseparables”, largometraje argentino que estrena hoy en Fine Arts es evidencia de algo, es que Hollywood no es el único lugar donde se pueden producir “remakes” superficiales. El nuevo filme de Marcos Carnevale (“Corazón de León”, “Elsa y Fred”) no tiene nada particularmente ofensivo, pero todas sus notas emocionales parecen llegar en piloto automático y con la sensación de que el espectador está presenciando una historia que ya ha visto.
Esto se debe en parte a que el filme es una adaptación de la película francesa “Intouchables” que estrenó en el 2011, pero también tiene que ver en la forma en que se han presentado los valores emocionales universales de esta historia. La película original no es la primera en explotar el valor dramático y cómico de lo que sucede cuando dos polos opuestos se juntan. Tampoco se puede atribuir el ser el primer filme que tiene un personaje extrovertido de pocos recursos y de corazón de oro que imparte lecciones de vida a todos. Esto funcionó en 1936 en “My Man Godfrey”, al igual que en 1989 en “Dead Poets Society”.
En el caso de esta producción, el choque de temperamentos opuestos se presenta de una forma bastante similar al material original. “Tito” (Rodrigo De la Serna) es un hombre con mucha pasión por la vida y muy pocos recursos económicos. “Felipe” (Oscar Martínez) es un hombre adinerado que ha perdido el gusto por la vida después de haber quedado parapléjico. El hombre mayor y educado reconoce en el más joven un espíritu inquebrantable contagioso y lo contrata para que se ocupe de él noche y día. Las vidas de ambos se enriquecen y cambian para siempre.
Esta versión de esta historia ha sido presentada por su director y su elenco para que el público quede totalmente satisfecho. Aún así, esto no quita que sus lecciones de vida tengan muy poca profundidad y que la jornada emocional de los protagonistas sea transmitida de una forma superficial. Al igual que en el filme anterior, los actores principales están muy bien, pero los espacios para explorar la relación central son pocos. De La Serna se roba todas sus escenas como “Tito”, aunque el personaje parece haber sido escrito como la versión masculina de Julia Roberts en “Pretty Woman”.
Considerando el aura artificial que permea en este filme, resulta sorprendente que la producción deje para el final decir que está inspirada en hechos reales. Algo que es reafirmado por la dirección de Carnevale quien sede el último pietaje del filme a los hombres que los inspiraron. Para el espectador que esté listo para salir del cine sintiéndose bien, esto será el como una catársis. Para los que no conectan con el tejido emocional sintético del filme, enterarse de esto al final reafirmará que esta versión ha sido una oportunidad perdida.