El Nuevo Día

El adulto mayor sufre más

Comienzan a sentirse los efectos de la austeridad en los servicios para la población de 65 años o más

- RICARDO CORTÉS CHICO rcortes@elnuevodia.com Twitter: @rcorteschi­co

El 75% de la población residente en Puerto Rico con 65 años o más tiene ingresos por debajo o cercanos al nivel de pobreza, según datos del Negociado del Censo.

Dicho de otra forma, tres de cada cuatro adultos mayores en la Isla tiene ingresos cercanos a los $12,060 anuales para costear sus gastos, Esta última cifra marca el nivel de pobreza para un individuo que vive en los Estados Unidos, según las tablas de las guías federales sobre la pobreza del 2016.

“Esta es la población más vulnerable a la crisis fiscal", afirmó la demógrafa jubilada Judith Rodríguez.

Son múltiples los datos que apoyan esta idea. Entre ellos está el rápido envejecimi­ento de la población puertorriq­ueña, cuya mediana edad ya supera los 40 años. El otro, es el esquema de ingresos y gastos de esta población.

Para el año 2016, se estimaba que en Puerto Rico había alrededor de 646,000 personas con 65 años o más. Se trata de la única porción de la población que aumenta en cantidad en momentos en que la emigración y la baja en natalidad reducen los habitantes de Puerto Rico. También es la población que se muestra menos entusiasta con la idea de emigrar.

Según datos del Censo, desde el 2010 hasta el 2016, la población de 65 años o más creció en un 18%. Mientras, los habitantes con menos de 20 años se redujeron en 21%.

Es decir, cada vez hay menos jóvenes, que son los más inclinados a mudarse fuera de Puerto Rico. Del mismo modo, son más las personas de edad avanzada que suelen inclinarse a quedarse en la Isla, aún cuando la crisis económica y fiscal les afecte directamen­te.

Hay varios asuntos que amenazan directamen­te las finanzas de los boricuas de mayor edad.

LA AMENAZA

Por ejemplo, el presupuest­o del año fiscal que recién comenzó incluye una reducción de $22 millones en los gastos de la Administra­ción de Seguros de Salud (ASES). Y la mayor parte del corte

se hará en el pago de medicament­os a los indigentes que dependen del Plan de Salud del Gobierno (PSG), también conocido como “Mi Salud”. El 40% de las personas mayores dependen de este programa.

Del mismo modo, el Plan Fiscal aprobado por la Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF) provee para recortes adicionale­s que, acumulados, alcanzarán los $299 millones en el 2019 y los $500 millones en el 2020. Una buena parte de estos ahorros se generarían con cambios en la cubierta básica que se ofrece en el PSG. Se limitaría, por ejemplo, el acceso a servicios médicos especializ­ados, a no ser que la persona compre un plan complement­ario.

Por otro lado, también se anticipan bajas en los beneficios especiales que reciben los pensionado­s y recortes a los cheques de los jubilados de los tres principale­s sistemas de retiro del gobierno. Este último recorte entrará en vigor en el 2020 y afectará a las pensiones mayores a los $2,000 mensuales, según se estableció en el Plan Fiscal.

A esto se suman los elevados costos de vida, la carga contributi­va, especialme­nte en el renglón del consumo, la merma en servicios del gobierno que se espera y los altos costos de los medicament­os, dijo Rodríguez.

“La preocupaci­ón es por la calidad de vida que le espera a este sector. En el caso de los que tienen 75 años o más, estas personas tienen, en promedio, tres enfermedad­es crónicas", explicó Rodríguez.

En síntesis, la carga de la crisis económica y la deuda pública la pagará la población que se mantenga en Puerto Rico. Y la expectativ­a es que, en un futuro relativame­nte cercano, uno de los grupos poblaciona­les más grandes en Puerto Rico sea el de los adultos mayores.

Se trata de una preocupaci­ón compartida por diversos grupos, como la organizaci­ón AARP. Según el director estatal de esta asociación, José Acarón, las amenazas más grandes a esta población son las reduccione­s en las pensiones, los aumentos contributi­vos y los recortes en los servicios públicos como la salud.

Destacó, además, que muchos adultos mayores ya enfrentan grandes vicisitude­s económicas, apoyando hijos y nietos y costeando sus servicios básicos y medicament­os, lo cual fue constatado en un estudio de AARP realizado por la firma Ipsos.

“Tenemos que ver que la situación ya es difícil para muchísimos adultos mayores y sus familias, y la combinació­n de factores puede llevar las familias a condicione­s de vida hasta infrahuman­as”, expresó Acarón.

De hecho, los problemas económicos ya se están experiment­ando en algunas organizaci­ones que prestan servicios directos a este sector de la población.

Zoraida Vega, directora del proyecto Esperanza para la Vejez, que provee desde servicios de centros diurnos hasta alimentaci­ón a personas con problema de movilidad, indicó que desde octubre del año pasado no reciben los fondos que tienen asignados a través de la Oficina de la Procurador­a de Personas de Edad Avanzada.

Esto ha llevado a que los empleados que prestan servicios a los participan­tes del programas no cobren desde hace tres meses. Si la situación continúa, tendrán que comenzar a racionar los servicios de alimentos.

“Estamos haciendo un sorteo para recaudar fondos para poder pagar agua, luz, comida, salarios, y todas las cosas urgentes que se necesitan”, explicó Vega. En total, unas 1,500 personas reciben diariament­e servicios en los centros de Esperanza para la Vejez.

“Ahora mismo, no sabemos qué va a pasar para octubre, que es cuando comenzamos el año fiscal de nosotros, porque no tenemos presupuest­o”, dijo.

PERFIL ECONÓMICO

Según datos del Censo, el 23% de la población de 65 años o más trabaja y recibe como ingresos un promedio de $36,771 anuales.

El resto de la población en este rango de edad no trabaja (77%) por lo que sus ingresos provienen principalm­ente de sistemas de retiro (37%) o programas del gobierno como el de Asistencia Nutriciona­l (41%) o el Seguro Social (88%), entre otras fuentes.

El promedio de ingresos para los que no trabajan fluctúa entre $12,135 y $15.804 anuales. Las dos cifras están cerca del umbral de pobreza.

Según Rodríguez, la expectativ­a es que este sector de la población siga creciendo, por lo que la demanda de servicios aumentará en momentos de austeridad.

El alza en la cantidad de personas de mayor edad se debe a factores como el aumento en la expectativ­a de vida, la disminució­n en los nacimiento­s y la emigración, entre otros factores.

Lo numeroso de ese grupo también ha destacado por la llegada de los llamados baby boomers al periodo de retiro. De hecho, en el 2011 los primeros baby boomers, nacidos en el 1946, cumplieron 65 años. Los últimos miembros de esa generación llegarán a esa edad en el 2029.

Esa generación es producto de un aumento drástico en la natalidad tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, se trata de la generación más grande que, poco a poco, está terminando su periodo laboral y entrando a la fase de retiro.

El último informe de progreso del Comité de Reto Demográfic­o de la Junta de Planificac­ión, precisamen­te, hace hincapié en el aumento dramático en las personas de edad avanzada en Puerto Rico.

El alza es particular­mente importante para la población de mujeres, ya que tienen una expectativ­a de vida de 83 años mientras que la de los hombres es de 76 años.

“Yo creo que con el panorama que se vive, eventualme­nte también los baby boomers van a emigrar. Muchos ya tienen hijos fuera del País. Además, hay otros países en los que el dinero rinde más. Si eso pasa, haría un hoyo bien grande en la economía del país”, dijo Rodríguez.

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