Los derechos se exigen, la estadidad también
La historia nos dice que los reyes, faraones, califas, zares y emperadores eran los que tenían el poder político de sus países. Los súbditos de esos gobernantes solo podían reclamar cambios de quien los regían mediante revueltas y guerras.
No es hasta fechas recientes en la historia que prevaleció el derecho del ciudadano a votar por las persones que guían el curso de su país. Aún en las llamadas democracias, esos ciudadanos han tenido que reclamar el derecho al voto.
Las mujeres vinieron a tener el derecho al voto en los Estados Unidos a principios del siglo 20. De igual forma los afroamericanos, aunque teóricamente tenían derecho a votar, sus derechos le eran obstaculizados. Solo mediante la exigencia del reconocimiento de sus derechos fue que consiguieron ser ciudadanos con el derecho al voto de quien los regía y dejaron de ser súbditos para convertirse en verdaderos ciudadanos de su patria.
La gran objeción a votar por la estadidad es que no la van a conceder y es una pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo. Preguntémonos si esa actitud, de no pedir porque no me la van a dar, era lo que pensaban las mujeres, afroamericanos y los súbditos de reyes.
Los súbditos reclamaron el derecho a escoger quiénes le gobiernan, eso se llama democracia. Reclamaron sus derechos aun cuando les repitieron miles de veces que no le iban a dar el derecho al voto. Los derechos democráticos se tienen que exigir, de otra forma simplemente seremos súbditos de personas que nos gobiernan.
No dejes que te digan que no puedes exigir dejar de ser un súbdito, reclama ser cuidadano con derecho al voto. Si las mujeres, afroamericanas y súbditos de reyes ignoraron el argumento de “no pidas que no te lo van a dar” e insistieron en pedir su derecho al voto, los puertorriqueños no podemos aceptar ese argumento en contra de solicitar ser ciudadanos con el derecho al voto presidencial y a tener voz y voto en el Congreso del país que nos impone sus leyes y sistema económico.
Ciudadano es el que tiene el derecho al voto. Si aceptamos el argumento de no reclamar nuestro derecho al voto, porque no nos lo van a dar, nos quedaremos como súbditos.
¿Súbdito o ciudadano? Tú escoges. Carlos Añeses Aguadilla