Con un gobierno costoso es imposible recuperarse
La recuperación económica en Puerto Rico comenzará cuando se reduzca el costo de operar el gobierno. De esa manera se liberan recursos necesarios para invertir en actividades productivas conducentes al desarrollo económico.
Durante los pasados 50 años administraciones de todas las ideologías, paulatinamente, han montado un andamiaje gubernamental de enormes proporciones. Tenemos un gobierno muy caro, ineficiente, sin tecnología y muy difícil de operar. La redundancia de instalaciones y programas son un lastre que nos evita salir adelante. En San Juan tenemos cuatro salas de concierto, tres coliseos y un centro de convenciones todos con poco uso. Los municipios también tienen instalaciones de poco uso. Muchos de los programas y subsidios fueron diseñados para atraer votos sin llevarse a cabo proyecciones a largo plazo del costo al erario.
Mientras teníamos las 936 nos podíamos dar el lujo de tener alguna ineficiencia. Con la partida de las 936 se perdió la disciplina fiscal, pues se aumentó el gobierno para subsanar la pérdida de empleos en la manufactura. Los frecuentes cambios de administraciones durante las últimas cinco elecciones han sido fatales. Ello ha ocasionado constantes cambios en las prioridades y programas. Los cambios también han ocasionado un enorme deterioro operacional y financiero en nuestras corporaciones públicas. El partidismo político y el mantengo gubernamental se han recrudecido elevándose a proporciones tóxicas.
A sabiendas de que no existía ningún partido ni gobernante capaz de traer disciplina y control en las finanzas de Puerto Rico, se creó la Junta de Control Fiscal federal. Todas las juntas similares que se han establecido en diferentes ciudades en los Estados Unidos han sido exitosas. Debido a que están bastante inmunes a las presiones políticas, pueden tomar acciones que beneficien el bien común. Al igual que en otras jurisdicciones, los políticos han sido fuertes opositores a las Juntas. Es una pena que el pasado proceso presupuestario culminó de forma conflictiva entre la Junta y la administración. Mientras la Junta aboga por una fuerte medicina fiscal, nuestros gobernantes siguen insistiendo por una medicina política.
José E. Pérez San Juan