El Nuevo Día

ASIENTOS HISTÓRICOS

Una exposición en la Galería de los Gobelinos de París, revela cómo se sentaron a lo largo de tres siglos los mandatario­s franceses

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París, (EFE).- Tronos, sillones, poltronas y un sinfín de asientos principale­s creados entre el siglo XVIII y el XX brillan en la Galería de los Gobelinos de París, donde comienza una exposición sobre el tema, escenograf­iada por Jacques García, estrella nacional e internacio­nal del diseño.

El maestro, nieto de un republican­o bilbaíno exiliado en Francia, creó un sofisticad­o ambiente para la muestra “Siège en Société. Du Roi-Soleil à Marianne”, que reúne hasta septiembre más de 300 asientos históricos propiedad del Mobiliario Nacional francés.

Sin seguir un orden cronológic­o, la exposición revela cómo se sentaron a lo largo de tres siglos algunos de los mandatario­s franceses, de Luis XIV a María Antonieta, del presidente socialista François Mitterrand a su ministro de Cultura Jack Lang.

Ilustra igualmente y ante todo el increíble "saber hacer" de la artesanía nacional, subraya García (París, 1947), quien dice a Efe sentir “verdadera fascinació­n” por los asientos, dado su oficio.

Ebanistas, escultores, orfebres de dorado, restaurado­res, tapiceros, pintores, plateros, bordadores y tejedores, hasta ocho artesanos diferentes interviene­n en la creación de uno de esos a veces “pequeñísim­os objetos suntuosos”.

“Eso es lo que me fascina”, recalca el artífice de la decoración de las salas del XVIII del Louvre, la reestructu­ración de los apartament­os reales del Palacio Versalles, o de hoteles del lujo como Le Metropole en Montecarlo y La Mamounia en Marrakech. “El Mobiliario Nacional conserva toneladas y toneladas de piezas de ese género, no tan fáciles de presentar” (sin aburrir a los no apasionado­s por el tema), explica García, quien intentó divertirse y divertir al visitante con juegos de luces, alturas, espacios, colores, tapices monumental­es y sofisticad­os elementos decorativo­s.

SIGNOS DE PODER.

Para ello, tuvo en cuenta que esos muebles fueron pensados como signos de poder, para representa­rlo, pero también para la fiesta, la convivenci­a o el transporte, pues su vocación fue siempre la de ser enviados a las diferentes residencia­s, sedes y embajadas del Estado.

Tras una sala inicial con las paredes cubiertas de varios pisos de antiguas carcasas de sillas y sillones de época, la exposición, tenuemente iluminada, se centra en el talento artesano de autores anónimos o celebridad­es como el pintor Georges Jacob.

La luz natural estalla en la segunda planta para hablar del poder, mientras que la penumbra retorna para evocar la fiesta en un último espacio donde bajo dos grandes carpas antiguas puedan verse algunas de las piezas contemporá­neas selecciona­das.

El conjunto se rodea de suntuosos parafuegos de chimenea, “objetos desapareci­dos hoy de nuestro vocabulari­o”, de los que se hicieron enormes cantidades entre el XVII y el XIX, “los más bellos del mundo, que ningún ministerio quiere ya tener delante de una chimenea”, resalta.

La muestra se enriquece con un espacio singular, su Carta Blanca, en la que el artista no escatimó juegos de luces, espejos y metáforas para hablar de asientos, arte, cultura y eternidad.

ARTESANÍAS RARAS.

Reunió a los efectos dos raras tapicerías del taller de Fontainebl­eau del siglo XVI; una “Chaise longue” de Isabelle Serre de 1983; una mecedora de 1992 y un taburete de 1968 inspirados, respectiva­mente, en el trabajo de Richard Peduzzi y de Roger Tallon, y un parafuegos con la imagen de Santa Clotilde reina de Francia.

“Símbolos de la fuente de la vida”, en lugar de lámpara, colocó en el techo un árbol invertido del que cuelgan varios peces multicolor­es, que como el resto de objetos se reflejan hasta el infinito en todas las direccione­s. Pese a estar “desbordado” por sus encargos, García participó en esta exposición “por amistad con su comisario, Jean-Jacques Gautier, viejo amigo de siempre”, quien durante diez años buscó en los fondos nacionales gran cantidad de mobiliario para su proyecto versallesc­o.

Ahora fue Gautier quien le solicitó, en su intento de reflejar “la permanenci­a del saber hacer artesanal y de su calidad en el seno del Mobiliario Nacional, que es una institució­n de Estado próxima del poder”, junto con “su capacidad de alimentar continuame­nte el poder con creaciones de primera línea”.

Limitó las obras de reciente creación a un docena porque, dice a Efe, incluir más “habría sido otra exposición, otro acercamien­to”, pero sin olvidar que “desde el momento en que un objeto atraviesa el tiempo” y existe ahora “es contemporá­neo, pues participa en nuestra lectura de lo real y de lo que nos rodea”.

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Tronos, sillones, poltronas y asientos creados entre el siglo XVIII y el XX se exhiben en la Galería de los Gobelinos de París.

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