Oronoz pide sensibilidad
Los jueces y juezas deben ser sensibles en casos que involucren menores y usar métodos alternos
Al insistir en la necesidad de que la Judicatura actúe con sensibilidad en todos los casos que involucren menores, la jueza presidenta del Tribunal Supremo,
Maite Oronoz Rodríguez, exhortó ayer a los togados a ejercer discreción y emplear las herramientas disponibles para atender esos procesos fuera de los tribunales cuando sea posible.
Oronoz Rodríguez y el director administrativo de los Tribunales,
Sigfrido Steidel, recalcaron que la “Ley de Menores” de 1986 provee para que se adopten métodos alternos de resolución de conflictos u otras vías extrajudiciales patiene ra atender aquellos casos en los que a un menor se le imputa cometer alguna falta.
“No debe haber ningún juez o jueza que atienda un asunto de menores que no sea sensible a las particularidades que representan esos casos. Es un drama, y el juez es -y la jueza- parte activa de ese drama”, argumentó en entrevista con El Nuevo Día la jueza presidenta del máximo foro judicial del País.
“Hay que hacer cambios, y en todo el componente estamos de acuerdo en que hay una mejor manera de atender estos casos y en la disposición de trabajar juntos para así hacerlo”, añadió.
Ante los casos sobre niños sometidos a procesos judiciales, que han sido reseñados por este medio, Steidel encabezó hace unas semanas una reunión en la que también participaron funcionarios de la Policía, el Departamento de Educación y de la Secretaría Auxiliar de Asuntos de Menores y Familia del Departamento de Justicia. En ese encuentro, se discutieron las vías alternas disponibles para resolver estos casos.
“Vimos que era importante destacar la existencia de mecanismos alternos, tanto en foros administrativos, como en el Departamento de Educación y en la Rama Judicial, que estaban disponibles para que componentes del sistema de justicia, no necesariamente los jueces, sino todas las partes que intervienen en escenarios con menores, se pudieran acoplar en situaciones que lo requieran”, indicó Steidel. Anticipó que tienen la intención de reunirse nuevamente para dar seguimiento al tema.
El jefe de la Oficina de Administración de los Tribunales recalcó que, además de los mecanismos alternos, cualquier esfuerzo para atender esta problemática que ir atado a iniciativas que promuevan mayor capacitación de los togados.
Precisó que, de esa tarea, se encarga la Academia Judicial Puertorriqueña, así como los jueces administradores y jueces coordinadores de salas en las distintas regiones. “Es algo que se monitorea continuamente”, adujo.
Oronoz Rodríguez y Steidel evitaron comentar concretamente si hace falta enmendar la “Ley de Menores” de 1986, asunto que se debate en la actualidad en la Asamblea Legislativa a través de dos proyectos con perspectivas diferentes sobre el rumbo que debe tomar el sistema de justicia juvenil.
Al concluir la sesión ordinaria a finales del mes pasado, el Senado y la Cámara de Representantes no pudieron llegar a entendidos respecto a qué proyecto de ley prevalecería entre dos propuestas presentadas en cada uno de los cuerpos legislativos.
Por un lado, el senador independiente José Vargas Vidot presentó, junto a otros legisladores de mayoría y minoría, el Proyecto del Senado 489 que, entre otras cosas, establece los 13 años como la edad mínima en la que un menor podría ser procesado en un tribunal. Mientras, el presidente cameral,
Carlos “Johnny” Méndez, sometió el Proyecto de la Cámara 1036, que crearía la “Ley de Justicia Juvenil”, y derogaría la vigente. Esa pieza no establece una edad mínima, y desarrolla un sistema análogo al Código Penal al establecer diversas categorías para clasificar los delitos y reforzar las sanciones, según su nivel de gravedad.
La jueza presidenta del Tribunal Supremo argumentó que la ley vigente, cuando se aprobó hace más de tres décadas, sentó la pauta en otras jurisdicciones que adoptaron en aquel momento estatutos para atender estos casos.
“Obviamente, hay unos linderos que se tienen que seguir. Pero es un tema que es importante, que se tiene que seguir discutiendo públicamente; primero porque tenemos que concienciar de lo que ocurre, de cuál es el proceso y, si fallamos, que, en efecto, fallamos todos los componentes, pues tenemos que corregirlo”, puntualizó.